Martínez Trapiello: “En varias ocasiones he manifestado el error de unos provincianos que educan hijos para la emigración”

Andrés Martínez Trapiello

Manuel Cuenya

Perteneciente a la estirpe literaria de los Trapiello ('La saga', como escribiera el gran Crémer en 'Diario de León' en 2005), Andrés Martínez Trapìello es el autor de 'La senda de Trapi', un libro “para leer a sorbos... perfecto para quienes la vida se nos va haciendo memoria”, compuesto por relatos de corte 'autobiográfico', aunque lo autobiográfico, en este caso, esté tamizado por la imaginación. Ilustrado por bellas imágenes, incluida su portada, que nos ofrece un León antiguo, en el que sobresale su catedral.

Como le gusta decir al propio Andrés: “En el libro hay autobiografía e imaginación para personajes y lugares que enriquecen una forma de vivir o de hacerles vivir. Y esas letras están 'condicionadas', en la mayor parte de las veces, por melodías que me crean un ambiente propicio para poner una letra tras otra. Normalmente me acompañan Haendel, Prokofiev, Tchaikovsky, Bach... Y también The Beatles”.

Unos relatos que nos hablan de un tiempo pasado, que algunos desconocen (como es el caso de los hijos del autor) y que otros recuerdan con nostalgia. La memoria como fuente literaria. Y el pasado, cargado de vivencias y recuerdos, como sustancia nutriente.

Un retrato del León de infancia de Martínez Trapiello, un “León pródigo en bellezas”, que su creador nos enseña con fascinación, con alma, con el espíritu de un rapaz que estuviera descubriendo su universo.

“La senda de Trapi es –nos aclara su creador– producto de mi blog”. Hasta que sus amigos escritores lo impulsaron a que editara un libro, que hiciera crecer las palabras para juntarlas en un volumen.

Cuenta que su afición por las letras comenzó en el Colegio de los Padres Dominicos de la Virgen del Camino con la redacción de sus diarios, “muchas páginas de muchos cuadernos que han desembocado en mis divertimentos”, apostilla este literato y fotógrafo, que dice de sí mismo que ni es escritor, porque se limita a poner una letra tras otra para su satisfacción, como evasión o necesidad de continuar una costumbre adquirida en su Colegio de los Dominicos, ni es fotógrafo, porque sólo hace fotos.

En todo caso, en estos momentos puede verse una exposición fotográfica suya en el Club Peñalba Casino de León, donde nos muestra quince imágenes sobre paisajes urbanos de la capital provincial, su “referencia de vida por nacencia y vivencia”, tomadas en distintas épocas, años y momentos.

“Mantengo, como en lo literario, que yo no hago fotografía, que hay muy buenos fotógrafos por estos lares; yo solamente hago fotos, quizás como compensación al no saber pintar”, sostiene este autor leonés, que se considera ciudadano del mundo, y cuyos lazos familiares lo unen al terruño, aunque sus ancestros –recuerda– ya ocupen un lugar en cualquier cementerio de la Provincia.

Mantengo, como en lo literario, que yo no hago fotografía, que hay muy buenos fotógrafos por estos lares; yo solamente hago fotos, quizás como compensación al no saber pintar

El alma en el arte

Andrés Martínez Trapiello es consciente, como dijera su hijo, el fotoperiodista Andrés Martínez Casares, que “el secreto de una buena fotografía es el alma”. Y es lo que intenta reflejar él cuando dispara su cámara o su móvil. O lo que hace cuando escribe, imprimir alma a las palabras y las imágenes. Ese es el secreto, sin duda. La clave reside en cómo se logra captar el alma de las cosas y las personas.

“Hay fotografías que me han provocado completarlas con letras; aunque las hay que ya hablan por ellas mismas”, matiza Andrés, quien escribe y fotografía porque le gusta. Y lo hace con emoción. “Si a alguien más le llama la atención, le provoca alguna emoción, me siento doblemente feliz”.

Me da la impresión de que la humildad es lo que nos ayuda a seguir creciendo, aprendiendo. Y Andrés, que es un hombre humilde e inquieto, siente devoción por el arte en general, porque otra de sus grandes pasiones, como ya habíamos adelantado, es la música, su alimento espiritual. “Para mí la música es fundamental en la vida desde que la formación en el Colegio de los Padres Dominicos de la Virgen del Camino nos desveló el complemento tan maravilloso que es para una vida lo más plena posible, los ratos de felicidad que puede proporcionar. Soy adicto a ella durante muchas horas al día, me acompaña”.

En realidad, se considera más consumidor de música que de literatura, aunque reconoce que hay un libro, 'Al morir Don Quijote', de Andrés Trapiello, que le ha dejado un estupendo sabor de boca. “Lo he saboreado como complemento a dos obras musicales de Joaquín Rodrigo: 'Fantasía para un gentilhombre' y 'Concierto de Aranjuez', que me acompañaron durante su lectura”, precisa Martínez Trapiello, quien es primo de los escritores Andrés Trapiello y Pedro Trapiello, bien conocidos en el panorama literario.

