José Antonio Vallejo Aller: “La poesía o es purgante o no es nada”

José Antonio Vallejo Aller es escritor.

Manuel Cuenya

Pinta una raya que sirva de horizonte./ Pinta una casa. Y ponle chimenea./ Y volutas de humo; está habitada./ Ponle puerta y ventanas. Y un camino/ que salga de la casa hacia nosotros./ Sí, dos rayas onduladas,/ primero casi juntas, que se van separando/ hasta llegar al borde de la hoja./ Dibuja un árbol; y una mata de flores./ Y el sol: un redondel con rayas (son los rayos)/ en la parte de arriba, que es el cielo./ Y ahora pinta un señor en el camino;/ pon debajo: Papá./ Pinta una niña cogida de su mano./ Escribe: Ésta soy yo./ - Perfecto./ - Quedémonos aquí, así, en tu dibujo./ Para siempre queriéndonos./ Para siempre en tus mundos de papel y de sueños./ - Tú, sin crecer. Yo, sin menguar./ - Pluscuamperfectos.

(José Antonio vallejo Aller, 'Pluscuamperfecto', incluido en 'Poemas por palabras')

José Antonio Vallejo Aller, que tiene apellido de gran poeta, ha publicado recientemente 'Poemas por palabras', que es, en su opinión, una mesa de operaciones en la que se auto-disecciona con crudeza y hasta con crueldad hasta llegar al tuétano de sus sentimientos. Una declaración de principios potente, pues escribir acaso sea desangrarse, tal vez como aquel final antológico de 'Don Segundo Sombra', la novela gauchesca de Güiraldes, en la que escribe: Me fui, como quien se desangra.

“El hecho de llevar apellido de gran poeta me condicionó desde chiquillo. Entre mis primeras lecturas estaban los poemas de César Vallejo, al que yo, ingenuamente, llamaba 'mi tío'. Y creo que César me ha transmitido algo de su atormentada personalidad, de su extremada sensibilidad ante el dolor propio y ajeno y de sus inquietudes religiosas y metafísicas. De cualquier forma, no siempre ha sido esta una ósmosis tranquilizante”, comenta Vallejo Aller, para quien la poesía, si bien le da vida, le duele profundamente. Es sabido que el saber -y la poesía es una vía de auto-conocimiento-, produce dolor. “La poesía o es purgante o no es nada”, precisa Vallejo, el cual cree que, además de catártica, liberadora y purificadora, la poesía es terapéutica, es decir, sanadora.

“En la prosa me expreso con más desenfado y alegría, aunque también en este medio siento predilección por lo insólito, por lo fosco, teñido siempre de ironía o de sarcasmo”, apunta este autor leonés, para bien y para no tan bien, digámoslo así, porque León, donde naciera y donde ha vivido siempre, salvo etapas cortas de su vida, por razones laborales, es su espacio, su entorno, su raíz y también su cárcel, en el sentido de que en León publicó sus primeros poemas y también, en esta tierra, siendo un adolescente, encerró sus versos en la soledad de sí mismo, al recibir el puyazo de un consagrado que lo dejó gravemente herido en su orgullo de escritor –aclara él–, lo que le supuso una especie de largo enclaustramiento literario, en el que solo escribía para él mismo y un grupo de personas muy cercanas a su persona, “desalentado por la desdeñosa opinión de uno de los grandes gurús de la fecunda literatura leonesa que entonces florecía a la sombra de la inolvidable revista 'Espadaña'; un hombre altanero y de verbo mordaz, al que gustaba zarandear a los novicios que, como yo, vivíamos pendientes de su sabia palabra”, explica categórico.

