La Caleta de Famara, un paraíso natural amenazado: ''El modelo turístico ignora los valores del entorno''

Pellets y microplásticos en la playa de Famara, Lanzarote

Natalia G. Vargas

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La Caleta de Famara se ha convertido en un atractivo turístico para quienes viajan a Lanzarote. Más allá de los centros de visitantes repartidos por toda la isla, los extranjeros se sienten atraídos por los valores naturales de este pueblo pesquero. Sus seis kilómetros de playa y las calles de arena atraen a miles de personas cada semana. Mientras tanto, entre la población local surgen las dudas sobre el impacto ambiental de la presión humana que atraviesa este enclave de poco más de 1.000 habitantes. 

“Este pueblo está ubicado dentro de un Parque Natural, pertenece a una isla Reserva de la Biosfera y limita con la reserva marina más grande de Europa”, cuenta el biólogo marino Yaiza Sistiaga Mintegui. El científico vive desde los tres años en la Caleta de Famara y observa cómo los residentes de su pueblo y del resto de la isla sufren “los efectos secundarios” del turismo de masas: cortes de agua, aumento de coches, un vertedero saturado y vertidos al mar de aguas residuales sin tratar.

El biólogo, que cuenta con un máster en sistema ambiental y otro de gestión sostenible de los recursos pesqueros, subraya la importancia de no legislar de espaldas a los valores naturales de la Caleta. “El macizo de Famara es uno de los puntos de Canarias y de Europa con mayor número de especies endémicas por metro cuadrado”, indica. Este núcleo del norte de Lanzarote concentra en un pequeño espacio diferentes figuras de protección, entre ellas varias Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA).

Hace unos años, un corredor de arenas impulsadas por los vientos alisios atravesaba la isla de norte a sur. El resultado de este sistema es la zona de El Jable que rodea al pueblo y  las dunas que bordean la playa de Famara. En ellas habitan varios ejemplares de balancones, una especie de flora vulnerable y protegida, clave para la conservación de los sistemas dunares. Sin embargo, esta área catalogada como zona de “sensibilidad ecológica” se ha visto diezmada por la actividad humana. 

Cada día, pueden observarse decenas de coches estacionados sobre los balancones y sobre la arena. Para evitar el deterioro del litoral, el Ministerio de Transición Ecológica ha instalado unos paneles en los que se prohíbe aparcar sobre el jable, circular, acampar y verter residuos. “Las dunas son sistemas que se van desplazando. Esas corrientes de arena ya no son tan potentes. Antes había unas dunas enormes y ya han desaparecido porque ha cambiado la dinámica del viento. Una de las consecuencias es que la hubara tiene menos zonas donde nidificar”, explica el biólogo. “La presión humana puede influir, porque cada dos semanas se limpia la arena que llega a la carretera y se mueve a ambos lados de la vía, cambiando la dinámica de las dunas”, añade.

La hubara canaria 

En la zona de jable habita la hubara, una subespecie endémica de Canarias al borde de la extinción. Son varias las investigaciones que han alertado del riesgo de desaparición de este ave como consecuencia de la presión humana. En febrero, un estudio del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) concluyó que los tendidos eléctricos, los atropellos en carretera, los vallados de alambre y los gatos asilvestrados aceleran el declive demográfico de la hubara canaria. “En las áreas de cría de la hubara sería necesario regular el tránsito de turistas, que ha aumentado exponencialmente en las últimas décadas”, indicaron los autores de este análisis. 

En este punto coincide Sistiaga: “Muchas empresas que alquilan buggies pasan por el jable. Estos coches circulan por encima de los nidos y también transmiten mucho ruido que afecta a la hubara”. Otra especie protegida que puede encontrarse en la Caleta es la pardela. “Nidifican en el centro de la zona de jable”, apunta el biólogo. Una de las grandes amenazas para esta especie es la contaminación lumínica, que afecta especialmente a las crías. 

Para el científico, la presencia de la pardela debe tenerse en cuenta por el gobierno local para tomar cualquier decisión. “Si se van a instalar unas farolas, hay que pensar cómo afectarán a las aves y al resto de animales. Todas las actividades que se realizan dentro de este Parque Natural deben tener en cuenta qué se puede y no se puede hacer”, plantea. 

Otro de los grandes enemigos de este Parque Natural son los microplásticos. El temporal provocado por la DANA que ha atravesado Canarias la última semana dejó la playa invadida por estos residuos arrastrados por el océano. Entre ellos es habitual localizar pellets. El grupo EOMAR del instituto ECOAQUA de la Universidad de Las Palmas de Gran CAnaria (ULPGC) concluyó en un estudio realizado en 2015 que el 40% de los residuos analizados en la playa de Famara estaba formado por pellets, materia prima para la fabricación de objetos de plástico de color blanco o transparente. 

Conservar la esencia

La población de la Caleta de Famara se ha movilizado en los últimos meses contra la presión turística. El detonante fue la sustitución de unos aparcamientos en línea situados a la entrada del pueblo por estacionamientos en batería. “Las calles amanecieron convertidas en un parking”, señalaron algunos residentes a esta redacción. 

“Antes alzabas la vista y veías a las personas que trabajaban en las escuelas de surf”, contaba Cata, una vecina. Algunos residentes subrayan que el tráfico es solo un ejemplo de la transformación que está viviendo el pueblo. “Encima de mi casa vive gente diferente cada semana y así es difícil vivir en comunidad. Algunos de los vecinos de siempre se han tenido que ir porque no pueden hacer frente al alquiler”, apuntaba Kadiva, otra vecina. 

Por su parte, Yaiza Sistiaga apunta que el modelo de desarrollo turístico que se sigue en Famara ignora los valores naturales. “El modelo es distinto al de Puerto del Carmen - uno de los núcleos turísticos más importantes de Lanzarote - porque no hay hoteles, pero sí hay mucha vivienda vacacional. Habría que hacer un estudio de capacidad de carga de este Parque Natural y ofrecer un turismo de calidad a las personas que vienen”, concluye.

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