Miriam López Santos: “La novela gótica es algo más que un sueño sadomasoquista concebido por las mentes irracionales”

Miriam López Santos

Manuel Cuenya

“....la novela gótica surge a la sombra de una Inglaterra cegada por el brillo del denominado Siglo de las Luces; pero en esa misma ceguera, producida por un excesivo culto a la razón, se encontraba el germen de una aparente o real sinrazón; en el rechazo a lo sobrenatural surge, precisamente, la necesidad, siempre anhelada por el hombre, de curiosear en lo oculto, lo oscuro, lo vedado, pero también en lo extraordinario, lo sorprendente o lo prodigioso”.

(Miriam López Santos, 'La novela gótica en España, 1788-1833')

Licenciada en Filología Hispánica y en Lingüística, Máster en Literatura Comparada, Doctora en Filología Hispánica y Profesora Asociada de la Universidad de León, Miriam López Santos es una joven leonesa con excelente formación académica y experta en la novela gótica española de principios del siglo XIX -el origen de nuestra literatura de terror-, llegando a rescatar un tipo de literatura olvidada, postergada y absolutamente desconocida incluso en los ambientes universitarios.

“Algunas de las obras ni siquiera figuraban en la Biblioteca Nacional. Fue una labor detectivesca, pero profundamente satisfactoria. Ello me ha posibilitado situarme en un primer nivel de un aspecto concreto de investigación, algo que cualquier profesor universitario joven persigue”, señala Miriam, autora de 'La novela gótica en España, 1788-1833' (Academia del Hispanismo, 2010), que también ha publicado diversos artículos y ensayos como la edición crítica de 'La torre gótica o el espectro de Limberg' (2014), o bien la edición crítica de 'La urna sangrienta o el panteón de Scianella' (2010), esta última en colaboración con el escritor Luis Alberto de Cuenca.

A propósito de su colaboración con Luis Alberto de Cuenca, recuerda que lo conoció en la inauguración de unos cursos de verano de la Universidad de León. Y posteriormente tuvo el orgullo de que aceptara ser el presidente de la defensa de su Tesis de doctorado. “Sus críticas hacia mi trabajo y su alabanza sin reparos al mismo las recordaré siempre y me sirvieron de estímulo para publicar mis primeros trabajos. A él le debo, al menos en parte, la publicación de mi estudio crítico de 'La urna sangrienta o el panteón de Scianella' en la editorial Siruela. Él presentó el libro en la semana gótica de Madrid y, como agradecimiento por su apoyo constante, le dediqué mi segundo libro, 'La novela gótica española' (1788-1833). Tengo un enorme respeto intelectual por el maestro y él siempre me ha mostrado lo mismo en lo referido a mis trabajos”.

La ficción gótica comienza a ser entendida entonces como un peligroso instrumento de penetración de ideas subversivas contrarias a la norma y como tal es examinada por los censores, que insisten constantemente en la necesidad de que esta sea perseguida y, por lo mismo, censurada y prohibida

Cuenta Miriam que, para entender a autores como Bécquer o Espronceda, hay que recurrir a la novela gótica previa, puesto que ellos bebieron de esta tradición, de ese gusto por lo oscuro, el suspense, el terror, los escenarios siniestros... Y que la novela gótica -genuinamente inglesa e hija de la Ilustración como de reivindicación de lo subversivo, lo que va contra la moral- llega a España, a través de Francia, instalándose en nuestro país ese gusto por los paisajes de tormenta, los castillos en ruinas... la estética de lo sublime. Y acaba convirtiéndose en una nueva narrativa caracterizada por la oscuridad, el vicio, la exaltación de las pasiones.

“A menudo, los manuales de historia de literatura dicen que sólo hubo una obra gótica en España: la 'Galería fúnebre', de Agustín Pérez Zaragoza. Sin embargo, resulta que este libro es en realidad la traducción de un original francés que, encima, es una parodia del género”. En todo caso, “existió una novela gótica unida a una conciencia de género en nuestro país, en las últimas décadas del Antiguo Régimen; importada, es cierto, pero asumida como propia”, destaca Miriam en su estudio, 'La novela gótica en España, 1788-1833'.

“La novela gótica es algo más, como afirmara André Breton, que un sueño sadomasoquista concebido por las mentes irracionales”, sostiene Miriam, pero el hecho de que en España la Ilustración fuera insuficiente, debido al peso de la Iglesia, no logró acabar con las creencias supersticiosas de la población. “Nuestro siglo Ilustrado se hallaba aún envuelto en grandes dosis de misterio y costumbres ancestrales que dificultaban, muy a pesar de estas mentes ilustradas, el control y la organización tecno-política del mundo”, escribe Miriam, consciente de que toda esa tradición y gusto por lo macabro en forma de monstruos, diablos, brujas... ayudó a asentar el gótico en la España del XIX, escenario de tramas góticas, donde aún seguía vigente la Inquisición, a sabiendas de que obras anticlericales, como 'Melmoth el errabundo' (1820) o 'El castillo de Otranto' (1764), no se publicaron en España.

