Omar Alvarado: “Todo ejercicio compositor, sea de forma directa o inversa requiere buscar (encontrar) un momento de lucidez”

Omar Alvarado

ileon.com

Autodenominado “legio-centrista', con un plano de traslación alrededor de León, ”variable pero firme“, Omar Alvarado es sobre todo un aventurero, al que podemos encontrar en cualquier parte del mundo, ya sea en Gijón, Madrid, Bogotá, Sao Paulo o Ryad, ”cortas o largas temporadas“, señala él, quien también se define como un enamorado de las montañas, tanto es así que la llamada de ”sus montañas ancarinas, bercianas, de Fornela, Laciana, Babia, Omaña, Argüellos, Cabrera, Alto Eria, Riaño o Picos de Europa“ le dejan claro de dónde es y adonde quiere volver siempre, ”donde los planes y proyectos de vida son inagotables“.

Su profesión de Ingeniero en Telecomunicaciones y sus curiosidades -es un espíritu inquieto- le han permitido viajar por todo el mundo. Fruto de estos viajes, Omar ha publicado libros como 'Lágrimas de Bambú', en el que recoge sus impresiones y experiencias viajeras por diferentes rincones del planeta Tierra, entre ellos seis países y cuatro continentes. O bien 'El juego de Somerset', una novela de intriga, misterio, suspense.

Asimismo, ha publicado el poemario 'Nucarel', ilustrado por la poeta leonesa Nuria Antón. Recuerda Omar que este libro fue un maridaje apropiado y oportuno porque se conjugó, en su opinión, un momento de encuentro y lucidez, de entendimiento y complicidad, que ambos aprovecharon.

“Una fantástica experiencia, como todas las que, llegados a un punto de tu carrera creativa, ya casi sin sorpresas, te devuelve el espíritu primitivo. Ambos lo disfrutamos y yo, gracias a eso, pude dar curso a una de las tareas que tenía pendientes: sacar a la luz un poemario”, aclara Omar, quien por lo demás cree que su formación poética es bastante clásica y sin sorpresas: «versos medidos y rimados y temática basada en lo que significaba el metabolismo de un 'chaval' de 20 años, que fue cuando compuso la mayoría de los poemas; romanticismo desbordado; sin más“.

En cualquier caso, la poesía fue su bautismo como creador -asegura él-, como una evolución natural y coherente. Y en este mismo sentido surgió su deseo por componer temas musicales, habida cuenta de que Omar es también cantautor. Y música y poesía van de la mano, no sólo en su caso, sino en general, porque la música y la poesía son ritmo.

«Tuvo que existir primeramente, por supuesto, una guitarra, en los inicios como un elemento de amalgama grupal y, a continuación, casi como terapia más que otra cosa, y esperar posteriormente a darle otro sentido más creativo, lo cual requería de un trabajo de interiorización y definitiva expresión en forma de melodías y poemas».

El poemario 'Nucarel' fue una fantástica experiencia, como todas las que, llegados a un punto de tu carrera creativa, ya casi sin sorpresas, te devuelve el espíritu primitivo

Si bien reconoce que dejó de escribir versos «en bruto» hace muchos años, casi desde que comenzara a acometer desafíos narrativos, ha continuado conjuntando letras para las melodías de sus canciones. «Todo ejercicio compositor, sea de forma directa o inversa (quién fue primero... ¿la música o la letra?), requiere buscar (encontrar) un momento de lucidez y aprovecharlo, aunque te sientas algo inseguro al principio con esa «promiscuidad» de lo que surge a borbotones y, sin pedir permiso, se instala en el 'hueco' que se abrió en el tiempo, como diría Jung, y que tiende a ser ocupado por la voluntad convencida, en mi caso, fanática... al menos en esos momentos de lucidez».

Con 35 años dice haber sufrido una crisis, digamos creativa, porque sentía que se había quedado vacío, o mejor dicho había vaciado al completo su fondo de retenciones oníricas, que, según él, hemos venido heredando, en un cincuenta por ciento, de la psiquis común, y el otro cincuenta por ciento restante a lo largo de esas etapas de crecimiento a 'esgaya', con una absoluta permeabilidad en lo referente a sensaciones, emociones y creencias.

