Ana María Campelo: “Hay que reconocer que la maldad existe”

La narradora y profesora villafranquina Ana María Campelo, autora de 'Pupilas de escarcha'.

Manuel Cuenya

Originaria de Villafranca del Bierzo, Ana María Campelo es autora de 'Pupilas de escarcha', una novela cuyo título hace referencia, a su juicio, a aquellas personas cuya mirada nos transmite hostilidad, lejanía, desprecio...

“Alguno de los personajes mira de esta forma, marcando distancia con el interlocutor”, puntualiza ella, que está satisfecha con la construcción de los diálogos, que resultan fluidos, de modo que hacen avanzar la acción.

“Las descripciones demasiado extensas no me gustan y suelo ser parca en ellas. Según algunos lectores, son cortas, pero certeras”, aclara, convencida de que los lectores se encontrarán las dosis justas de intriga que los mantendrán enganchados a sus páginas hasta querer conocer el desenlace, “ya que la trama principal se entreteje con dos secundarias que mantienen en vilo al que lea esta historia”.

'Pupilas de escarcha', que está ambientada en una villa de la Ruta Jacobea, cuenta el intento de asesinato de una joven traductora llamada Nadia Menen Freijo (nacida en París, hija de española y libanés), cuyo caso se archiva sin resolver.

En realidad, esta villa de la Ruta Jacobea es Villafranca del Bierzo, el lugar de nacimiento de la autora, que reconoce sentirse muy apegada a su tierra, porque le gusta su gente, el paisaje, el carácter de los bercianos, y por supuesto le gustan sus monumentos, sus tradiciones, su lengua...

Muestra su fascinación por Villafranca del Bierzo porque es, según ella, cuna de escritores, cuya obra ha leído. Se siente orgullosa de ser una más entre ellos y aportar su granito de arena a la literatura local.

“De ningún modo, pretendo compararme con ellos”, matiza Ana María, a quien le entusiasma que Villafranca del Bierzo sea lugar de paso de peregrinos, porque eso permite que haya contacto con personas de muy diversos lugares, lo cual resulta enriquecedor al tiempo que abre la mente y ayuda a respetar al que tiene otra forma de ver la vida.

“Cuando escribo y levanto la vista, veo un paisaje verde que me relaja y en este ambiente quise situar a la protagonista de mi historia, una mujer marcada por las vicisitudes de la vida que necesita un cambio y se instala en Villafranca para buscar algo de paz”, afirma esta filóloga y profesora de Lengua y Literatura, que ha podido leer muchos libros y trabajar con la ortografía y la sintaxis.

“Soy muy meticulosa en mis tareas y en cuanto una palabra que desconozco aparece ante mis ojos, agarro al diccionario y sacio mi curiosidad. Eso me ayuda a manejar un amplio vocabulario que luego queda plasmado en la escritura diaria”, detalla ella, que es una devota de la literatura policiaca desde que descubriera, ya en su adolescencia, los libros de Agatha Christie. No obstante, confiesa que, en lo referente a la escritura, ha procurado ser original y hacer aquello que le satisface.

Cuando escribo y levanto la vista, veo un paisaje verde que me relaja y en este ambiente quise situar a la protagonista de mi historia, una mujer marcada por las vicisitudes de la vida que necesita un cambio y se instala en Villafranca para buscar algo de paz

Las voces narrativas

De modo que en esta su ópera prima intercala pasajes narrados en segunda persona del singular y en presente, “cosa muy poco frecuente, porque me pareció un modo de acercar más la historia al lector”, con otros contados a través de un narrador digamos omnisciente en tercera persona del singular y en pasado.

...La casa ya no huele a bizcocho, huele a quemado y del horno sale un espeso humo negro que te hace toser. Caminas hacia la salida esquivando los cuerpos que hay por el suelo y echas a correr, como cuando papá y tú hacéis carreras en el parque...

