La magia, el carácter y el futuro del Bierzo, a través de Cuenya

manuel Cuenya

Sara M.

“Entre el cielo y la mina está el Bierzo...” escribió Manuel Cuenya en uno de los relatos que aparecen en su nuevo libro, La Fragua del Furil, un compendio de sus mejores artículos publicados en El Diario de León. A pesar de la división establecida entre 'el lado de acá' y 'el lado de allá', la sierra de Gistredo y el Catoute coronan insistentemente el paisaje de sus palabras. Volviendo a las raíces para reflexionar y retratar una manera de ser, de hablar, de vivir y de ver pasar las estaciones, regresa a las entrañas de su Noceda natal para rescatar toda la “temperatura afectiva”, que le permite hermanar sobre el papel lugares tan dispares como Marrakech, Cancún o La Habana con “nuestra añorada y jodida” comarca berciana.

Magnífica lectura para adentrarse en las peculiaridades de la zona, Cuenya escribe con la precisión que sólo se alcanza cuando evocas algo que amas, más allá de que el cariño sea resultado de un verdadero amor o de las cadenas indestructibles de la sangre.

¿Qué importancia tiene El Bierzo en su obra y en su vida?

Una importancia definitiva, todos estamos marcados por nuestro lugar de nacimiento. Los primeros años de vida, las comidas, los olores y los paisajes, te acompañan siempre.

Ya ha retratado el carácter berciano, el otoño, el invierno, la gastronomía, el clima... ¿Cree que esta tierra seguirá siendo musa de sus relatos?

Siempre quedan cosas que contar. Cuando se llevó a cabo la selección de los artículos, había textos relacionados con lo estrictamente político, con el fútbol y también con aspectos más religiosos y no fueron elegidos. Esto no quiere decir que yo me autocensure, simplemente quería ofrecer una visión más cultural de la zona.

Asegura que los bercianos son gente realista, “con los pies en la tierra”, y que “no tienen por costumbre cambiar el mundo con ideas extravagantes”. ¿Cual es el futuro de El Bierzo?

No se puede definir de una forma genérica a toda una población pero creo que somos conformistas, no deliramos demasiado. Esto no quiere decir que no seamos aventureros, más bien estamos muy apegados a la tierra. En cuanto al futuro, es muy arriesgado pero me parece que no vamos por buen camino. En su día teníamos la minería y no se crearon alternativas, ahora vemos un Bierzo desangelado. El futuro pasa por recuperar la parte agrícola, la huerta berciana, ésas son las vías. Otra de las opciones sería explotar el turismo de una manera más potente. La minería siempre ha sido terrible para los mineros . ¿Qué hubiera hecho El Bierzo sin los mineros?

Utiliza el festiva del botillo como excusa para hablar de las leyes de inmigración, ¿cree los emigrantes españoles son mejor acogidos en el extranjero que los inmigrantes en este país?

En El Bierzo no, ahí está la generosidad berciana. Esto es una tierra de inmigrantes, siempre hubo muchos portugueses por la proximidad con sus fronteras y actualmente hay grandes comunidades de caboverdianos y paquistaníes. Creo que esta tierra acoge muy bien, existen otras con un mayor grado de hostilidad.

Después de todos sus viajes al extranjero, ¿tiene pensado instalarse definitivamente en Noceda algún día?

Salir de España siempre que uno pueda es muy recomendable, para vivir, a corto plazo no lo tengo contemplado. Volver a Noceda definitivamente cuando me jubile no estaría mal, aquí tengo toda la temperatura afectiva que necesito, aunque me gustaría instalarme en un lugar con mayor temperatura real, un clima más cálido.

El Bierzo y la Fragua del Furil parecen haberse reencontrado tras los años de ausencia. “Ilusionados y tristes, ambos términos tienen cabida en un carácter que encierra cierto misterio, harto recato, el arcano de los bosques y serranías habitadas por maquis, eremitas y renubeiros, entre otros seres míticos”. Pues eso.

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