No obstante, Omar ha continuado escribiendo y publicando, persistiendo en el empeño, intentando, señala él, el juego de la escritura bajo demanda (presentándose a certámenes con temática específica). En el fondo, se sintió victorioso por el objetivo alcanzado porque «efectivamente podría crear una obra encorsetada en temática y plazo de entrega», matiza con sentido humorístico, aunque no consiguiera ganar los certámenes de marras.

Recuerda que lo mejor de su faceta literaria, más allá de alzarse con algún galardón literario, ha sido ejercer como profesional del párrafo y la trama. Y cómo, tras recibir «una hierofanía nocturna (precisamente el 20 del 02 del 2002)» se decidió a afrontar el reto de crear una novela policíaca, si bien tampoco compró «su libertad» con los beneficios obtenidos, «que era lo único que pretendía», precisa Omar, que desde esa época ha debido de comenzar unas diez o doce obras, cuatro o cinco capítulos, 40 o 50 páginas cada una, que han ido quedando aparcadas, a resultas de su desmotivación.

Sea como fuere, se siente más vinculado, por orden de prioridad, con la faceta musical, y está convencido de que «no podría escribir mejor de lo que ya lo había hecho». Sin embargo, este aventurero, que está ahora en un nuevo punto de inflexión, ha vuelto a escribir con fuerza y decisión una novela de aventuras «cotidianas» en formato 'road-movie', especifica.

«Ya llevo ocho capítulos y unas 130 páginas terminadas. Mi intención era tirar hasta el final, y por lo que pienso y por lo que ya me conozco, me iba a salir uno de mis 'tochos' de más de 600 páginas, pero 'mis lectoras' me convencieron de que adoptara el formato trilogía, así que a este ritmo de producción, si no se me desprende el 'enchufe', para finales de octubre espero tener terminada la primera entrega; no hay título aún, pero la micro-sinopsis rezará: De Finisterre a Astorga... y hasta aquí puedo leer...», nos cuenta el autor de 'El rumor del letargo' (una obra sobre el pueblo de Riaño antes de que quedara sepultado bajo las aguas del pantano).

Por mi vocación internacionalista, aspiro a ver nuestra provincia y nuestra capital situada en un plano de relevancia dentro de lo que hoy va definiéndose como ciudades de la Cultura, la Poesía, Narrativa...

Omar Alvarado, que ahora anda danzando por Canadá, sigue teniendo presentes sus referentes literarios: Aparicio, Merino, Mateo y Llamazares, que frecuentaban la Casa de León en Madrid, donde él llegó a dirigir el grupo de danzas –rememora– y donde quedó enganchado a la faceta metaliteraria que estos grandes narradores cultivan.

«Nunca quise desviarme de ese camino y, hasta en las narraciones policíacas y viajeras, ha sido inevitable hacerlo aparecer, muy a pesar de los 'prejuicios' que rezan por la necesidad de ser directo e, incluso, específico en tales estilos», concreta este polifacético creador, esencialmente viajero, que se siente sorprendido ante la cantidad de autores y autoras que van surgiendo en la provincia leonesa, así como de los innumerables actos, convocatorias de presentaciones, lecturas, ágoras, filandones, etc. «Animo a que continuemos por ese camino pues, por mi vocación internacionalista, aspiro a ver nuestra provincia y nuestra capital situada en un plano de relevancia dentro de lo que hoy va definiéndose como ciudades de la Cultura, la Poesía, Narrativa... León, sus paisajes, sus contrastes, sus gentes, es un todo de magma creativo que ha de ser reconocido a ese nivel global y explotarlo convenientemente», alienta Omar, sabedor de que no existe un lugar igual en todo el orbe, «sin querer desmerecer ninguno de los muchos conocidos», a la vez que se lamenta, tal vez porque anda un poco fuera de los círculos, la poca atención que se le da a la narrativa, en concreto a la novela, en favor de la poesía.

«Bien es cierto que los novelistas somos bastante más introvertidos y 'ariscos' que los poetas. Tal vez porque el proceso de concepción, gestación y alumbramiento de una novela sea más largo y pesaroso que el de un poemario, y esto nos despierte el instinto 'maternal' y 'protector'. Tal vez...», sentencia con ironía.