“Este ambiente oscurantista que dominaba y caracterizaba nuestro país frente al resto de las naciones europeas, se fundamentó con seguridad en toda la compleja 'infraestructura mágica' que, apoyada por el paso de los siglos, englobaba desde la brujería a los ritos satánicos, pasando por la abundancia de la creencia en todo tipo de milagros, pero también en el profundo peso que desde hacía décadas venía ejerciendo en nuestra sociedad el Santo Oficio, que explotaba con su brutalidad la ignorancia y la superstición de las masas”. A resultas de este ambiente de oscurantismo en España, “la ficción gótica comienza a ser entendida entonces como un peligroso instrumento de penetración de ideas subversivas contrarias a la norma y como tal es examinada por los censores, que insisten constantemente en la necesidad de que esta sea perseguida y, por lo mismo, censurada y prohibida”, según Miriam López Santos, que comenzó su labor investigadora siendo estudiante de licenciatura y posteriormente como estudiante de tercer ciclo y becaria de investigación en el Departamento de Filología Hispánica y Clásica de la Universidad de León. Y desde entonces no ha parado ni un instante.

La importancia de la investigación en el ámbito de la literatura

Está convencida de que, tanto en su departamento como en otros departamentos similares (véase el de Filología Moderna) mantienen unos niveles de producción investigadora importantes; “hay varios programas de investigación financiados, incluso a nivel nacional, y con bastante frecuencia se organizan congresos de prestigio en la Facultad de Filosofía y Letras. Sirvan como ejemplo las cuatro ediciones que llevamos ya, y este mes de mayo, durante los días 17, 18 y 19, tendremos la quinta edición del Congreso Internacional de ficción criminal: 'Crímenes contra la humanidad en la literatura y el cine', con investigadores y autores de prestigio nacional e internacional”, recuerda Miriam, que sigue, según ella, con el mundo transgresor y perverso de la novela gótica. Su trabajo de tesis doctoral sobre la novela gótica ha acabado marcando su trayectoria investigadora, aunque también cabe resaltar sus investigaciones en las que pone en relación la literatura y el cine. O bien sus análisis de figuras literarias del siglo XIX de la literatura española. “Es cierto que ahora he ampliado el estudio a otras épocas, la posmodernidad, y a otros autores más jóvenes (Patricia Esteban Erlés, Fernando Iwasaki, Valeria Correa Fiz o Cecilia Eudave). También llevo unos años dentro del equipo de María José Álvarez Maurín dando forma a un proyecto bastante complejo, las relaciones entre la literatura y el terrorismo”, precisa Miriam, quien reconoce que ha aprendido muchísimo de todos sus profesores, “luego compañeros”, en las aulas y seminarios de la Facultad de Filosofía y Letras, que le entusiasma la Lengua y la Literatura al mismo tiempo, que le apasiona la enseñanza, “una profesión dura si no existe vocación. Siempre se lo digo a mis alumnos, futuros profesores de Enseñanza Secundaria, 'tened la mente abierta, este es un camino de aprendizaje constante y continuo'. Nunca dejo de aprender en cada clase y espero que siempre sea así, desde los alumnos universitarios o mis chicos del CEO San Juan de Benavides de Órbigo”, aclara esta investigadora y profesora vocacional, que admira a las personas que se dedican a la creación (“supongo que habrá cientos de creadores que no se han acercado a la tediosa labor del investigador, afortunadamente, porque su voz es más libre”) porque, “como muy bien sentenciara el gran George Steiner: 'el más grande de los críticos es minúsculo comparado con cualquier creador'”, rememora Miriam, que se siente, para bien o para mal, marcada por su lugar de nacimiento, por sus paisajes de infancia, que le acompañarán siempre -añade ella-, por ese León que es paisaje literario, cantado y contado por muchos grandes escritores, “además de un entorno histórico y cultural que, queramos o no, nos marca a fuego. Amo mi tierra, y después de tanta literatura leída con nuestra provincia como protagonista, uno de los espacios españoles más 'ficcionalizados', dicen los especialistas, no sé dónde establecer los límites entre lo vivido, lo evocado o lo soñado por otros; al fin y al cabo, no importa, pues como afirmara José María Merino, 'La fantasía nos ayuda a comprender el mundo real'”.

En la Universidad de León hay varios programas de investigación financiados y con bastante frecuencia se organizan congresos de prestigio en la Facultad de Filosofía y Letras. Sirvan como ejemplo las cuatro ediciones que llevamos ya del Congreso Internacional de ficción criminal

