La Guardia Civil ha detenido al propietario de la empresa de aventura responsable de la actividad que realizaba la menor fallecida en el río Cares en el mes de julio. Al acusado, cuyo nombre se corresponde a las siglas J.M.D.C., de 48 años y vecino de Cantabria, se le imputa un delito de homicidio por imprudencia. El caso lo lleva el Juzgado de Instrucción de Llanes.
Después de más de tres meses de investigaciones, el pasado día 7 de octubre, efectivos de la Comandancia de la Guardia Civil de Gijón procedieron a la detención del responsable de la empresa, informa Lavozdeasturias.es.
Los hechos ocurrieron el día 3 de julio, en el transcurso de la práctica de una actividad deportiva de descenso en canoa por el río Cares que llevaban a cabo un grupo de menores que se hallaban de campamento de verano en Valdádiga (Cantabria). El mismo, se había iniciado en torno a las 16.00 horas participando un total de 20 adolescentes y 3 monitores.
Unas dos horas después de iniciarse, la canoa de dos plazas en la que viajaban la joven fallecida junto a otra componente del grupo, volcó al llegar a una zona de rocas y rápidos existentes un kilómetro después de la localidad de Mildón (Peñamellera Alta), pudiendo salir a la superficie solo una de ellas, quedando la otra atrapada bajo el agua.
Las labores de rescate las llevó a cabo la Guardia Civil y en ellas participaron efectivos tanto de Seguridad Ciudadana como del Greim de Cangas de Onís y del Grupo Especial de Actividad Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, así como bomberos del oriente de Asturias.
Las investigaciones llevadas a cabo sobre estos hechos “han puesto en evidencia una serie de situaciones irregulares en torno al suceso”, según ha informado el Instituto Armado en una nota de prensa este domingo.
Sabiendo que las actividades de turismo activo como el descenso en canoa “llevan inherente un factor de riesgo”, la Guardia Civil entiende que cada empresa encargada de su planificación debe disponer de las medidas de seguridad adecuadas a cada una.
Así, la Guardia Civil explica que el río Cares, en alguna de su zonas y concretamente en el rápido donde se produjo el accidente, está considerado como un río de aguas bravas, para lo cual se debe tener autorización para la actividad de Canoa-Raft (piragüismo en aguas rápidas), autorización que la empresa encargada de la actividad contratada por el grupo «no tenía a pesar de publicitarse en su página web lo contrario».
Por otra parte, para llevar a cabo la función de monitor de estas actividades, es necesario estar en posesión de una formación específica para su desarrollo, en materia de primeros auxilios, seguridad, protocolos de prevención de accidentes y evacuación, «hecho que tampoco se producía».
Se daba además la circunstancia de no cumplir con el ratio de guías ni monitores cualificados por cliente que se estima conveniente para la actividad, lo que según la Guardia Civil “pudo ser clave en la demora de búsqueda de la niña tras caerse al río” tras un vuelco de varias canoas en el mismo punto y no llevar a cabo un recuento inmediato de los menores.
En el transcurso de las investigaciones, se pudo también determinar que la empresa “carecía de medios alternativos de comunicación como emisoras y vehículos de apoyo, lo que demoró en más de una hora la comunicación con los servicios de asistencia” debido a la escasa cobertura telefónica existente en la mayoría del recorrido efectuado.