Un nuevo proyecto estudiará la seguridad de las comunicaciones en “la internet de las cosas”

Dicyt

En los últimos tiempos se han desarrollado modernos sistemas que conectan, por ejemplo, las señales de tráfico y los coches, de tal manera que cada vez que un vehículo se acerca a una de ellas se genera una determinada respuesta sin la intervención de un humano. Este proceso forma parte de la denominada “internet de las cosas”, es decir, aquella en la que tienen lugar una serie de procesos programados sin que sea necesario que el hombre forme parte de ellos. Un proyecto, que se iniciará el próximo año y en el que colaboran varias universidades, creará y estudiará algoritmos que sirvan para garantizar la seguridad de este tipo de comunicaciones.

Dentro de este campo juegan un papel destacado los conocidos como autómatas celulares, unos sistemas dinámicos que están formados por un conjunto de células, cada una de las cuales con un estado determinado en un momento concreto. Este estado va cambiando según unos valores introducidos en la máquina previamente.

“Se puede imaginar una red de ordenadores en la que cada computadora es una célula. Si se propaga un virus informático, el estado de esa célula se puede decir que es 'susceptible' porque no tiene el virus, 'expuesta' porque ya lo tiene pero no se ha activado; 'infectada', ya que lo aloja y está activo, o 'en cuarentena' porque tiene el virus” y se ha tomado alguna medida contra él. Para que ese ordenador sepa cuándo debe pasar de un estado a otro, existe una regla o valor que fija el límite. Basados en estos autómatas celulares, en el proyecto, que durará tres años, se estudiarán una serie de algoritmos para garantizar la seguridad de las comunicaciones en los procesos de la internet de las cosas, ha afirmado a DiCYT Angel Martín del Rey, investigador de la Escuela Politécnica Superior de Ávila.

Atención puesta en el transporte

Los investigadores de este proyecto fijarán su atención en el transporte y la logística, con el objetivo garantizar la seguridad de los protocolos mediante los que se comunican los coches y las señales de tráfico o la base de una empresa de transporte y un autocar con viajeros o un camión que lleva una mercancía peligrosa.

Algunos de estos procesos pueden tener una importancia crítica, como por ejemplo, el que tuvo lugar hace una década cuando se trasladaron hasta España los euros que iban a sustituir como moneda de curso legal a la peseta. En ese caso, se implantó un chip en cada uno de los paquetes que permitió controlar a cada momento el estado y la localización de la carga de los camiones.

Para poder observar las condiciones de la mercancía, habitualmente suele llevar instalados unos sensores denominados RFID que informan de su estado. Las comunicaciones entre los vehículos y la base de operaciones es necesario que vayan cifradas para evitar posibles complicaciones, y en ese aspecto es en el que se han propuesto trabajar en este estudio, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (Micinn).

El que este tipo de comunicaciones sean diferentes a las de “la internet normal” -en la que se dan de humano a humano-, hace necesario que los protocolos de seguridad que se desarrollen tengan una serie de peculiaridades, lo que conllevará la creación de algoritmos distintos a los habituales, ha apuntado el investigador, quien ha añadido que este trabajo con autómatas celulares también se podrían aplicar en redes de ordenadores susceptibles de sufrir virus informáticos. “Las pérdidas que tienen las empresas a lo largo del año con amenazas como el malware (programas informáticos maliciosos) son importantes, de ahí que queramos potenciar los autómatas celulares en este campo”, ha explicado.

Además de la Universidad de Salamanca, en el proyecto TUERI: Tecnologías Seguras y Eficientes para las Redes Inalámbricas en la Internet de las Cosas con Aplicaciones en Transporte y Logística participarán la Universidad de La Laguna, la Universidad Politécnica de Madrid, la Universidad de Málaga, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad del Estado de Florida, de Estados Unidos. Su coordinación estará a cargo de Pino Caballero, de la Universidad de La Laguna.

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