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Opinión - Contra la política del odio. Por Esther Palomera
Crónica

Sánchez impulsa una cruzada por la regeneración que incluye una reforma del Poder Judicial que no será inmediata

Sáchez, durante la comparecencia en la que este lunes anunció su decisión

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Pedro Sánchez no se va. Se queda. Y no como Cristina Cifuentes. En su caso es tal cual. Sigue en el cargo. Que el insólito movimiento de los últimos cinco días lo debilite o fortalezca está aún por ver. Pero se mantiene en la Presidencia del Gobierno, para sorpresa de propios y extraños. Es el enésimo giro de guion de un líder que, para unos agranda desde este lunes su leyenda del ave Fénix y para otros, ha escrito ya el epílogo de su final. Más despacio, que esta historia trae además de un estrambótico CIS de José Félix Tezanos que dispara al PSOE en intención de voto, una cruzada para la regeneración democrática con reforma integral del Poder Judicial incluida. No será ahora ni de forma inmediata porque el ministro de Justicia, Félix Bolaños, cuyo objetivo siempre fue pacificar la Justicia, no quiere levantar suspicacias en la magistratura ni tampoco leyes con nombres propios, pero sí trabaja ya en un Plan B por si el PP no se aviene al acuerdo para la renovación del CGPJ.

Recordemos: un paréntesis para la reflexión, un país en vilo, un gobierno en el alambre y un PSOE al borde del abismo y atemorizado ante la ausencia de una hoja de ruta ante un hipotético y precipitado relevo…. Todo en cinco días y tras una de las decisiones más extrañas que ha dado la política institucional. ¿Todo por una denuncia malparida? ¿Por un colapso emocional? ¿Por una crisis conyugal? A saber. El caso es que cuando el pesimismo se había impuesto en el Gobierno y en Ferraz ya nadie daba un euro por su continuidad, Sánchez volvía a hacer de Sánchez  para anunciar que no dimite y que seguirá si cabe con más fuerza al frente del Ejecutivo. Así, sin más explicación, salvo que el respaldo recibido en los últimos días le había insuflado ánimo y empujado a cambiar de opinión.

Lo anunció en una comparecencia pública de apenas seis minutos. Sin preguntas de los periodistas. Y sin intención de someterse ni a una moción de confianza –como habían apuntado los cientos de pedrólogos sobrevenidos– ni un plan de acción detallado con el que afrontar su comprometida regeneración democrática. Porque todo ello –recuerden que fue consecuencia de una crisis personal por el acoso contra su entorno familiar- se traduce ahora en una decidida apuesta para acabar con los discursos del odio, los bulos y las insidias, además de reconquistar la dignidad de la política. Es más, la decisión de quedarse no es un punto y seguido, sino un punto y aparte para un presidente, que anuncia que “trabajará sin descanso con firmeza y con serenidad por la regeneración pendiente de nuestra democracia y por el avance y la consolidación de derechos y libertades”. 

El objetivo, asegura su equipo, es abrir un debate público y sereno para que “la democracia española no se convierta en la democracia estadounidense” y en el que la sociedad en general y el PP en particular se sientan concernidos.

¿Era necesaria la tensión sometida al país?

¿Cuáles son las medidas? Nada dijo al respecto, ni en la comparecencia sin preguntas de la mañana ni la entrevista a última hora en TVE, lo que sorprende después de sostener que su mujer y él mismo “son conscientes de que esta campaña de descrédito no parará” y es “grave, pero no es lo más relevante”. “Podemos con ella”, afirmó al anunciar su intención de continuar.

Si no es relevante y pueden con ella, ¿era necesaria la tensión a la que se ha sometido al país? Sí, como llamada de atención colectiva, afirman en Moncloa, donde admiten que no han sido solo las muestras de empatía y de solidaridad lo que le han hecho cambiar de opinión, sino una mezcla de ello y de la toma de conciencia sobre el impacto que una dimisión hubiera tenido en el Gobierno y en el PSOE. 

Sólo Montero, Bolaños, Cerdán y López

Sánchez afirmó en la entrevista en TVE que tomó la decisión el sábado tras el comité federal y las manifestaciones pero no la comunicó a su equipo hasta las 10 de la mañana del lunes en una reunión a la que les convocó la noche anterior sin anticiparles nada y en la que estuvieron sólo María Jesús Montero, Félix Bolaños, Santos Cerdán y su jefe de gabinete, Óscar López. Los mismos a los que curiosamente convocó la madrugada del 29M, después de la debacle de las elecciones autonómicas de 2023, para anunciarles que al día siguiente disolvería las Cortes y adelantaría las generales. En el cónclave fue directamente al grano y les espetó un “me quedo” que los presentes recibieron todos con “muestras de alivio y alegría”, según el testimonio de uno de los presentes.

