Yolanda Puente: “Si la escritura fuera petróleo seríamos los midas del mundo”

Yolanda Puente

Manuel Cuenya

Yolanda de la Puente Merchán es una narradora leonesa que ha publicado, hace tan solo unos meses, su obra 'Última Estación' (Quaestio, 2021). Se trata de su segunda novela sobre el terrible accidente acaecido en la localidad de Torre del Bierzo cuando un tren correo de Madrid a La Coruña, una locomotora en maniobras y un tren de mercancías chocaron dentro del túnel número 20.

La idea de escribir esta novela le surgió a su autora a partir del visionado del cortometraje 'Túnel número 20' dirigido por Ramón de Fontecha, que obtuvo el Goya al mejor cortometraje documental en 2002.

“Es una historia real novelada... de sueños rotos, de evolución”, aclara ella, que ha querido rendirle tributo a todos los fallecidos durante aquel trágico 3 de enero de 1944. Una realidad que el gobierno de la época quiso ocultar a través de la censura.

Cuenta Yolanda que es muy importante el papel que desempeña la berciana María Encina en la trama, cuyas emociones se canalizan y convergen en el Madrid de la postguerra, en “una España de miseria y negrura donde los niños morían de hambre”.

“Caminar producía en ella un efecto relajante. Siempre lo veía todo más claro después de una larga caminata. Según su experiencia, el truco consistía en no caer en la desesperación, en saber adaptarse. La flexibilidad, cualidad difícil de encontrar en el ser humano, y en la que se había convertido en toda una experta, reside en dejar atrás todo lo que nos empeñamos en mantener a pesar de no estar reservado para nosotros”

(Yolanda de la Puente, 'Última estación')

“Asistimos al crecimiento humano, intelectual y emocional de esta mujer, mientras que el resto de personajes quedarán marcados a fuego por esta tragedia. Y también la venganza está muy presente. En un momento dado, es hasta divertido, porque todos los protagonistas quieren tomarse la justicia por su mano”, apostilla Yolanda, que concibe la escritura creativa como una necesidad desde que era pequeña.

“Ya en el colegio escribía las obras de teatro que luego representábamos. Escribía todo lo que podía, hasta las redacciones escolares de mi hermana”.

La escritura creativa es para ella un aprendizaje diario sobre todo de sí misma, pues le ayuda, en su opinión, a ejercitar su resiliencia y a evadirse de su vida. La escritura puede ser, en determinados momentos, una tabla de salvación.

Para Yolanda la escritura es un parto, un alumbramiento, “en el que en ocasiones la criatura nace muerta porque nadie te quiere publicar”. Por lo general, se inspira en personas conocidas y en experiencias vividas, porque, a su juicio, uno tiene que trabajar con sus propias realidades, de tal forma que “el escritor que no lo hace no puede escribir nada bueno”. En este sentido, cuando desea escribir una historia, la escribe porque cree que merece la pena ser contada. “Y la escribo como a mí me gustaría leerla”. En todo caso, procura que la historia sea divertida, que atrape y envuelva a los posibles lectores, para que estos ni pestañeen cuando la están leyendo.

“Si un libro aburre, lo dejo inmediatamente. Parto siempre de un sentimiento, de una imagen y a partir de esto trabajo la idea. Soy muy visual a la hora de escribir. Este oficio es un trabajo muy duro, solitario. Me paso horas y horas ante el ordenador sin ruido. El ruido me puede robar una frase que se me acaba de ocurrir y entonces me enfado mucho”, así entiende Yolanda el proceso de escritura, a la que se dedica por entero, en cuerpo y alma. No en vano deseaba, ya con trece años, ser periodista, aunque las circunstancias de la vida la llevarán por otros derroteros. No obstante, en la actualidad, además de su faceta como novelista, colabora con la revista 'Spend in', donde escribe artículos y realiza entrevistas.

Este oficio es un trabajo muy duro, solitario. Me paso horas y horas ante el ordenador sin ruido. El ruido me puede robar una frase que se me acaba de ocurrir y entonces me enfado mucho

Acerca de su ópera prima, 'Cuerpos de barro, almas de piedra', editada por Lobo Sapiens, reconoce que es un dramón realista y costumbrista acerca de una madre y una hija “que se buscan en un viaje real y también introspectivo”. Sea como fuere, se divirtió mucho mientras la escribía.

“La venganza y la justicia juegan un papel fundamental en la trama y en los personajes. Siempre al límite, a punto de franquear la estrecha línea que separan ambas. Aquí hay dos personajes que personalmente se me fueron de las manos: Isabel Zavala y Walter Cramer son sin duda mis favoritos. Con Isabel lloré muchas veces y cuando termine de escribir esta novela sufrí una autentica catarsis emocional”. Es lo que tiene también la escritura, con su poder catártico, incluso terapéutico.

Como leonesa de pro, orgullosa de serlo, confiesa que León son sus raíces, su principio y su fin, “la tierra que me vio nacer y espero que la tierra que acoja mis cenizas. En definitiva son las ruinas que me mantienen en pie. León siempre estará presente en mis libros”. Y en esta misma línea, está convencida de que la provincia leonesa es realmente un pozo sin fondo en todo lo relacionado con la literatura.

