El disputado voto rural lleva la campaña en Castilla y León a la arena de los pueblos

El vicesecretario de comunicación del Partido Popular, Pablo Montesinos, visita una explotación ganadera en Cavia (Burgos). // Ricardo Ordóñez / ICAL

Alba Camazón / elDiariocyl

En las últimas semanas, muchos pueblos de Castilla y León han visto líderes políticos como nunca hasta ahora. No solo acude el candidato de turno a la Presidencia de la Junta y su séquito en la provincia, sino que les acompañan -y acompañarán hasta el 13 de febrero- líderes nacionales para reforzar sus partidos. Los mensajes de esta campaña son rurales: el PSOE apela al futuro de los pueblos, el PP destaca la fuerza de quienes quieren modernizar el campo y la actividad en los pueblos y Vox se erige como una “alternativa” “protegerá” el campo. El partido ultraderechista, una agrupación urbanita, ha elegido 'Siembra' como eslogan, y no es por azar, según informa elDiariocyl.

Castilla y León centra la campaña en el medio rural porque más de la mitad de los votos se juegan en los pueblos. Según el censo electoral para el 13 de febrero, solo en Burgos y Valladolid los núcleos urbanos (municipios de más de 20.000 habitantes) reúnen más población que el medio rural. La mayoría de provincias tienen el caso contrario: siete de cada diez zamoranos están empadronados en el pueblo -incluso aunque viva en la capital-.

Los partidos del bipartidismo son mayoritarios en el medio rural. Son los que tienen más concejales, más sedes y tradición, y arrebatarles el voto no será tarea sencilla para sus contrincantes. “El PP y el PSOE tienen mucha capilaridad en el medio rural, muy importante en varias provincias”, expone el director de Asuntos Públicos de Atrevia -consultora de comunicación-, Manuel Mostaza, que agrega el papel que pueden jugar las diputaciones. “Colaboran con los municipios y son herramientas de movilización poderosas que no tienen otros partidos. En Zamora, Ciudadanos preside la Diputación, pero solo hay un diputado provincial”, aclara Mostaza, sanabrés. En las elecciones autonómicas de 2019, el 35% del voto rural fue para el PP y el 34%, para el PSOE.

“A diferencia de los partidos populistas de Europa que son eminentemente rurales, Vox tiene más bien un corte urbano o periurbano. Por eso Vox está intentando ampliar su perfil de votante y tener más presencia rural”, explica el doctorando en Ciencias Políticas Álvaro Sánchez-García, que investiga el comportamiento electoral y la despoblación.

La disputa en muchos pueblos será del PP por consolidar el voto del sector agrario y de los mayores de 65 años -más de derechas, en general- y de Vox por arrebatárselo al presidente, Alfonso Fernández Mañueco. “Vox lo sabe, por eso su eslogan electoral es 'Siembra' y su spot se centra en el ámbito rural. En el debate electoral del 31 de enero, Mañueco decía: 'el PP es el partido del campo, de los agricultores y ganaderos', un mantra que Pablo Casado repite, consciente de dónde tiene su feudo electoral”, asegura la politóloga Elena Martínez Barahona, profesora titular de Ciencia Política en la Universidad de Salamanca.

La despoblación, la mayor preocupación

La despoblación es la primera preocupación de los ciudadanos de la comunidad, según la última encuesta del CIS: el 30% de los castellanos y leoneses lo consideraban el principal problema, por delante del paro. Independientemente del resultado que obtengan España Vaciada o Soria ¡YA!, es un éxito para estas plataformas -según los expertos consultados para este reportaje- porque han conseguido centrar el debate en esta cuestión.

La estrategia es distinta en función del partido político y de su tipo de votante: Ciudadanos, Podemos, Vox y Por Ávila tienen un votante más urbanita, mientras que PP y PSOE se mantienen fuertes en el medio rural. “Ni el PP ni el PSOE quieren abandonar los pueblos y el resto de partidos quieren quitarse esa mancha de origen de élites urbanas”, apunta Sánchez-García.

El 58% del voto al PP en Castilla y León provino de los municipios de menos de 20.000 habitantes, una proporción solo superada por la Unión del Pueblo Leonés: el 60,9% de sus votantes estaba empadronado en el medio rural. Más urbano fue el voto de Por Ávila (66%), Izquierda Unida (59,8%), Podemos (56,5%) y Vox (53,4%). Aunque tuvo más peso el voto rural para el PSOE, este partido fue el más equilibrado entre pueblos (el 50,1% de du voto) y ciudades (49,9%).

