Montse de Paz: “Ni el éxito ni el fracaso deben ser determinantes para tu carrera de escritor”

Montse de Paz

Manuel Cuenya

“... El gobierno de Ziénaga se había esforzado denostadamente en reducir el inevitable estrés emocional que sufrían sus habitantes cuando acaecía la muerte de un familiar o un su ser querido. Ese afán comenzaba con las lecciones de civismo de la Instrucción Básica, que enseñaba que todo intervalo tiene un principio y un final, que debía contemplarse como un acontecimiento totalmente natural y desprovisto de dramatismo. Continuaba con la eliminación total e higiénica de los restos biológicos. Los cadáveres eran incinerados y sus cenizas se sometían a un proceso de cristalización para formar un anillo de mineral sintético, negro y brillante, que se entregaba a las familias con el nombre del difunto grabado. ”Las personas son energía –recordaban las frases luminosas que centelleaban en los Centros de Acreditación Vital–, y la energía, como tal, no se crea ni desaparece, tan sólo se transforma.“ Una persona no era más que una forma temporal de energía, desplegada en un intervalo limitado, y su final era una simple mutación energética.

Sin embargo, al igual que sucedía con la vejez, el empeño gubernamental no podía borrar las secuelas de la muerte. Se podían mitigar sus estragos, pero era imposible erradicar la depresión anímica, el recuerdo y un necesario periodo de duelo...“

(Montse de Paz, fragmento de 'Ciudad sin estrellas')

Catalana de León o leonesa de Cataluña, Montse de Paz es una autora con orígenes en el útero de Gistredo: Noceda del Bierzo, pues su padre, Ángel, pertenece a la familia de Paz, de la que forma parte asimismo el escritor y ex eurodiputado Pepe Álvarez de Paz, a quien le dedicáramos fragua literaria en este mismo diario digital.

“Es curioso: cuando vivía en León era 'la catalana' (nunca dejé de hablar catalán en casa, con mi madre y con mis hermanos). Cuando fui a vivir a Cataluña, era la leonesa, o 'la gallega' (mis amigos decían que hablaba como los gallegos)”, señala Montse, quien siempre ha sido bilingüe desde que aprendiera a hablar, pues su padre es berciano-leonés y su madre catalana, lo que siempre le ha parecido una riqueza. Una riqueza lingüística, cultural, que deberíamos poner en valor.

Cuenta que nació en Lérida, pero cuando tenía cuatro años sus padres se trasladaron a Astorga. De modo que pudo vivir su infancia entre Astorga y León. “Noceda era el pueblo de mis abuelos, a donde íbamos cada fin de semana, por Navidad y en verano. Noceda era la libertad, un paraíso donde salía de la rutina y las obligaciones semanales para lanzarme a disfrutar de todo: del campo, de los juegos, de la aventura de descubrir lugares 'prohibidos', de dar rienda suelta a la imaginación. Mi hermana Marta y yo no podíamos pasar cinco minutos sin jugar, imaginar otros mundos y convertir nuestro entorno en un inmenso escenario de cine. La casa de mis abuelos, el patio y el prado, la fuente, el río, la sierra al fondo, siempre presente, verde y maternal... Todo esto me ha marcado y lo llevo adentro. Tanto, que esos paisajes y ese mundo han inspirado unos cuantos detalles de mis novelas.

Noceda era también los abuelos. Nos cuidaban con mucho cariño, pero no estaban todo el día encima de nosotras. Gozábamos de un margen de libertad increíble. Al mismo tiempo, nos educaban. Ellos seguían con su vida y sus trabajos y nosotras nos integrábamos en su ritmo de forma totalmente natural. Rezábamos con la abuela, a veces la ayudábamos en la cocina e íbamos con ella a misa; abuelito Paco nos preparaba el desayuno y algunas clases de repaso, nos leía poesías y nos contaba unos relatos preciosos, inventados, creo, sobre 'la bruja Rosalía' y otros personajes. La abuela también nos contaba cuentos, y hacía unas rosquillas y unos dulces llamados 'suspiros' que nos deleitaban.

Así que León, para mí, es la patria de la infancia, donde me formé y crecí, y donde nació mi amor por la naturaleza, las letras y el arte. De León y Astorga tengo muy buenos recuerdos de las escuelas a donde fui (ambas públicas, Santa Marta y San Claudio), de los maestros, y de las amigas que hice allí...“, rememora con cariño y a la vez morriña la creadora de 'Ciudad de estrellas', una novela que naciera como un cuento simbólico, con la que obtuviera el premio Minotauro 2011. Un galardón Internacional de Ciencia Ficción y Literatura Fantástica que le despertó muchas expectativas de cara al lanzamiento de su carrera literaria, pues Minotauro y el Grupo Planeta le hicieron una buena promoción de su libro, pero finalmente no le sirvió de mucho. No obstante, ha continuado escribiendo con pasión.