Entrevista breve a Omar Alvarado

“No hay mejor manera de apreciar el sentido único y sublime de la libertad que cuando te privan de ella”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

He debido de leer y releer unas diez veces un libro/ensayo arqueoastronómico y mitológico titulado 'El secreto de los incas' de William Sullivan. Además de servirme como iniciación a la Astronomía y la Geovisión Neolítica, me abrió muchas puertas hacia una concepción metaliteraria del Mito y sus repercusiones en la literatura universal. Tendré que volver a leerlo otras tantas, pues es complejo y de corte científico aunque la narrativa del autor roza el lirismo más embriagador en muchas ocasiones. De los autores de ficción, creo que tengo más o menos completo el cupo y hay que dejar tiempo y espacio para proseguir con otros. A mí, como autores, especialmente me marcaron, en primer lugar Shakespeare, y a continuación Nietzsche, Erasmo, San Agustín, Hesse, Tagore, Stendhal, Zola, Goethe, García Márquez y, sobre todo, uno bastante soslayado por la crítica al servicio del mero comercio editorial, pero que para mí fue definitivo: el argentino Mujica Láinez.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

El personaje más importante en la Literatura Universal, no sólo la occidental, ha sido Kronos (Saturno, Viracocha, Quetzalcoatl, Odín, Manitou, etc, en sus diferentes cosmovisiones) Es el vínculo común de todas las mitologías existentes en la tierra. De su observancia paciente y secular, en conjunción con las demás deidades planetarias, surgió la interpretación física de la dinámica celeste combinada con el mensaje subyacente que la humanidad creía se nos estaba enviando desde el cielo y que los chamanes-astrónomos se empeñaron en descifrar... y transmitir. La transmisión propició el mito, los arquetipos y, a partir de ahí, el Gilgamesh, la Biblia, los Rij-Veda, la base del Popol Vuh... ficción para explicar el conocimiento y que no era posible transmitir por ningún medio escrito... después, llegamos todos los demás, y muchos se dedicaron a restarle importancia a los orígenes, convencidos de que estos se encontraban, tal vez, «en un lugar de la Mancha... »

Imprescindible en la vida: la historia del injustamente encarcelado que, finalmente con tesón, arrojo, astucia, imaginación y pasión por la vida, consigue huir de su encierro: desde Prometeo a Huracán Carter, pasando por Segismundo, el Conde de Montecristo o Papillón. La gran alegoría de la vida, tanto a escala macrocósmica como microcósmica. No hay mejor manera de apreciar el sentido único y sublime de la libertad que cuando te privan de ella.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

El Quijote es de lectura obligatoria y es absolutamente didáctico. Yo estoy leyéndolo ahora, por vergüenza torera, después de ignorarlo medio siglo, y he de decir que, salvo breves pasajes sublimes y brillantes (vienen a ser los más famosos y los más tópìcos), el resto me parece un libreto subliminalmente moralizante y muy farragoso. El fárrago puedo perdonarlo, pero la intencionalidad subliminal y de ese cariz, nunca. Otros no podría decirte. Los libros, o los termino, entonces, bien, o no me interesan y los dejo prácticamente al principio. No pude terminar nada de Delibes y sé que me crucificarán por ello al ser un icono patrio, ni tampoco de Vargas Llosa. Me asfixiaba leyéndolos a ambos y te puedo decir que mi capacidad llega hasta haber podido terminar a Shakespeare y Joyce en inglés y a Coelho en portugués. No me desanima cualquier reto lingüístico. Sí el despropósito estético.

Un rasgo que defina tu personalidad.

Soy muy pesado y exigente con las cuestiones referentes a la lealtad. La fidelidad sé torearla y todas las otras «miserias» humanas las evito o directamente las ignoro o desprecio. No soy una persona sencilla al trato, aunque me esfuerzo, sobre todo, tratando de evitar esa reclusión en la profunda «caverna» más que de mi vanidad, de mi soberbia. Yo me esforcé, me arriesgué, lo di todo y cumplí... ¿Y tú ?... ¿No ?... pues aire y «marcha por lo segao»... pecados de la edad adulta, no más.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

Creo que ya lo he dicho: por encima de todo, la lealtad. Las demás, vienen supeditadas por mi soberbia y me resulta difícil discernirlas la mayoría de las veces.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