Elena Martínez Barahona cree que muchas veces se “sobredimensiona” el peso de lo rural en Castilla y León y apuesta por hablar de una Comunidad “de ciudades pequeñas o medianas”. “Hablar del gran peso rural en todas las provincias quizás no sea exacto. Hay otros factores relevantes en la ecuación como el nivel de rentas entre las diferentes provincias y sus capitales o su conservadurismo ideológico. Esto también tiene peso en los discursos políticos”, justifica esta politóloga. Martínez Barahona recuerda que el PSOE tiene ocho alcaldías importantes, con cinco capitales de provincia. “Su campaña debería centrarse en venderse como partido de gobierno. 'Hemos llegado a estos municipios, podemos llegar a la Comunidad”, plantea.

Sánchez-García añade otro componente: la identidad rural. Doce municipios reúnen al 50% de la población, la otra mitad vive en más de dos mil municipios. “Hay mucha gente que tiene identidad de pueblo pese a que sea de ciudad. Hay gente que se siente de pueblo aunque solo vaya en verano o los fines de semana”, amplía.

Se espera una menor participación

Son las primeras elecciones autonómicas en las que solo habrá una urna. Este 13 de febrero, Castilla y León elegirá a los componentes de su parlamento, pero no a los concejales que les representen en los ayuntamientos, por lo que se espera una menor participación. Se estima una caída de la participación de un 5 o 6%. Ante la posibilidad de que los alcaldes de sus pueblos no promuevan el voto tanto como en unas elecciones locales, Mostaza indica que los aparatos del PP y PSOE harán análisis post-electorales para evaluar si los alcaldes han conseguido movilizar su voto o no.

Además, habrá 186 mesas electorales menos que hace dos años: León, una de las provincias con más dispersión de la población, tendrá 78 mesas menos que en 2019. “El número de mesas será similar al de las elecciones generales. Aunque la Junta ha indicado que facilitará el transporte para que los vecinos de entidades menores y pedanías puedan votar, lo cierto es que desincentivará el voto justo en los municipios más despoblados”, valora Martínez Barahona.

Sin embargo, Castilla y León está atrayendo mucha atención mediática, y debe ser otro factor a tener en cuenta. “Al no celebrarse con otras elecciones autonómicas están despertando mayor atención en los medios y eso, junto a la polarización política, puede empujar a los ciudadanos a las urnas”, aventura la politóloga de la USAL Mercedes García Montero.

La apuesta de los partidos más pequeños

El PP y el PSOE se juegan muchos votos en asuntos como la Ordenación del Territorio, una de las deudas que deja pendiente esta legislatura bienal y una apuesta de Ciudadanos que ha sido duramente criticada por el PSOE con ese mantra de que Ciudadanos quería 'cerrar pueblos' cuando lo que pretendía el exvicepresidente autonómico era fusionarlos para “procurar una integración funcional de los municipios”.

La apuesta por el medio rural puede ser una amenaza para el PP o el PSOE, aunque cada provincia vive una situación distinta. El potencial votante de España Vaciada procede más del centro o de la izquierda. “Ahí hay parte de tu votante que puedes compartir, de aquel votante que esté cabreado con su partido”, valora Mostaza.

“Todo parece indicar que Soria ¡YA! logrará un amplio respaldo en la provincia porque ha trabajado estos años y es conocida entre los votantes. Para otras plataformas puede ser más complicado darse a conocer por la ausencia de espacio, recursos y la dificultad de organizar una campaña. Es relevante que no tengan aún apoyo en las encuestas, pero también va a depender de lo concentrado que tengan el voto en alguna provincia”, explica la politóloga Mercedes García Montero.

Por Ávila y la Unión del Pueblo Leonés, aunque no pertenecen a la España Vaciada, también se han sumado a este relato, intentando posicionarse como el equivalente a España Vaciada en su provincia. “Hay que diferencia a las plataformas de las escisiones personales, como Por Ávila -escisión del PP-, que tiene fuerza en la capital -- y de la UPL, que en El Bierzo no tiene fuerza”, apunta Mostaza. Sánchez-García, doctorando en la USAL, recuerda que el liderazgo de Por Ávila reside en la capital y en su alcalde -y expresidente 'popular' de la Diputación-, Jesús Manuel Sánchez Cabrera. “Por Ávila no es un grupo rural de protesta. Puede llegar a mutar, pero de momento no lo ha hecho”, analiza.

Martínez Barahona considera que el electorado de Castilla y León es “conservador, envejecido y con tendencia a apoyar a los partidos tradicionales” y llama a esperar al 13 de febrero para ver “cuánto capitalizan el descontento y la insatisfacción de la población”.

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