“Quizás la lección que he aprendido es que ni el éxito ni el fracaso deben ser determinantes para tu carrera de escritor. Si lo eres, lo eres. No necesitas el reconocimiento de nadie para seguir creando”, afirma con rotundidad y lucidez Montse de Paz, que se siente satisfecha con 'Ciudad de estrellas' porque es una metáfora de lo que es nuestro mundo o lo que puede llegar a ser, al menos en las grandes ciudades.

'Ciudad de estrellas', ambientada en una ciudad llamada Ziénaga, que se aparece con un cielo blanco durante el día y anaranjado durante la noche, nos hace recordar a dos novelas clave en la Literatura Fantástica y de Ciencia Ficción como son 'Un mundo feliz', de Huxley y '1984', de Orwell, dos distopías en las que ya estamos viviendo los seres humanos, bajo un control férreo y el yugo de lo artificial, de lo virtual, donde no existe la libertad, ni la espiritualidad, ni las emociones, apartados de la belleza y amorosidad que procura la Naturaleza.

“Un mundo o paraíso artificial y consumista, cerrado en sí mismo, donde se te ofrece todo en el plano material... Pero donde siempre viven personas con el alma hambrienta que buscan algo más y quieren romper las fronteras... Podría entenderse también como una moderna versión del mito de la caverna. O un relato iniciático y una novela de crecimiento, pues gira en torno a un personaje en busca de sí mismo. Y se puede leer como una reivindicación del mundo espiritual, del valor de la naturaleza y de la historia”, sostiene esta licenciada en Filología Inglesa, que disfrutó mucho estudiando su carrera, pero que, desde muy jovencita, se ha dedicado de un modo profesional y vocacional a tareas humanitarias.

“Cuando terminé la carrera, mi única labor literaria consistía en explicar cuentos fantásticos y adaptaciones de los mitos griegos a un grupo de niños de los barrios marginales de una pequeña ciudad... Aún me conmueve recordar cómo les gustaba escuchar las aventuras de Hércules o las hazañas de Jasón en busca del vellocino de oro.

...Mi formación me ha ayudado mucho en mi trabajo. Pude ejercitar mis aptitudes literarias en la edición de la revista de la asociación humanitaria, así como en la redacción de programas de radio y artículos varios, y también a la hora de elaborar proyectos, escribir cartas, corregir, traducir y transcribir conferencias... Siempre he tenido la mano pegada al teclado, aunque sólo recientemente me he comenzado a considerar 'escritora'“.

Noceda era el pueblo de mis abuelos, a donde íbamos cada fin de semana, por Navidad y en verano. Noceda era la libertad, un paraíso donde salía de la rutina y las obligaciones semanales para lanzarme a disfrutar de todo (...) Tanto, que esos paisajes y ese mundo han inspirado unos cuantos detalles de mis novelas.

Una gran labor humanitaria

Colaboradora con organizaciones humanitarias, entre cuyas responsabilidades figura la de codirectora de la Fundación ARSIS, Montse de Paz ha tenido la ocasión de escribir asimismo guiones para programas de radio, lo que le ha permitido expresar vivencias y valores en forma literaria y breve.

“Los programas de radio debían durar muy pocos minutos y ser fáciles de leer por parte del locutor. Esto te obliga a condensar las ideas y a buscar formas claras y expresivas para transmitirlas”.

En este sentido, una correcta redacción y el dominio de la lengua castellana y catalana le facilitó la elaboración de las revistas, tanto de su primera asociación como de la Fundación ARSIS. Y este proceso de edición le ha permitido familiarizarse con todos los pasos: redacción, traducción, corrección, maquetación y diseño, publicidad e impresión... “¡Es un mundo! Esto me ha ayudado posteriormente, cuando he empezado a publicar libros”, precisa Montse, cuya experiencia en la Fundación le ha servido como si hubiera estudiado, según ella, diez carreras universitarias.