“Muchas veces he pensado, pasado el tiempo, que aquel poco favorable dictamen acerca de mi obra, que me fue transmitido por tercera persona, quizás no fuera tan despiadado –añade–, pero lo cierto es que, aunque seguí manteniendo durante años una superficial amistad con el poeta, jamás volví a presentarle una obra mía ni hice el menor intento de publicar. Seguí escribiendo poesía, pero solo, digámoslo así, para consumo propio, el de mis ocasionales novias, el de la que fue mi esposa y el de un reducido grupo de familiares y amigos”, explica este “poeta del silencio”, como él mismo se define, convencido ahora de que todo aquello que le ocurriera tal vez no fuera más que una excusa para justificar su timidez enfermiza y su connatural y arraigada tendencia a la pereza.

A pesar de todo, José Antonio continuó cultivando la prosa, llegando a hacer un programa semanal de radio que, patrocinado por su empresa, se mantuvo durante años en diversas emisoras, del que Vallejo era naturalmente su guionista, director y locutor. Asimismo, publicó algunos artículos en revistas y diarios, aunque no siempre con su firma. Incluso reconoce abiertamente y con sonrojo que también ha ejercido de 'negro' para algunos directivos de su antigua empresa, “aunque, dicho sea en mi descargo, se trataba de trabajos de divulgación, con escasas pretensiones literarias”.

También recuerda que, durante un corto tiempo, colaboró con quien fuera Cronista Oficial de León, Luis Pastrana, “concretamente en temas relacionados con los orígenes y el desarrollo histórico de la electricidad en León”. Y a raíz de colaboración publicó algún artículo en Diario de León, firmado que firmaron al alimón, además de otros artículos más con su firma tanto en el periódico antes mencionado como en La Crónica, “que eran, en realidad, los primeros capítulos de un libro inédito en el que he tratado el tema mencionado bajo la forma de pequeñas historias noveladas”.

Sea como fuere, en más de una ocasión, y aun en diversos foros, confiesa que ha hecho alarde de su leonesismo; incluso llegó a escribir –aclara él– una sucinta guía de León y su arte, esos sí, para uso exclusivo de los ejecutivos de la multinacional en que trabajaba como Relaciones Públicas que visitaban la ciudad de León por motivos de trabajo o de ocio. Una tierra que para él es fecunda en escritores.

Aunque no todos lleguen a dar fruto en sazón y muchos se queden en tallos secos antes de madurar, la nómina de escritores leoneses, por nacimiento o por querencia y arraigo en esta tierra, es realmente extensísima

El propio Crémer le dijo en una ocasión que en León cada día nace un poeta, “y quien dice un poeta dice un narrador, un fabulador, un ensayista o cualquier otro tipo de aventurero de las letras”, agrega Vallejo, consciente de que, “aunque no todos lleguen a dar fruto en sazón y muchos se queden en tallos secos antes de madurar, la nómina de escritores leoneses, por nacimiento o por querencia y arraigo en esta tierra, es realmente extensísima”. Lo que se plantea este creador leonés es si: ¿es literatura leonesa solo la que se ha hecho y se está haciendo en la provincia de León? ¿O lo es también la de aquellos escritores que, habiendo nacido en León, han emigrado posteriormente a otras tierras, por las razones más diversas? “¿Existe una literatura específicamente leonesa, con notas características y diferenciadoras de otras literaturas foráneas?”, se pregunta José Antonio, que se queda con algunas interesantes iniciativas literarias que se desarrollan en la ciudad de León, en las que él mismo participa, como el Ágora de poesía, que tiene lugar todos los últimos viernes de mes en el anfiteatro de la Plaza de San Marcos, “haga frío o calor, llueva o nieve, sin que jamás, que yo sepa, se haya interrumpido”.