Después les desbrozó su idea de emprender una contraofensiva por “la dignidad y el sentido común” que ponga freno a la política “de la vergüenza que llevamos demasiado tiempo sufriendo”, tal y como dijo en su discurso. Porque esto no va, añadió Sánchez, de un dirigente particular, sino de “decidir qué tipo de sociedad” queremos. Se cumple así el deseo de quienes desde su sanedrín monclovita daban por bueno el paréntesis si con él se abría una reflexión colectiva sobre la toxicidad en la esfera pública y los límites de la refriega partidista. Cuestión distinta es que el alcance de lo que se proponen traspase los límites del complejo de La Moncloa y sea compartido más allá de una parte de la izquierda política y sociológica.

Las primeras señales no indican disposición a un análisis colectivo, sino más bien a que los ataques contra Sánchez y su esposa serán ahora incluso más furibundos. El pseudosindicato Manos Limpias ya amenaza con nuevas entregas ante los tribunales de Justicia, Vox intenta personarse en la causa abierta sobre Begoña Gómez mientras en el PP no descartan después de todo esto llamar a Sánchez y también a su esposa a la comisión creada en el Senado a modo de causa general contra la presunta corrupción de todo el Gobierno.

Feijóo amenaza con sacar al PP a la calle

Si el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, calificaba de “sobreactuación absolutamente desproporcionada” el periodo de reflexión del presidente, Alberto Núñez Feijóo ya habló del “epílogo” de un Sánchez “que ha hecho el ridículo” y que ha usado a Felipe VI “como actor secundario”. Lejos de rebajar la tensión, el líder de la oposición considera que el discurso de Sánchez “es el más peligroso de los que ha pronunciado  porque no quiere oposición, ni justicia, ni medios de comunicación” y advierte que si quiere “emular a regímenes que no creen en la libertad” se encontrará “con la movilización que buscaba, pero no en los términos que esperaba”

Sánchez es consciente, aseguran desde su equipo, de que la presión y el acoso sobre su entorno familiar “no cejará y está determinado para lo que pueda venir en los próximos días”, pero también para liderar la necesaria regeneración, “que debe ser una causa de país”. Pero en su comparecencia Sánchez nada dijo sobre cómo se da respuesta a esa causa ni cuáles serán las medidas y acciones a implementar. Su socia de coalición y vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, advirtió tras escuchar su comparecencia que “el cambio de rumbo” y “el punto y aparte” al que se había referido el presidente debía llenarse de “contenido, iniciativa y políticas públicas nuevas”

elDiario.es ha podido saber, de fuentes gubernamentales, que la primera iniciativa que está ya sobre la mesa es una reforma integral de la ley orgánica del Poder Judicial para acabar con el inaceptable bloqueo del CGPJ que el PP mantiene, en flagrante incumplimiento de un mandato de la Constitución, desde hace cinco años y medio. No será ni ahora ni en este trimestre, pero el ministro de Justicia trabaja en ese plan B a poner en marcha si los de Feijóo persisten en el bloqueo. La medida no fue citada por Sánchez en la comparecencia de la mañana y apenas mereció un par de frases suelta en la entrevista de TVE. “Creo en la separación de poderes y en la justicia. Este secuestro del Partido Popular lo que hace es lastrar la credibilidad del Poder Judicial. Si ese bloqueo continúa, intentaré buscar a través del Parlamento una solución”. “Mi responsabilidad como presidente es buscar de la mano del Parlamento una solución. Exploremos esas soluciones, exploremos cualquier otra”, dijo en la entrevista, sin dar más pistas.

Tezanos allana el camino

El sorpresivo CIS que este lunes hizo público Tezanos, que dispara la intención de voto del PSOE en seis puntos y sostiene que ganaría las elecciones con nueve de ventaja, explora además el camino para esta reforma al preguntar en la encuesta la opinión de los ciudadanos sobre la  politización de la Justicia, la  necesidad de implementar medidas y la dureza de la política. Así el 52,8% de los encuestados defiende que “la vida política se está convirtiendo en algo muy duro e insoportable” frente a un 32,5% que sostiene que si bien dicha afirmación puede ser cierta “para algunos aspectos, en otros no es para tanto”. Donde hay una abrumadora mayoría (90%) es en el rechazo ciudadano al empleo de mentiras, insultos y ataques personales en el debate político y a que existan límites que no debieran traspasarse. 

La lucha contra la desinformación y la difusión de bulos es otro de los retos que el Ejecutivo se ha propuesto afrontar en esta nueva etapa con iniciativas legislativas y una “revisión de la legislación que protege la intimidad y el honor”, según confirman fuentes socialistas, que defienden la implicación de las asociaciones profesionales en esta necesaria reflexión colectiva.

Debates aparte, la gran incógnita que se abre tras estos cinco días es si Sánchez se quedará ya por una decisión que este lunes sólo entendían y justificaban los socialistas. La gestión de la crisis emocional del presidente ha recibido críticas de sus aliados parlamentarios, sorprendido a buena parte de la Europa comunitaria y cortocircuitado la campaña catalana.

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