“He hecho de todo, y ha sido un aprendizaje enorme. Educación de niños y de adultos, captación de fondos, secretaría, organización de eventos, dirección, formación presencial y formación on line... hasta cocina, jardinería y limpieza de piscinas. ¡Tantas cosas! Todo esto te enriquece como persona y también me ha permitido conocer a muchísimas personas de ámbitos sociales y culturales diversos. A la hora de escribir novelas, la experiencia vivida te permite ahondar en la psicología de los personajes y en sus desafíos y motivaciones. Es un bagaje humano precioso”, afirma Montse, cuya vocación por la literatura surge siendo una niña, a la que le entusiasmaban las novelas de aventuras de Verne, Salgari, Dumas y Walter Scott. Obras que en su momento espolearon su imaginación y le abrieron las puertas a muchos mundos.

También en su adolescencia le impactó leer la 'Ilíada' y algunas sagas nórdicas, así como 'El Señor de los anillos', novela que hoy sigue releyendo con gusto. “Hay que releer despacio este libro para comprender mejor el mundo que creó Tolkien, su profundidad y sus simbolismos”.

Por otra parte, siempre le ha acompañado la Biblia, “tanto sus relatos como sus poemas... Es una biblioteca tan rica que cada día descubres tesoros en sus páginas”. Y sobre todo le gustan autores que escriben, a su juicio, con arte y, a la vez, con agilidad expresiva. Como Ana María Matute, escritora que le despertó el gusto por la escritura bella, ocupando un lugar especial en su 'almario'. Asimismo, entre la nómina de escritores que más recuerda y que más ha releído, están Valle-Inclán y Buero Vallejo, “¡hasta las acotaciones son hermosas!” Otros autores que le han marcado han sido D. H. Lawrence, Virginia Woolf, Flaubert, Víctor Hugo y Dostoievski. Y entre los autores más contemporáneos destaca a Alessandro Baricco.

“Siempre me gustó leer, desde muy niña. Con siete años inventaba cuentos y los ilustraba a modo de cómic. Más tarde escribí otros relatos, siempre los dejaba a medias... Luego llegaron 'los años de silencio'. Aunque escribí mucho por motivos académicos y profesionales, jamás pasó por mi cabeza ser escritora ni dedicarme a la literatura. Hasta que, de pronto, surgió la inspiración. Fue una noche del verano 2004. Ese día apagué la tele ―no la he vuelto a ver más― y encendí mi ordenador, no para trabajar, sino para inventar. Empecé mi primera novela y ya no pude parar de escribir. Creo que algo que llevaba muy adentro surgió con una fuerza explosiva. Tardé un tiempo en asimilar lo que me sucedía. Pero desde entonces sé que no podré vivir un día sin escribir, al menos, unas pocas líneas... Han pasado quince años y sigo ahí”, detalla la autora de 'La rosa de cuatro picos' (historia inspirada en los maragatos, muchos de los cuales emigraron a América y fundaron colonias en Argentina como Carmen de patagones, y aun en Uruguay), para quien escribir es como respirar, “escribir es vida”. Y la escritura creativa es más que una forma de expresar lo que lleva adentro, porque asegura que todos tenemos algún talento artístico o creativo que necesitamos desplegar. Y el suyo es la palabra.

“No sé si a los demás les sirve de algo leer lo que escribo o no. Creo que en el mundo del arte el utilitarismo está fuera de lugar. ¿De qué sirve la belleza? Pero las cosas más inútiles también pueden convertirse en las más necesarias.

Siempre me alegra saber que los lectores disfrutan con mis historias, que les emocionan, o les enseñan algo, o les dan qué pensar... Me gustaría, algún día, que mis libros tuvieran aquella virtud que decía Kafka: que fueran como hachazos, rompehielos que entran en la consciencia del lector, cambiando algo en él. Sé que pocos autores logran esto... Pero hay que tener el coraje de intentarlo, aunque tampoco todos los lectores están receptivos ni tienen la misma sensibilidad“, expresa esta escritora autodefinida como muy ecléctica y un poco caótica, ”como un árbol que echa muchas ramas, aquí y allá“, a la vez que reconoce que ha escrito mucho más que ha publicado. Convencida incluso de que lo mejor de sus letras es lo que está ”en los cajones“ o en las ”neuronas“ de su ordenador.

“He escrito ficción y no ficción. Novelas y cuentos, libros de autoayuda y de espiritualidad. ¿Cómo se cocina todo esto? Supongo que mis libros reflejan lo que soy y las pasiones que mueven mi vida. Quizás el hilo conductor sea mi deseo de ahondar en la naturaleza humana, así como un cierto gusto por la aventura y la exploración de lo ignoto”, se muestra con sinceridad Montse de Paz, que en los próximos meses publicará dos libros: uno de espiritualidad con Desclée de Brouwer y una novela histórica con EDHASA, que ahora está en proceso de revisión y maquetación.

