Un graduado en la Universidad de León realiza un estudio sobre los usos tradicionales de las plantas de Sabero

Daniel Escapa, creador del proyecto ‘Las plantas olvidadas’.

Quería ayudar a su pueblo de alguna manera y contribuir a la economía de la zona, un reto que ha conseguido a través del proyecto 'Las plantas olvidadas' con el que pretende recoger el saber ancestral sobre los recursos naturales del Valle de Sabero, buscar las posibilidades para su aprovechamiento y concienciar sobre la necesidad de un uso racional y sostenible. Daniel Escapa García, graduado en Ciencias Ambientales por la Universidad de León, disfruta este verano de una Beca RALBAR para elaborar un estudio etnobotánico de la zona con el respaldo del Museo de la Minería y la Siderurgia de Sabero.

La propuesta que presentó a RALBAR, programa impulsado por la Universidad de León y Fundación Banco Sabadell, por la que fue seleccionado junto a otros once estudiantes de entre 24 proyectos presentados, ya ha conseguido, según detalla Daniel Escapa, “que la población tome conciencia con el tema de la etnobotánica y se impliqueen su desarrollo y hemos logrado una pequeña dinamización cultural además de la recopilación de datos científicos de interés”.

Entre las múltiples actividades organizadasa lo largo de estos dos meses destacan un coloquio sobre 'las plantas y el ser humano, importancia y uso a lo largo de la historia', un paseo interpretativo por las rutas de las minas en clave etnobotánica; los talleres infantiles 'las plantas aromáticas, ambientadores naturales' y 'mi primer herbario', en colaboración con la Universidad de León; y un coloquio sobre los usos y curiosidades de las plantas tóxicas y venenosas.

“Lo que pretendo es recordar a los habitantes del municipio en qué consiste la etnobotánica”, afirma Escapa, que no olvida la “sabiduría popular, el boca a boca” que ha pasado de generación en generación. “Quiero poner en valor un legado secular que vamás allá de lo puramente científico y metodológico”, explica este joven que continuará su formación con un Máster en Formación del Profesorado de Educación Secundaria y Bachillerato.

Usos medicinales, veterinarios, gastronómicos, ornamentales, materias primas para la construcción de utensilios, usos rituales... Las plantas silvestres “son tan antiguas como el mundo, han convivido siempre con la humanidad y sería imperdonable perder y no reconocer toda la sabiduría que, en esta materia, nos han legado las generaciones precedentes”, argumenta Daniel Escapa que además destaca el alto nivel de implicacióny participación de las gentes de la zona en las actividades programadas.

“A lo largo del proyecto me he dado cuenta del interés que este tema ha ido generando en la gente, ya sea del mismo municipio o de otros lugares. Ha resultado un muy buen reclamo turístico, que repercutirá favorablemente en la economía de la zona”, detalla al tiempo que subraya el interés mostrado por la población de mayor edad “que es a quienes se realizan las entrevistas, estas personas agradecen mucho que un joven del pueblo se preocupe por escucharlos y recoger toda la información que tienen que ofrecer”.

Daniel Escapa confirma que la experiencia de la beca RALBAR está siendo muy positiva, sobre todo porque “resulta extremadamente reconfortante ver cómo se pueden emprender proyectos que tienen una repercusión tan buena en la zona, y si además esen el pueblo en el que has crecido y con la gente que conoces de toda la vida la experiencia ya no tiene precio”.

La iniciativa 'Las plantas olvidadas' es una primera aproximación al aprovechamiento racional y sostenible de los recursos naturales del valle. Una compilación de datos que conlleva buenas prácticas ambientales, pero “también abrir la puerta a un futuro aprovechamiento económico, turístico o académico” en una comarca, recuerda, “que sufrió muy duramente el cierre de la minería y que se ha reinventado” gracias al Museo de la Minería y la Siderurgia y, sobre todo, por el desarrollo y el turismo activo y sostenible.

En los planes de Daniel Escapa está completar un inventario y herbario de las plantas silvestres del valle de Sabero, y recuperar, mediante entrevistas, los conocimientos de las personas de la comarca sobre plantas silvestres. “Se trata de situar la etnobotánica en las políticas medioambientales que se han venido desarrollando en el valle durante las últimas décadas, de dinamizar la economía local, fuertemente castigada por la despoblación y sobre todo reconocer a todas aquellas personas que fueron pioneras envalorar y respetar su entorno”, concluye.

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