La escritura como petróleo

“Si la escritura fuera petróleo seríamos los midas del mundo. Ciertamente, no soy mucho de poesía pero acabo de descubrir a Delfín Navas con su obra 'Opus Luciferina. Antología del Desconcierto' y estoy alucinando con él. También acabo de leer en 'Düsseldorf no hay ni puede haber leones' de Ignacio Abad e igualmente me ha sorprendido lo bien que escribe. Para que algo me guste me tiene que tocar el corazón y en concreto estos dos autores lo han conseguido”, comenta Yolanda, entre cuyos autores preferidos están Juan Ramón Jiménez, Tolstoi, Boris Pasternark, Gabriel García Márquez, Aleksandr Solzhenitsyn, John Irving, Dumas, Jane Austen, Isabel Allende, Carmen Laforet, Gloria Fuertes, Ángeles Caso y también las hermanas Brontë. Asimismo le han influido filósofos como Séneca y Ortega.

“Si tengo que elegir, elegiría a Platero y el Heathcliff atormentado y torturador de 'Cumbres borrascosas'”, añade Yolanda, convencida de que la situación pandémica solo ha acelerado un proceso que ya se veía venir en la forma en cómo la sociedad comenzaba a relacionarse. “Será de un modo mucho más virtual, hasta que otra pandemia, esta vez tecnológica, nos obligue a volver a relacionarnos como antaño, cara a cara. Precisamente, gracias a la tecnología, hemos podido sobrevivir a esta pesadilla. Hemos seguido trabajando desde casa, hemos continuado con el curso académico... hasta hemos podido comer con los amigos a través de una conexión por Internet”.

La verdadera tragedia de la pandemia han sido los muertos, había veces que me indignaba con las personas que cada día subían una foto a IG con tacones y un modelito diferente en sus casas. Esa parte tan superficial de la sociedad me ha molestado, me ha cabreado y mucho. Somos muy egoístas y ese aspecto la pandemia lo ha dejado al descubierto

Cree que la pandemia nos ha puesto en nuestro sitio, dándonos una verdadera lección de humildad y un recordatorio de nuestra finitud. “Hay quienes han aprendido y se han puesto las pilas y a otros les ha convertido en peores personas. La verdadera tragedia de la pandemia han sido los muertos, había veces que me indignaba con las personas que cada día subían una foto a IG con tacones y un modelito diferente en sus casas. Esa parte tan superficial de la sociedad me ha molestado, me ha cabreado y mucho. Somos muy egoístas y ese aspecto la pandemia lo ha dejado al descubierto”, apunta Yolanda, para quien la cultura (teatros, cine) se ha visto muy afectada.

“Sin embargo la lectura ha aumentado y el consumo de plataformas de streaming se ha disparado... Siempre se harán películas, se representarán musicales, se cantarán operas, y se leerá en papel. Nada se puede comparar con ver una peli en el cine, escuchar un concierto en el Musikverein de Viena, una ópera en la Scala... o leer el Quijote en papel. El olor del papel en un libro es como el olor de tu hijo recién nacido”, señala Yolanda, que está en estos momentos con dos proyectos, en este caso, dos novelas, con una segunda parte de 'Última Estación' y aun otra en la que realizará una crítica social ácida a la que intentará dar un toque de humor.

Entrevista breve a Yolanda de la Puente

“Escribo para sentirme viva”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

'Platero y yo' y 'Pabellón del Cáncer'.

Un personaje imprescindible en la literatura (o una persona en la vida).

Don Quijote, pero no entiendo a Don Quijote sin Sancho. Y Fausto. Mi persona insustituible en mi vida, mi abuelo.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Me alegra que me hagas esta pregunta. Un libro insoportable es 'El Principito'. Y casi todos los de autoayuda, que ahora están tan de moda. Quizá en un momento dado todo escritor puede ser insoportable por su exceso de ego. A los doce años cogí mucha antipatía a Paco Umbral y jamás he leído nada de él. De Antonio Gala me han contado detalles espantosos, sin embargo siempre me ha parecido un gran escritor y Troilo ha sido un poco el perro de todos.

Un rasgo que defina tu personalidad.

La sinceridad.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

La sinceridad.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

La política ya no me merece opinión, estoy muy decepcionada. Y para definir a los políticos no tengo adjetivos. No veo telediarios, no entro en Twitter, no escucho la radio para no sufrir y morirme de impotencia. Solo me preocupa León, está provincia devorada por Castilla. La sociedad actual me inquieta y me provoca una gran desazón, por este motivo he empezado a escribir una crítica social. Hemos perdido el norte, el sur, el este y el oeste. El todo vale y ese acatamiento hacia la estupidez porque, hoy en día, si te atreves a criticar al idiota de turno te llaman irrespetuosa, es algo con lo que no puedo.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Leer, nadar, una sobremesa con un gin tonic, viajar, conducir, bailar, ver una película de cine clásico mientras como palomitas, cocinar, ir de compras con las amigas y por supuesto escribir.

¿Por qué escribes?

Para sentirme viva. Para que mis nietos me conozcan cuando esté muerta. Escribo por necesidad.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

No, rotundamente no.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Cualquier información que esté relacionada con la historia que estoy escribiendo en ese momento. Un sentimiento vivido, un libro, una película, un sueño, un recuerdo.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Hasta ahora no seguía ninguno por desconocimiento. Así que te estoy agradecida por descubrirme este mundo.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Mi mundo, el mundo no se puede resumir en una sola frase, porque el mundo cambia y yo con él. Pero hace unos meses leí “Si todo te da igual estás haciendo mal las cuentas”. No sé a quien pertenece, pero me gustó tanto que la he utilizado para mi estado del WhatsApp.

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