El Ágora de poesía como espacio poético abierto al mundo

Recuerda que su vuelta oficial al mundo literario, después de un larguísimo período de voluntario ostracismo, tuvo lugar en el Ágora de la Poesía de León, concretamente en la edición del mes de julio de 2018. “Allí me presenté yo, acompañado por mi esposa, con mis poemas bajo el brazo y con un santo temor de no ser aceptado en aquel mundillo o, ¿qué sé yo?, de que no fuera aquel el sitio idóneo para darme a conocer y recomenzar mi aventura literaria. Recuerdo que nos sentamos en un lugar un poco apartado y que no hablamos con nadie, ni nadie nos habló hasta que fui llamado a participar. Fui muy aplaudido, sonó algún '¡muy bien!', y eso me animó a seguir hasta hoy”. Aunque, durante la pandemia, dice que no ha comparecido personalmente, pero sí ha enviado sus poemas puntualmente, y otros los han leído por él. Una pandemia que, a su juicio, ha venido a poner en evidencia que “la que era triunfalmente proclamada mejor sanidad del mundo” distaba mucho de merecer tal distintivo. “Pero más graves son las consecuencias que la pandemia traerá a largo plazo: mayor desigualdad social, pérdida irreversible a corto y medio plazo de empleos, cierre definitivo de actividades de numerosas empresas, especialmente de las más pequeñas; pobreza generalizada, empobrecimiento educacional, suspensión o ralentización de las relaciones sociales y culturales y muchas otras consecuencias, algunas permanentes y trágicas, que aún están por ver”, expone Vallejo, el cual cree que esta pandemia ha venido para quedarse, tal vez como una enfermedad recurrente, como la gripe, más o menos dominada. “Y eso repercutirá, necesariamente, en nuestro comportamiento social: No habrá tantas manifestaciones corporales de cariño, como los abrazos o los besos que antes prodigábamos con generosidad; cierta distancia corporal se mantendrá durante mucho tiempo, quizá para siempre, y seremos algo más cautos a la hora alternar con los amigos. O no. Quizás sea todo lo contrario de lo que he dicho. El ser humano es un animal impredecible, y en esta cualidad reside una de sus grandezas, o una de sus miserias, según se mire. En fin, que no soy vidente: que sea lo que Dios quiera”, argumenta Vallejo, que reivindica al escritor Ramiro Pinto como

el principal impulsor del Ágora de poesía, a la que acuden cuantos poetas lo deseen a exponer de viva voz sus obras. “Allí he escuchado yo poetas horrendos, autores muy prometedores y grandes escritores, y esa es la gran virtud de este foro: que es un foro abierto a todos, porque en él la poesía no compite, se comparte”. Por otra parte, dice que, a causa de la pandemia de coronavirus, no han tenido igual continuidad, desdichadamente, otras muy interesantes iniciativas literarias, como L'Ékole Poétique, “últimamente organizado por el poeta Pj Chelmick, o el Cuento Cuentos Contigo, de Flor Méndez Villagrá y Marcelo Óscar Barrientos Tettamanti https://www.ileon.com/cultura/079744/marcelo-barrientos-me-gustan-las-obras-que-me-emocionan; o el Poetry Slam León, que coordinaba Marcos Castro Marcos Castro: ”Encontrar la inspiración en León es muy sencillo y hermoso“ - ILEÓN.COM y que se quedó en la fase de clasificación para la final de 2020”, se lamenta Vallejo, que resultó ser uno de los semifinalistas de este evento 'Poetry Slam', y espera su reanudación con el más vivo interés, al igual que aguarda con el mismo interés la recuperación de las restantes iniciativas mencionadas.

A partir de ahora no habrá tantas manifestaciones corporales de cariño, como los abrazos o los besos que antes prodigábamos con generosidad; cierta distancia corporal se mantendrá durante mucho tiempo, quizá para siempre, y seremos algo más cautos a la hora alternar con los amigos. O no. Quizás sea todo lo contrario de lo que he dicho. El ser humano es un animal impredecible, y en esta cualidad reside una de sus grandezas, o una de sus miserias, según se mire

En la actualidad, está ultimando un nuevo poemario y ya tiene listos para publicar al menos dos proyectos: Un libro de narraciones cortas, que provisionalmente ha titulado 'Cuentos para leer durante un naufragio', una colección de leyendas leonesas noveladas, que se titulará 'Historias y leyendas de un reino olvidado' y alguna cosita más. Ahora, las editoriales tendrán la palabra“, nos adelanta este lector que se define como compulsivo y desordenado de tres o cuatro libros a la vez, que nunca se traza un plan de lectura para ahondar, por ejemplo, en un autor concreto o en un determinado movimiento literario.

