La iglesia mozárabe de Santo Tomás de las Ollas estrena la restauración de su retablo, pagada por sus vecinos

César Sánchez / ICAL El alcalde pedáneo de Santo Tomás de las Ollas, Carlos Fernández, junto a la restauradora asturiana Olga Gago, durante la presentación del retablo de la iglesia de la localidad después de su restauración

V. Silván/Ical

La iglesia mozárabe de Santo Tomás de las Ollas estrenó hoy la restauración de su retablo -datado entre los siglos XVI y XVII- gracias a la voluntad de sus vecinos y feligreses, de cuyos bolsillos salieron los 12.000 euros con los que su junta vecinal hizo frente a esta actuación. “Esta iglesia, además del valor histórico y artístico que tiene, para los vecinos de Santo Tomás tienen también otro valor y por eso siempre la hemos cuidado”, señaló el presidente de la junta vecinal, Carlos Fernández, que reconoció que la falta de ayudas y subvenciones públicas de los últimos años les ha obligado a invertir más de 20.000 euros en el mantenimiento de esta joya del mozárabe español, el único templo de este estilo en El Bierzo junto con la iglesia de Santiago de Peñalba.

“Decidimos gestionar la restauración desde la propia junta vecinal”, señaló Fernández, porque la intervención no podía retrasarse más a la espera de la colaboración de administraciones pública ya que llevaban tiempo observando el deterioro del retablo y las lluvías del invierno pasado y la humedad lo habían estropeado aún más. Así, agradeció la ayuda del párroco, Manuel Garrido, por su intermediación con el Obispado de Astorga, y del jefe del Servicio Territorial de Cultura en León. Jesús Álvarez Courel, para conseguir las autorizaciones de Patrimonio.

La intervención en el retablo fue dirigida por la restauradora Olga Gago, del Estudio de Conservación de Bienes Culturales, que abordó su recuperación en cuatro meses y desde el punto de vista estético y estructural. Así, una de las principales tareas fue reestablecer su apariencia original, destacó Gago, ya que estaba muy deteriorada porque fue repintado en los años 30. “Tenía un repinte que le restaba mucha calidad y fue retirado para recuperar la policromía de los siglos XVI y XVII, que tenía mucha calidad junto con una talla también muy esmerada”, explicó.

Con estos trabajos, el retablo recuperaba su belleza y dejaba ver su gran calidad que, reconoció Gago, “siempre se queda muy a la sombra por el marco en el que se encuentra inserto, la espectacularidad de la arquería mozárabe y las pinturas barrocas que hay en la iglesia”. Asimismo, la restauradora también intervino a nivel estructural para reforzar su soporte de madera, afectado por los xilófagos -insectos que se alimentan de madera- y por las filtraciones de humedad.

Su ubicación original

Este retablo se encuentra muy deformado, en parte por que su ubicación original era la cabecera de la iglesia -formada por nueve arcos de herradura- y, por lo tanto, tenía una forma adaptada al semicírculo. “Cuando se trasladó en los años 30 a la capilla del Rosario, donde se encuentra ahora, no entraba en altura y fue mutilado por su parte superior, al no presentar cierre superior o ático queda formalmente incompleta y con una apariencia extraña”, aclaró Olga Gago, que reconoció que no hay documentación que determine su fecha exacta de contrucción, aunque sería a caballo entre los siglos XVI y XVII.

La iglesia de Santo Tomás de las Ollass una de las mejores muestras del estilo mozárabe, junto a la de Santiago de Peñalba, y de ella destaca su ábside de planta ovalada y cerrada con nueve arcos de herradura. Aunque su contrucción original se remonta al siglo X, como es habitual en este tipo de templos, sufrió posteriormente diversas ampliaciones y modificaciones, que completaron su contrucción con una nave y una capilla anexa.

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