Julio Álvarez Rubio: “Entre montañas siento menos vértigo que cercado por un horizonte curvo”

Julio Álvarez Rubio, en una imagen antigua.

Manuel Cuenya

Oriundo de Villablino, con orígenes astures, el escritor y viajero Julio Álvarez Rubio se fue con diez años de la capital de Laciana para hacer el bachillerato en Oviedo, continuar luego con la ingeniería técnica industrial en Gijón y posteriormente trabajar durante unos cuantos años en Barcelona.

A partir de ahí comenzó su aventura como autor de libros de viaje, él que es buen conocedor del patrimonio natural de la provincia de León y un trotamundos que ha podido recorrer gran parte del mundo, desde la Patagonia argentina o el desierto de Atacama hasta Marruecos, además de lugares como Túnez, Estambul, Croacia, Moscú, Islandia, “la tierra de hielo y fuego”, entre otros muchos, lo que le ha procurado un bagaje cultural inmenso, pues como él mismo dice “viajar es una forma de estar en el mundo, para concebirlo de otro modo, entender caracteres diferentes, otras realidades, la verdadera esencia de tantas cosas. Terapéutica itinerante”.

El autor de libros como 'Por el país de las brañas', 'Aventureros del tiempo' o 'Laciana, un otoño' -por el que siente predilección porque lo escribió en un momento especial de su vida y le salió de muy adentro-, ha disfrutado mucho recorriendo el capital natural de la montaña leonesa, que no siempre respetamos y valoramos como debiéramos.

“Entre montañas siento menos vértigo que cercado por un horizonte curvo donde, por no haber, no hay ni perspectiva”, aclara él, habida cuenta de que desde las cumbres puede, en su opinión, observar con devoción su país y también calibrar la grandeza del mundo, la magnitud y la obra del tiempo y lo que él mismo pinta aquí en la Tierra.

Su afición por la montaña surge ya en su época de infancia, cuando su padre, al que le agradece enormemente aquella iniciación, lo llevaba consigo a cosechar arándanos o raíces de genciana. “Yo iba a estorbarle mayormente y él, mientras recolectaba el fruto del monte en unos años tan difíciles, me enseñaba muchas cosas”.

También recuerda que, cuando su padre cumplió los noventa años, aún se apuntaba para irse con él a Babia. Entonces, daban por allí algún paseo y su hijo Julio le contaba cosas acerca de Islandia o la Tierra del Fuego, lugares que pudo y supo disfrutar gracias a su padre.

Mi memoria es el curso bien definido de las estaciones, la abundancia del otoño, la nieve, los deshielos, la gloria de mayo... No hay como vivir en un país donde cada cosa tiene su tiempo y uno sabe a qué atenerse

El viaje como punto de partida literario

“Mi memoria es el curso bien definido de las estaciones, la abundancia del otoño, la nieve, los deshielos, la gloria de mayo. En la novela de R. J. Sender sobre Lope de Aguirre, La Torralba dice que 'un país sin invierno es un país engañoso donde solo puede vivir la gente enemiga de dios'. Me quedo con la primera parte. Debe de ser fantástico un viaje por la cuenca del Marañón o del Congo pero, para evitar la 'tarumba equinoccial' no hay como vivir en un país donde cada cosa tiene su tiempo y uno sabe a qué atenerse”, explica él, muy honrado de que lo nombraran omañés del año en el 2012. Su emoción fue grande porque ocurrió días después del fallecimiento de su madre, por cuya rama es de Omaña.

“La aceptación del nombramiento significa un compromiso que obliga a revalidar la credencial de vez en cuando. Como el libro que escribí sobre Omaña ya está más que recompensado, habrá que ir pensando en otra cosa”, afirma este narrador, divulgador, bloguero y fotógrafo, que también muestra su gratitud por el afectuoso homenaje que recibiera el pasado mes de agosto en su tierra natal.

En todo caso, Julio Álvarez Rubio, que es un hombre humilde y sabio (valga la redundancia), no se siente escritor sino un 'artesano relator' porque escribir es, a su juicio, un arte cuyo ejercicio requiere de una formación que él no tiene, algo que resulta, cuando menos discutible, porque es una persona con un acervo cultural extraordinario.

Aunque al final decidió cursar estudios de Ingeniería, su abuela Domitila solía aconsejarle que escogiera la rama de letras y se hiciera maestro porque de este modo “leería muchos libros, tendría trabajo fijo y vacaciones largas”.