En este sentido, Miriam cree que León es un vergel de arte, de cultura. “Lo ha sido siempre... junto a los grandes de antaño y a los imprescindibles de siempre, los jóvenes comienzan a reivindicar su espacio como parte de este enorme caleidoscopio, en el que no se puede olvidar el trabajo incansable de personas o grupos que siguen acercando la literatura a la gente a través de encuentros, tertulias o presentaciones. Hace unas semanas lo hablaba con Susana Barragués, una gran persona y una gran poeta, que me redescubrió el mundo de la mística con nuevos ojos y nuevas voces. Será, en unos años, un referente, ahora que ya la hemos recuperado, en todos los sentidos... Resulta complicado pronosticar qué caminos, qué direcciones tomará nuestra narrativa, pero lo que está claro es que asumirá anhelos, adoptará nuevos recorridos y logrará éxitos similares”, se expresa con pasión Miriam, que seguirá buceando en los mares literarios y aun creando porque una buena labor de investigación sienta las bases sólidas para una buena creación literaria, a la vez que continuará leyendo a nuestros clásicos: “desde Galdós a Azorín y desde Quevedo a Cernuda hasta aquellos pioneros y olvidados visionarios del XIX”. Asimismo, también se ha interesado por literaturas con cosmovisiones distintas a la española, como la centroeuropea o la rusa, desde los grandes decimonónicos (Dostoievski, Chejov) a los escritores del período de entreguerras (Kafka, Stefan Zweig, Joseph Roth). “Pero no puedo dejar al margen a los grandes y a las grandes del cuento, a Poe, Borges, Cortázar, Quiroga o Silvina Ocampo”.

Entrevista breve a Miriam López Santos

“Al final, escribas lo que escribas, acabas hablando de ti mismo”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

Son muchos, demasiados, como para poder dar un nombre o un título concreto. Muchas veces vuelves sobre los libros porque quieres encontrar aquello que te produjeron y otras, en cambio, temes abrir las páginas por si lo que encuentras no es lo que recordabas. Lo que realmente me gusta hacer es volver sobre los libros escritos, casi maltratados, con cientos de anotaciones y sugerencias y reencontrarte en ellas.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

Hay muchos personajes literarios que acaban dejando huella y vuelves a ellos una y otra vez, pero en una pregunta así tengo que citar a mi padre, Hermenegildo López, que ha sido y es un ejemplo del verdadero maestro y que siempre supo mostrarme a través de su profesionalidad y su buen hacer el camino a seguir.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Es complicado contestar a una pregunta así. Hay autores y títulos consagrados que se encumbran, quizás producto de unas circunstancias determinadas. El tiempo les pondrá en su lugar o quizás no. Pero, por otro lado, no soy defensora de un canon inamovible, desde mi contacto con los más jóvenes y sus gustos, considero que lo fundamental es la lectura, de todo tipo. No hay que demonizar ningún tipo de literatura, al final todas las manifestaciones artísticas ayudan a comprender mejor el complejo fenómeno cultural de cada época.

Un rasgo que defina tu personalidad.

La tenacidad.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

La lealtad.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Prefiero no calificarla; probablemente no tiene arreglo. Al menos la más próxima, la leonesa, parece estar sumida en una crisis de identidad y en una permanente modorra. Probablemente porque han perdido la esperanza en sus representantes. Parodiando la frase, olvidan aquello de que “no te preguntes lo que León puede hacer por ti sino lo que tú puedes hacer por León”.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

El tiempo que pasas con la familia y los amigos acaba siendo el tiempo que más valoras. Pero también necesito estar activa, tener diferentes proyectos y actividades por realizar y sitios a los que viajar.

¿Por qué escribes?

Por necesidad, como refugio contra la tentación de convertirse en un necio, porque cuando encuentras una pequeña luz, siempre deseas llegar hasta el fondo y dar a conocer tus descubrimientos, aunque sea una persona que cultiva siempre una esperanza desesperanzada.

Me gustaría rescatar las palabras de uno de estos “nuevos” escritores, Ricardo Menéndez Salmón, para definir el oficio, la necesidad de la escritura “Escribir es, antes que nada, nombrar el mundo, llenarlo de significado, procurar un vector de sentido a una realidad que carece de él: esta existencia azarosa, accidental, 'ateleológica', de cada uno de nosotros y del recipiente en el que viajamos. La necesidad de grandes relatos que nos contengan, que nos definan, que nos recojan, siempre me ha parecido la justificación última de la literatura, la deuda decisiva de la escritura con la oralidad. Un pueblo sin narradores es un pueblo sin horizonte. Podrá conquistar la felicidad, la libertad e incluso la justicia, pero será incapaz de decirlas”.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

No suelo escribir nada en las redes sociales, pero sí creo que sirve como plataforma de intercambio y que puede ser muy útil para algunos creadores, que son muy activos.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Mis fuentes literarias son sobre todo teóricas porque soy investigadora más que creadora, aunque es cierto que al final, escribas lo que escribas, acabas hablando de ti mismo. Por eso, los autores que me influyen podrían coincidir con los que me gustan.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Existen blogs muy útiles para las diferentes facetas a las que dedico mi labor profesional. Sigo las experiencias en el aula de diversos docentes, que me resultan muy enriquecedoras. En cuanto a la faceta creadora sigo en las redes sociales a Patricia Esteban Erlés, que, más que nadie, comprende y regala a los lectores la doble faceta de profesora y creadora.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

“Tenemos el arte para no morir de verdad”, dijo Nietzsche.

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