El Edificio Darwin de la ULE acoge este miércoles un taller práctico sobre la vida vegetal en una gota de agua

Edificio Darwin de la Universidad de León.

El Laboratorio de Diatomología de la Universidad de León (ULE) celebrará este miércoles 18 de mayo el Día Internacional de la Fascinación por las Plantas con un taller público de ciencia ciudadana en el que mostrar a los visitantes la compleja vida vegetal que se esconde dentro de una gota de agua. Para ello, instalarán el equipo de microscopía en el Aula 4 del Edificio Darwin para todo el público interesado que se acerque de 10.00 a 19.00 horas. Profesores de este laboratorio ofrecerán una sesión pública de observación con muestras propias, y también analizarán las muestras de agua que lleven interesados y aficionados (procedentes de estanques, charcas, acuarios, etc.) para así descubrir la enorme biodiversidad de microalgas que se esconde en cada gota de agua.

Las microalgas cumplen –según explican desde el Laboratorio de Diatomología- un papel fundamental en el mantenimiento de la vida sobre la Tierra, “ya que son las principales productoras del oxígeno que respiramos”. Cuando alguien oye el término “alga” rápidamente le viene a la cabeza la imagen de esos curiosos “vegetales” que viven sumergidos en las playas y costas. En realidad, el término “alga” incluye una rica variedad de formas de vida que van desde organismos de decenas de metros de longitud hasta diminutos seres microscópicos constituidos por una única célula, como los que encontramos formando parte del plancton. Aunque las algas son preeminentemente acuáticas—tanto marinas como de agua dulce—no es raro encontrarlas en medios terrestres más o menos húmedos, como musgos, cortezas de árboles, suelos encharcados, entre otros.

“No se sabe a ciencia cierta cuántas hay, pero con seguridad rebasan el millón las especies de algas que habitan el planeta, y constantemente se están descubriendo formas nuevas”. Especialmente diversificadas se hallan las diatomeas, un grupo de algas microscópicas caracterizadas porque las células están cubiertas de un caparazón de cristal. Las diatomeas tienen numerosas aplicaciones científicas e industriales, pero sin duda su uso más relevante se basa en su empleo como “bioindicadores” de la calidad del agua. “No todas las diatomeas viven en cualquier sitio, pues hay especies que no toleran ningún tipo de polución y solo aparecen en aguas muy limpias de alta montaña; mientras que otras sin embargo se han adaptado a vivir en medios más alterados, como los ríos urbanos. Analizando la composición de la comunidad de diatomeas presente en un sitio, los científicos pueden deducir, por tanto, qué tipo de contaminación afecta a las aguas en un determinado lugar”. Y ahí los microscopios revelan la deslumbrante complejidad de la vida contenida en cada gota de agua.

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