“Durante mucho tiempo me centré casi exclusivamente en los escritores en lengua española, pero ahora me atrae cualquier autor de calidad, sea de donde sea”, apostilla este creador políglota, que habla, o al menos entiende, según él, el alemán, francés, inglés, italiano, portugués y latín, además del español, y, siempre que puede, procura leer al autor en su lengua vernácula. “Eso sí, huyo como del diablo de los best sellers”. Y siente especial predilección por los escritores hispanoamericanos del realismo mágico (Borges, García Márquez, Onetti, Cortázar, Asturias, etc.), los norteamericanos de la generación 'beat' o del posmodernismo (Kerouac, Ginsberg, Pynchon, Heller...), los poetas malditos franceses (Rimbaud, Verlaine, Baudelaire) y hasta españoles (Panero, por ejemplo) y muchos más (Kafka, Óscar Wilde, Dostoyevski y un elenco casi interminable).

“De todos ellos extraigo algún conocimiento, alguna emoción o alguna inspiración. Podría prescindir de muchas cosas, pero creo que no podría vivir sin la lectura; sería una existencia insoportablemente plana”.

Entrevista breve a José Antonio Vallejo

“Lamento profundamente la pérdida de valores éticos a la que hemos llegado, probablemente irreversible”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

Aunque suene a tópico, e incluso a pretencioso, el libro que no dejaré de leer es 'El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha', que ya he leído, creo yo, más de cuatro o cinco veces completo y muchísimas más hojeando páginas al azar. Me parece una escuela inagotable del “buen hacer”.

Un personaje imprescindible en la literatura (o una persona en la vida).

Don Quijote, ya lo he dicho. Y de todos los Quijotes posibles, prefiero al hidalgo de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor que, antes de enloquecer por completo, pasaba las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Varios. Muchos. Pero recuerdo especialmente a Salman Rushdie y sus 'Versos satánicos'.

Un rasgo que defina tu personalidad.

Dos: la timidez patológica y la pereza casi insalvable. No soy hombre de muy buenas cualidades.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

La sinceridad.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Siento vergüenza ante la mediocridad y la ineptitud de nuestra clase política. Se ha dicho que cada pueblo tiene el gobierno que se merece y, a lo peor, es cierto. Yo me interesé vivamente por la política; incluso me presenté a las primeras elecciones democráticas de 1977, en la lista de un partido de la democracia cristiana, pero pronto me retiré de la política activa, asqueado por los sucios manejos que se desarrollan “entre pasillos”. Y eso que tengo la convicción de que, entonces, los políticos eran más “idealistas”. En cuanto a la sociedad, lamento profundamente la pérdida de valores éticos a la que hemos llegado, probablemente irreversible.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Pues no lo sé.

¿Por qué escribes?

Porque siento la necesidad de exteriorizar mi mundo interior. Además, me divierte crear personajes que, a poco de nacidos, se me quieren escapar de las manos y, a veces, tengo que hacer auténticos malabares para dominarlos. Una vez, hablando con otro escritor, este me decía que tenía muy bien estudiados sus personajes y que jamás se le escapaban de las manos. No es mi caso.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

No. Aunque sí suelo publicar mis poemas en redes, para compartirlos con mis amigos.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Todas mis lecturas, desde los clásicos griegos y latinos hasta la más rabiosa vanguardia. En poesía, siento especial predilección por los poetas en español de las generaciones del 98, del 27 y del 50.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

No. Alguna vez he pensado en abrir un blog, pero ya he dicho que soy muy perezoso. Quizás lo intente algún día.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

“¿Qué es la vida? Un frenesí. / ¿Qué es la vida? Una ilusión, / una sombra, una ficción, / y el mayor bien es pequeño: / que toda la vida es sueño, / y los sueños, sueños son”. ¿O no es esta la frase que define mi modo de entender el mundo? No lo sé.

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