...El hombre permanecía quieto, tenso, en el umbral de la puerta abierta del dormitorio, mirando hacia el bulto de la mujer que ocupaba el centro de la cama. La luz amarillenta de la farola de la calle, que se colaba a través de las lamas de la persiana, permitía ver la habitación con nitidez. Ella respiraba, lenta, pausadamente, y el edredón apenas se elevaba al compás de su respiración. Fuera, a lo lejos, volvió a ladrar un perro...

Con respecto a la voz narrativa en segunda persona del singular cabe señalar que escritores como el mexicano Carlos Fuentes o bien el cervantino Juan Goytisolo han escrito algunas de sus obras, como 'Señas de identidad', empleando este tipo de narrador.

'Aura', por ejemplo, es una novela breve portentosa contada en segunda persona del singular, tanto en presente como en futuro.

Cuenta Ana María Campelo que recientemente le ha llamado la atención una obra titulada 'Astillas en la piel', de Gellida, donde el protagonista cuenta en primera persona los hechos, algo que ella ha puesto en práctica en algunos fragmentos de la segunda novela que está escribiendo.

“Ahora estoy escribiendo la segunda novela, también policiaca y con escenario en la zona. Es bastante diferente a la primera y una parte muy importante está escrita en primera persona. Conoceremos así, de primera mano, lo que pasa por la cabeza de la protagonista, una mujer fuerte que está pasando por un momento muy doloroso de su vida”, sostiene.

En cuanto a la narración en primera persona del singular, cabe recordar que una buena parte de la literatura del siglo XX y lo que llevamos del siglo XXI, además de la literatura picaresca, está contada con este tipo de narrador.

Asimismo, dice que también le resultó llamativa la forma en que está contada la novela 'El nombre de la rosa', de Umberto Eco. “Siempre tomo nota de expresiones, dichos, refranes, vocabulario, etc. que me sorprenden”, añade esta creadora, que, por su trabajo como docente, siente devoción por autores locales como Mestre, Hernán Alonso, Guerrero, Manuela López, Alejandro Martínez Gallo, Felisa Rodríguez, Jan... procurando que su alumnado conociera y apreciara la labor de los más cercanos.

“León ha dado y sigue dando escritores que cultivan todos los géneros y escriben bien, pero, a veces, pasan desapercibidos entre tanto famoso que acapara la atención de las grandes editoriales dejando de lado a otros autores de indudable calidad. Al menos, necesitamos apoyarnos entre nosotros para que la labor de la escritura siga firme”, apostilla Ana María, que reconoce que, aunque ha leído mucha poesía, lo que más le atrae es la novela, y sobre todo la novela policiaca.

“La intriga despierta mi interés por conocer el desenlace y eso me motiva para llegar al final, pero he de decir que los cuentos de Pereira me apasionan y su poesía también”, especifica ella, cuya opinión acerca de la pandemia, que aún seguimos sufriendo, ha agravado la situación económica de muchas familias que han perdido sus trabajos, además de afectar tanto a la salud física como psicológica porque no hemos podido interactuar con los otros.

“La pandemia ha evidenciado las carencias en sanidad. Y a veces en los valores de algunos de nuestros gobernantes. Los que más han sufrido han sido, sin duda, nuestros mayores, que han tenido que soportar en soledad y en abandono sus últimos días. Me parece deleznable e inhumano”, destaca Ana María Campelo, consciente de que la pandemia, a nivel cultural, nos ha acercado más a las artes, porque “hemos leído más; hemos visto series; hemos sacado del armario los instrumentos musicales, antes abandonados por falta de tiempo; hemos dibujado más, pintado más o escrito más”.