Lo que escribió Llamazares remontando el curso del Curueño rebosa tal lirismo que incita a meter el libro en la mochila y salir disparado hacia el puente de Ambasaguas

Sea como fuere, el creador de 'El Bierzo' o 'Ancares en coche y a pie', entre otros libros de viaje -siempre con absoluta entrega, recorriendo palmo a palmo cada uno de los sitios sobre los que escribe-, se siente deudor de escritores como Bruce Chatwin y su libro 'En la Patagonia', o bien de Cela y Delibes, pues todos ellos utilizan, en su opinión, un lenguaje llano pero riquísimo a la vez. Y por supuesto se muestra cercano al escritor y viajero Julio Llamazares con libros como 'El río del olvido', 'Cuaderno del Duero' o 'Las rosas de piedra' y 'Las rosas del sur', que Álvarez Rubio reconoce como literatura excelsa.

“Lo que escribió Llamazares remontando el curso del Curueño rebosa tal lirismo que incita a meter el libro en la mochila y salir disparado hacia el puente de Ambasaguas”, matiza el escritor lacianiego, al que le fascina hacer fotos para ilustrar sus libros.

“En un libro de viajes las imágenes pueden ser necesarias para despertar las emociones que el autor no logra con las palabras, pero los grandes escritores de viajes como Chatwin, Magris o Llamazares no necesitan fotografías. Los artistas de la fotografía son capaces de justificar el aforismo de la imagen es más valiosa que mil palabras pero la palabra, nacida con el amanecer de la especie humana, es nuestra gran creación y, en casos como los que acabo de citar, la palabra supera a la imagen”, detalla este gran hombre, que tanto y tan bien ha escrito, porque en la actualidad, a resultas de una enfermedad neurológica, está retirado. Y sigue recordando, con amor y melancolía, a su hija Rosa Helena.

Vaya aquí nuestro humilde reconocimiento de Julio Álvarez Rubio.

Entrevista breve a Julio Álvarez Rubio

“Nuestra democracia es una pura filfa”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

Unos cuantos, pero quiero destacar 'El Danubio' de Claudio Magris. Desde que lo leí por primera vez sueño con hacer un viaje desde la Selva Negra hasta Constanza con este libro en la mano.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

Se me ocurriría una respuesta distinta cada día. Ahí va la de hoy: Lucie Cabrol, la Cocadrille de 'Puerca Tierra', de John Berger.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

No me gustan los libros de autoayuda o los de 'buenismo' sentimental y acrítico.

Un rasgo que defina tu personalidad.

Soy un acelerado. Recuerdo algo que Magris atribuye a Napoleón y que no es precisamente una virtud: “la ansiosa prisa de quien debe resolverlo todo inmediatamente, de quien siempre tiene otra cosa que hacer y en cada instante piensa ya en lo sucesivo”.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

La generosidad, ese hábito que en algunos parece inconsciente y que les lleva a entender y a ayudar a los demás. Creo que es lo que ahora llaman inteligencia interpersonal.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Lamentable. Los grandes partidos actúan como empresas en las que poco importa la selección de personal. Las personas válidas rehúyen participar en un tinglado donde lo prioritario es mantener el poder a toda costa, poder sobre la prensa, sobre la justicia, sobre todo, para así ganar las siguientes elecciones y seguir controlando el negocio. Nuestra democracia es una pura filfa. Y lo peor es que no veo salida.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Perderme por países como Islandia o Tierra del Fuego, preparar cualquier viaje por ciudades europeas -cuando mejor lo paso es cuando lo planeo-, escuchar a Bach, ver películas americanas de los 50, leer, meter un par de latas en la mochila y escapar al monte -observar a un oso sin que él se entere ya es el colmo- y qué sé yo.

¿Por qué escribes?

Lo resumo con una expresión que suele usar mi amiga Emilia: “Por un lado, yo qué sé. Y por otro, qué quieres que te diga”.

¿Crees que las redes sociales, facebook o twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

El formato blog sí sirve. Las redes sociales no las uso. Experimenté con Facebook hace años y no me gustó. Hay mucha promiscuidad ahí y es imposible acotar.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Nombraré a Pepe el de Corros, el robinsón de Leitariegos, en representación de tanta gente anónima de mi tierra que atesora a capazos sabiduría y gracia.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Me parece excelente 'NarrativaBreve.com' que edita Francisco Rodríguez Criado y donde son piezas clave Miguel Díez y María Carvajal. En mi lista de favoritos tengo 'La Nave de los locos' de Fernando Valls: http://nalocos.blogspot.com/, el blog de Hidalgo Bayal: http://bayal.blogspot.com/, y algunos más.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo

Antes trataba de tener presente un consejo de Víctor Frankl: “aprender a distinguir entre lo que es esencial y lo que no lo es, entre lo que tiene sentido y no lo tiene, entre lo que es responsable y lo que no”. Últimamente heredé la filosofía del minero viejo que, en los últimos años, él condensaba en cinco palabras: “A ver qué va pasando”.

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