La incomprensión y el desencuentro son totales. Debería de ser obligatorio hacer firmar a políticos y electores un contrato intelectual, con una aceptación de equipotenciación dialéctica, encuentro retórico y resolución lingüística apropiada. Una utopía, vaya. Sólo existe el anti-debate y el abismo demagógico. Somos la perfecta Oclocracia que ya definía Aristóteles: la Tiranía de la Mayoría (Masa). Y la «Masa» es rotundamente mediocre, porque así interesa que sea desde el gran poder. Los «exitosos» sociales son los pícaros, los que engañan, se emborrachan, se drogan y presumen de robar en los hoteles (no digamos si es al Fisco). A los que no queremos tragar con esto, además de separarnos de la manada y tratarnos de ilusos y «pringaos», nos llaman «alternativos» con ironía o «perroflautas», con desprecio. A veces hay que consolarse creyendo que seremos (serán) abducidos y quedaremos en el planeta quienes creemos que el control lo tiene la Madre Tierra y no cuatro personajillos siniestros que, mérito tienen, sí: han conseguido comprar al 80 % de la Humanidad, de una manera u otra.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Cuando me llaman sistemáticamente «chico», especialmente las jovencitas (y que no conozco, en una barra de bar, supermercado, ambulatorio o gasolinera), a pesar de mis 57 años. No sé hacer reír, pero sí dar el pego y eso me divierte mucho, aunque enfurezca al que no consiguió comprarme el alma en contraprestación por obtener un «pedacito de inmortalidad», como tiene por costumbre ¿O tal vez sí... ?

¿Por qué escribes?

Mi ex-mujer fue la primera que supo por qué escribía. Es brasileña –nordestina-, con la formación justita y, como decía ella, «muy vivida» para su juventud. Cuando veía que me volvía insoportable, intolerante y colérico, en vez de entrar al trapo con sus incuestionables armas de «destrucción» femeninas, me abrazaba, me acariciaba, me besaba tiernamente y me susurraba: «Cariño, tienes que ponerte a escribir»

Yo me he inventado muchos escenarios protocolarios y políticamente correctos para dar respuesta a esta habitual pregunta, pero, al final coincido plenamente con Fabiola.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

Más que para ejercitar el estilo literario, para encontrar la manera de forzarlo, incluso traicionarte y así llegar a más público. Cuando ese sea mi interés, y obtenga el resultado pretendido, desde luego que tendré que agradecérselo. De momento, lo sigo atentamente, pero mi camino va por otro lado.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Desde Shakespeare hasta Mujica Láinez, pasando por alemanes, franceses, británicos, algún norteamericano y el boom latino. Españoles, he de decir que los justos: creo que, como magníficamente formula mi amigo Ramiro Pinto, fui de los que nunca comulgué con el corsé post-cervantino en el que se han tenido que desenvolver todos los herederos del «manco»; esa justa sistemática contra la fantasía y la sexualidad, interiorizada y difundida hasta casi hacerlas desaparecer, con todo lo que tienen de principio fundacional y proyección sublime. Aun así, eso se lleva en el subconsciente y, más aún, en el de quienes transitamos de adolescentes y casi de puntillas por la agonía del franquismo y el arranque de la, finalmente endeble cuando no «facinerosa», transición.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Mi soberbia me impide entregar demasiado entusiasmo a cualquier obra que no sea la mía, a menos que me demuestre algo en lo que llegue a tocar mi fibra sensible, pero hasta el momento no lo he encontrado, salvo en una reciente amistad que, he de decir, sigo con bastante interés ya que me gusta su introspección, profundidad y sus malabarismos metafóricos. Y que, no dudo, no tardaremos en tener noticias suyas como nueva y brillante narradora. Hablo de Nuria Viuda García.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Los placeres sencillos son el último refugio de los hombres complicados (Oscar Wilde).

Podría prescindir de todo lo que hemos venido hablando hasta ahora, pero nunca de calzarme mis botas de montaña, coger mis esquíes, echar el bocata de chorizo y Cecina de Astorga, el queso de Valdeón y la bota de vino en la mochila y perderme por las «infinitas» Montañas de León, sobre todo un día de invierno, después de una gran nevada. En esos lugares es donde, de verdad, y sin ñoñerias, se llega a sentir el aliento de Dios. Y que el «diablo» de mis dudas, perversiones y nihilismos me perdone... Omar dixit...

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