“Mi madre y la de los más conocidos, Pedro y Andrés, son hermanas, hijas de Andrés Trapiello que fue maestro por pueblos de la ribera del Torío y Sabero; pero Pedro y Andrés tienen otro hermano, Severino, que es un buen pintor... y Luis que también escribe... Bueno, Josemaría, otro hermano, también ha escrito un libro... y mi hermano José Luis escribió también mucha poesía...”, rememora Martínez Trapiello, que en su libro 'La senda de Trapi' nos ofrece un capítulo, 'Desfaciendo entuertos', en el que nos desvela los parentescos. Y nos especifica que él es hijo de su tío César, el cura.

Su primo, el periodista y escritor Pedro Trapiello, le dedica unas palabras en la contraportada de 'La senda de Trapi': “... Andrés, claro, sabe escribir porque aprendió a ver y a leer y a dudar... y porque unos frailes redondearon lo mamado con nuevas palabras y miradas, proporcionando además un sentido adversativo muy escolástico, ese del ”sí, pero“, ese que tanto ahormaría el estilo y actitud de no pocos ”atravesados“ que estudiamos con ellos sin que nuestra gratitud tardía alcance a pagarles nada”.

Y el prologuista de esta obra, Javier del Vigo, escribe que Andrés Martínez Trapiello “es síntesis del linaje de los Trapiellos. Un renacentista en la aldea global: monaguillo y casi fraile en su juventud; presbítero en la película Viene una chica en la que Chema Sarmiento, el cineasta berciano, descubrió sus dotes de actor junto a Alberto Cortés; cantor solista de una escolanía dirigida por Ángel Torrellas cuando su voz era blanca y sus pantalones cortos, concejal en el Ayuntamiento y político activo en aquella Diputación leonesa que tantas ilusiones despertaron en la Transición, melómano de cuanta música clásica o religiosa cabe en un iPad, desde Haendel a Grieg, pasando por Prokofiev; fotógrafo de los rincones de León donde el tiempo se detuvo hace siglos y se oyen hoy los pasos del tiempo ido...”.

Cree Andrés que el escritor Javier del Vigo ha sabido captar muy bien su actitud ante la vida; así como las muchas actividades que ha desarrollado junto a su esposa, ya fallecida, y sus tres hijos, que le han permitido llevarlas a cabo, entre ellas, su faceta como actor en 'Viene una chica', de Chema Sarmiento, quien también fuera antiguo alumno de los Dominicos, “de unos cursos inferiores al mío”, que le propuso la colaboración, en esta película, como el reverendo Antonio Arreola. “Yo nunca había hecho cine... Me puse sotana y casulla y después de la primera escena que grabé en un confesionario, después de varias tomas, yo permanecí sentado en el mismo esperando a Chema que venía hacía mí. ¿Cómo he estado?, le pregunté; a lo que con una amplia sonrisa me contestó que estaba satisfecho, pero que serían otros quienes me lo dirían”, recuerda Andrés con afecto a la vez que siente pena porque tantos valores leoneses, entre ellos el director berciano Chema Sarmiento, conocido sobre todo por su genial película 'El Filandón' (en la que participaran grandes escritores leoneses: Pereira, Mateo Díez, Merino, Pedro Trapiello y Julio Llamazares) tuviera que emigrar, en su caso a París, donde reside en la actualidad.

Para mí la música es fundamental en la vida desde que la formación en el Colegio de los Dominicos de la Virgen del Camino nos desveló el complemento tan maravilloso que es para una vida lo más plena posible

“Es triste, en este sentido, esta tierra nuestra. En varias ocasiones he manifestado el error de unos provincianos que educan hijos para la emigración”, afirma Andrés, quien, en esta misma línea en el ámbito narrativo, observa que hemos exportado muchos escritores que residen en otros lugares, sobre todo en Madrid. Aunque por fortuna hay escritores que continúan aquí –añade– en una labor callada que trasciende en momentos determinados.

Se muestra asimismo entusiasmado con el movimiento que existe en el campo de la poesía en León, con poetas a pie de calle; poetas desconocidos, según él, que se manifiestan con este movimiento, “es decir, el vaciarse en versos en cualquier lugar que se ofrezca a ello, ya sea un recinto al efecto, un bar o cualquier otro paraje urbano”.

En estos momentos tiene la intención de continuar con su blog con tranquilidad, sin la necesidad de escribir obligado. Y confiesa que se siente algo abrumado por calificativos que lo han acreditado de escritor, fotógrafo, actor...

Entrevista breve a Andrés Martínez Trapiello

“Estoy en la aldea global”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

'Al morir Don Quijote', de Andrés Trapiello.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

En la música, Haendel. En la vida, mi familia.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

¿Es autora la que vende más libros en España, Belén Esteban? Pues ella.

Un rasgo que defina tu personalidad.

“Yo soy yo y mi circunstancia”.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

La honestidad.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Los políticos son reflejo de la sociedad (alguien lo dijo) y esta política no me gusta nada.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Quizás por la edad, ponerme el mundo por montera.

¿Por qué escribes?

Por divertirme, desarrollar la imaginación y recoger en letras las historias que se pierden.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

Son un complemento de vida y hay veces que aportan temas para poder desarrollar, pero no son fundamentales.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Sin que parezca pretencioso, yo mismo.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Solamente el mío, lasendadetrapi.blogspot.com.es

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Lo dijo muy bien Javier del Vigo: estoy en la aldea global.

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