Aparicio inventa el filandón británico con 'London calling'

Juan Pedro Aparicio

C.C.P./ ICAL

Londres se ha cruzado de forma insistente en la vida del escritor leonés Juan Pedro Aparicio. Allí vivió de joven “años decisivos”, allí nació su hijo mayor tiempo después y allí regresó durante cuatro años y medio a finales de la pasada década para dirigir el Instituto Cervantes. Fue precisamente en esa última etapa, en el trayecto de alrededor de una hora que le llevaba cubrir caminando la distancia desde su casa en Kensington hasta la sede de la institución en Belgravia, cuando comenzó a anotar ideas para posibles microrrelatos en los que reflexionaba sobre Inglaterra y la relación entre españoles e ingleses.

Ya de vuelta a España, comenzó a darle vueltas a aquellos destellos y hace dos años encontró la forma de cuadrar el círculo. “Estaba pensando en escribir una nueva novela protagonizada por el inspector Malo y pensé en situarla en Londres, pero acabé dejando el proyecto y retomando éste, y decidí darle forma de conversación entre un grupo de lores y el embajador de España en un club de la alta sociedad”, recuerda.

El resultado es 'London calling' (Páginas de Espuma, 17 euros), que el autor califica como “un libro fronterizo” donde una propuesta de “literatura más bien fantástica adquiere la forma de conversación, pero además son microrrelatos ya que cada parlamento, réplica, añadido o matiz tiene su propio título”. “La forma no es nada nuevo, ya la utilizaba Platón, vehiculando los pensamientos a través de una conversación donde el discurso tiene su propia lógica y dialéctica”, apunta sobre un libro que comenzó a escribir “como si fuera un filandón situado en Inglaterra”.

Aunque en su opinión las culturas populares de ambos países viven “un gran encuentro”, Aparicio ha querido ubicar su trabajo en la alta sociedad ya que eso le daba “más juego”, al permitirle “hurgar en los contrastes”, ya que los ingleses “son gente que tiene un pensamiento articulado, en muchos casos lleno de perjuicios, y eso hace más atractivo el discurso”.

El leonés reconoce su fascinación por la cultura inglesa y por un país que le ha dado “muchísimo”. “Sé que diciéndolo corro el riesgo de convertirme en un personaje caricaturesco, casi como aquellos que creó Galdós: José Moreno-Isla, de 'Fortunata y Jacinta', o José María Bueno de Guzmán, el protagonista de 'Lo prohibido', que eran enamorados absolutos de lo inglés. Pero en mi descargo tengo que decir que viví prácticamente todo el franquismo y eso marca mucho. La brillante normalidad inglesa, de respeto a las libertades y amor por la cultura, contrastaba con aquella excepción bastante siniestra en la que me había criado y supuso un choque importante y positivo para mí”, reconoce sobre un país donde aprendió “cosas fundamentales, como una cierta moderación en el pensamiento y en el lenguaje”.

Conexiones

El Premio Castilla y León de la Letras 2012 recalca además las conexiones que 'London calling' guarda con 'El viajero de Leicester' (1997, reeditado en 2013), una novela donde ya profundizaba en la figura y el legado del teósofo sueco Emanuel Swedenborg, un autor que “fascinaba a Borges”, que tiene una decisiva presencia en este nuevo trabajo, donde los ángeles y los fantasmas pueblan las calles de Londres para dar una nueva dimensión a los relatos. “Incluir a los ángeles me permite divertirme a costa de los prejuicios, como que los ingleses anglicanos achacaban aquello que no entendían bien pero que les perjudicaba a los católicos y cosas así. Yo llevo eso incluso a la otra vida, porque todo ese tipo de cosas te dan mucho juego en la literatura”, relata a Ical.

Aparicio destaca que “siempre” disfruta escribiendo, ya que “escribir es algo más que escribir, es leer mucho en torno a lo que escribes”. “Cuando era joven me pareció una revelación descubrir cuánto se aprende escribiendo, porque escribir te lleva a profundizar en todo aquello que está excitando tu curiosidad para dejar tu huella en el papel. De uno sale muy poco si antes no ha metido muchas otras cosas dentro. En ese sentido la escritura es un gozo, porque te lleva constantemente a aumentar el conocimiento sobre lo que haces”, argumenta.

'London calling' incluye además un guiño a su ciudad natal, León, en el microcuento 'El hereje', dedicado a su amigo el hispanista italiano Michael Jacobs. Él protagoniza un relato en el cual libera a un cuervo inglés en la plaza de la catedral, que no saldrá muy bien parado de la aventura al encontrarse con cuervos españoles que “podían ser reencarnaciones de algunos clérigos de León”. “Era un chico joven encantador, que se murió de repente, con un cáncer fulminante. Él tradujo al inglés 'El transcantábrico', era un gran escritor, un hombre viajero y cultivado. Ese microrrelato lo escribí mientras él vivía y cuando aún tenía mucha energía; era una broma entre los dos porque él conocía muy bien León, ciudad levítica como tantas de Castilla y León”, concluye.

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