León ha dado y sigue dando escritores que cultivan todos los géneros y escriben bien, pero, a veces, pasan desapercibidos entre tanto famoso que acapara la atención de las grandes editoriales dejando de lado a otros autores de indudable calidad. Al menos, necesitamos apoyarnos entre nosotros para que la labor de la escritura siga firme

Respecto a la invasión de Ucrania, cree que ha sacado a la luz lo peor del ser humano. “Hay que reconocer que la maldad existe, y a veces en grado superlativo. El invasor tendrá su lugar en la historia, pero en pocos va a despertar admiración. Si pudiese leernos el pensamiento se asustaría con lo que opinamos de él y el sufrimiento que está causando a tantas personas. Por tanto, merece un castigo ejemplar”, añade Ana María, a quien le gustaría animar a los aficionados a la escritura a que nunca se rindan y que cumplan sus sueños, porque quien no los cumple muere antes.

“Nunca debemos tirar la toalla y hay que hacer aquello que nos satisfaga, independientemente de lo que opinen los demás”, concluye con valentía y optimismo.

Entrevista breve a Ana María Campelo

“Leer, escribir y viajar son las tres aficiones que me dan vidilla”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

Hay libros policiacos que he leído cuatro y cinco veces, y en cada lectura descubro algún detalle nuevo. Cito algunos, en general: 'Tarántula', de Jonquet, que inspiró la película de Almodóvar 'La piel que habito'; 'Madame B', de SandrineDestombes, 'El gran cuaderno', de Agota Kristof; 'La lluvia amarilla', de Llamazares; 'Subsuelo', de Luján...

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

Poetas como Lorca, Machado, Bécquer o Miguel Hernández... que han escrito poemas singulares que revuelven las entrañas, y a los que recurro de vez en cuando. Memorizar sus poemas me produce mucha satisfacción.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Cualquier libro donde intervengan brujas, magos, milagros, espíritus... que 'resuelvan' o 'causen' los problemas de los humanos. Yo no creo en esas cuestiones.

Un rasgo que defina tu personalidad.

Perfeccionismo. Me gustan las cosas bien hechas y soy muy exigente conmigo misma, y, así, intento hacer las cosas de manera que yo quede plenamente satisfecha con lo que hago. Me molestan, en extremo, los chapuzas y los pasotas.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

La honestidad me parece fundamental y, desgraciadamente, estamos rodeados de gente deshonesta, lo cual desmotiva bastante y hace que perdamos la fe en el ser humano.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Las mentiras para llegar al poder me parecen deprimentes y tendríamos que exigirles a nuestros gobernantes que cumplieran lo que prometen y, si no lo hacen, a casita.

La sociedad actual es bastante materialista, y hay muchos que aspiran a tener más que el vecino, lo cual es digno de estudio. Se ha perdido bastante el trato con los demás, especialmente en las grandes urbes y el ansia materialista nos aleja de otros valores como la buena vecindad, el respeto al diferente o la convivencia con los más cercanos.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Leer, escribir y viajar son las tres aficiones que me dan vidilla.

¿Por qué escribes?

Siempre quise hacerlo y para ello intenté prepararme. Ver sobre el papel lo que me ronda por la cabeza me produce un placer inmenso y si, a mayores, la gente que me rodea disfruta con lo que hago, mejor que mejor.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

Las redes sociales tienen su cara B, y yo solamente las uso para hablar de mi libro o cosas relacionadas con la literatura policiaca. Sigo aferrada a los libros en papel y cuando quiero mejorar mi estilo leo, subrayo, anoto y adapto aquello que me gusta o me llama la atención.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Son los manuales escritos por expertos y que guardan relación con el delito. Así, leo sobre psicópatas, asesinos en serie, crímenes sin resolver, juicios, escena del crimen, ADN... Mi imaginación es muy viva y cuando un argumento me ronda por la cabeza comienzo a buscar libros o personas que me puedan ayudar a llevar a cabo esa labor proporcionándome información fidedigna.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

No sigo ninguno. Yo voy a mi aire.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Una que dijo Picasso: “Que la inspiración te pille trabajando”. Sin trabajo, dedicación y entusiasmo no se llega a ninguna parte.

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