“El libro de Desclée es una lectura existencial de la Biblia: ¿qué nos pueden decir los relatos bíblicos a los lectores de hoy, en clave de crecimiento personal? La novela es sobre un personaje crucial de la corona de Aragón, en el siglo XV, una reina muy notable y a la vez olvidada por los libros de historia”, explica la creadora de 'Sal y canela. Relatos con sabores varios'.

En cuanto a sus proyectos a corto y a medio plazo estarían, por un lado, el de pulir todas sus novelas no publicadas para poderlas presentar a alguna editorial. Y, por otro, consolidar su línea de novela histórica para seguir publicando con la última editorial que ha apostado por ella.

Siempre me gustó leer, desde muy niña. Con siete años inventaba cuentos y los ilustraba a modo de cómic. Más tarde escribí otros relatos, siempre los dejaba a medias... Luego llegaron 'los años de silencio.

“Finalmente, tengo otras novelas en mente, o medio planificadas, que quiero ir escribiendo en los próximos años... sin contar con los ramalazos espontáneos que puedan surgir. A veces me viene la inspiración y empiezo a escribir algo que nunca planeé. Cuando esto sucede, ¡me dejo llevar!”, concluye esta escritora con alma nocedense, para quien León, y Noceda en particular, es la cuna donde se forjó como persona, “un lugar formado por personas amadas, paisajes bellísimos y un espacio donde comencé a desplegar mi creatividad”.

Entrevista breve a Montse de Paz

“El consumismo, los medios de comunicación y las tecnologías se confabulan para que seamos una masa de robots distraídos y manipulables”.

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

La 'Ilíada', 'Madame Bovary', 'Los hermanos Karamazov', 'El Señor de los Anillos', las 'Sonatas' de Valle Inclán. Y algunos libros de la Biblia.

Un personaje imprescindible en la literatura (o una persona en la vida).

¿En la literatura? Don Quijote.

¿En la vida? Jesús de Nazaret.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

No lo sé... He leído libros que no he sido capaz de terminar, pero prefiero no mencionarlos. Todo autor, como persona y como creador, es respetable, aunque su obra no te guste.

Un rasgo que defina tu personalidad.

La fidelidad.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

Que sea capaz de apasionarse y entregarse.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

La política: es un circo de poder, un 'Juego de Tronos' con guión malo y aburrido. Lo que debería ser una vocación de servicio a la sociedad se ha convertido en un feudalismo donde todos luchan contra todos por arrebatar un pedazo del botín. ¡Primitivo y penoso!

La sociedad: hay un enorme potencial. La gente no es tonta, la gente tiene sed de sentido, de vida, de crecimiento. Y tenemos más información y recursos que nunca. Pero al mismo tiempo hay una enorme desorientación y demasiados factores que nos adormecen y nos atontan. El consumismo, los medios de comunicación y las tecnologías se confabulan para que seamos una masa de robots distraídos y manipulables. Las ideologías de todo tipo hacen estragos en la mente. Vivimos sometidos al “pan y al circo” y pocos hacen el esfuerzo de despertar y salir de esa corriente. Aún y así personas despiertas, ¡haberlas, haylas! Esa es la esperanza.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

¡Escribir! Y leer. Y caminar por la montaña, viajar, contemplar una obra de arte... Jugar con los niños. Y hablar con un buen amigo sobre temas que me apasionan.

¿Por qué escribes?

Es una necesidad vital: crear mundos, personajes y vidas que expresan de algún modo las inquietudes que llevo adentro, y compartirlas con los lectores.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

En mi caso no, porque no estoy presente en ellas. Supongo que si entrara, me ayudarían a condensar las ideas en pocas palabras... ¡Un buen ejercicio literario!

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

En estos momentos, la historia y la Biblia. También me inspiran mis experiencias vitales y lecturas muy variadas, conferencias o conversaciones que he mantenido, reportajes... A veces, los sueños. Mis fuentes son una mezcla de todo ello y, como ves, no siempre son literarias.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Hay blogs literarios muy buenos, pero no los sigo con regularidad.

El mío lo voy actualizando, con no mucha frecuencia, quizás una o dos veces al mes. Empecé explicando mis experiencias a la hora de publicar los primeros libros, y luego he añadido toda clase de temas. Se centra en tres líneas: literatura, cómo llegar a publicar y una miscelánea (arte, experiencias, etc.)

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Todo existe por amor, y está llamado al amor.

(Aunque cueste verlo.)

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