Viajar en modo 'low cost' puede ser una experiencia auténtica y apasionante

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Teresa García González

Viajar, descubrir el mundo o probar sabores nuevos no es algo que esté exclusivamente ligado a gastar dinero, o más dinero del necesario. En parte sí, pero no siempre tienes gastar demasiado para viajar y experimentar el verdadero placer de esta actividad. A no ser quieras ir en modo princesa o príncipe todo el rato y a todas horas. Yo prefiero ser princesa en mi vida real, cuando viajo suelo o intento hacerlo en modo low cost, mochilera. Quiero vivir el viaje de una forma real, auténtica, en todas sus facetas.

En mis viajes optimizo en todo lo que puedo. Por ejemplo, si de un destino a otro hay autobuses nocturnos, los uso para ahorrarme una noche, dormir algo durante el trayecto, ahorrar tiempo y normalmente bastante dinero, frente a otros medios y/o alternativas.

Lo mismo me ocurre con los alojamientos, suelo utilizar albergues. Es una forma barata de pasar noches, conocer gente, aunque compartas habitación y baño. A mí me gusta, y te recomiendo llevar candados por seguridad, pero por lo demás, no estás solo, tienes que compartir espacios y, bueno, aprender a tomártelo como una convivencia con personas de diferentes culturas, países y es, te lo puedo asegurar, muy enriquecedora.

Viajar es igual a adaptarse, no es sólo irse de vacaciones y ya, como ya he explicado en mi blog. Un viaje se vive de forma auténtica cuando utilizas los transportes típicos locales, comes las comidas típicas en lugares locales (no sólo los pensados y diseñados para los turistas) y pisas calles y sitios que te permitan sumergirte en la cultura donde estás. Usar siempre taxis o alojarte en hoteles internacionales de alta gama (que cada vez son más iguales en cualquier ciudad del mundo), le resta autenticidad al viaje y aumenta de forma importante la factura final.

En las excursiones que realizas durante tus viajes procura, un día o dos al menos, depende de cuantos días sea tu viaje, hacer bocadillos, tener fruta al alcance y comprar en supermercados locales. Esto es una forma de ahorrar, pero también de evitar caer en los lugares típicos para turistas donde se pierde mucha esencia. Comer un bocata en medio del Parque Nacional Yosemite, no tiene precio, consigues escuchar el sonido de la caída de las cascadas y saboreas la deslumbrante naturaleza que lo rodea. Todo son ventajas, en ese momento eres consciente de la belleza y el impacto personal de viajar así. Yo he estado en los países Nórdicos y, precisamente, no son nada baratos, pero he logrado disfrutarlos y contener el presupuesto al máximo.

A mí me gusta sentir la experiencia de viajar sin la necesidad de tener que tomar transportes tipo taxi o sin tener que ir a los restaurantes más cool. Respeto a quien decida viajar así, pero creo que se pierde el sabor de las pequeñas cosas, bien porque te permiten valorar más lo que uno tiene, o simplemente porque puedes perderte la experiencia de vivir de una forma más intensa otra cultura.

Por eso, aún recuerdo y disfruto al recordar lo que se siente al comer el típico Pad Thai por la calle en Tailandia, porque es otra de las formas de experimentarlo, y eso no evita que tomes precauciones respecto al agua que se venden en los puestos, siempre embotellada, y tratar de no comer alguna verdura cruda.

Esperar al autobús nocturno en una calle repleta de vagabundos en San Francisco, pasando frío, y algo de miedo, no es agradable, pero me permitió valorar la comodidad, la calefacción, lo bien que vivimos y todo lo que tenemos para ser felices (y lo que nos cuesta verlo).

Cuando los traslados no son en autobús o en coche, y decides andar por la ciudad o la naturaleza con tu mochila, te permite ver y conocer aún mejor el país al que viajaste. ¿Quién dice que dormir en un avión es cómodo, o en un bus?, pero para los que amamos viajar es algo que merece la pena. Ya volverás a tu rutina y a dormir en tu cama todos los días o a elegir lo que comes.

Uso compañías de autobuses baratos, como Flixbus. Trato de hacerlo en los lugares dónde visito varias zonas, comparado con trenes es muchísimo más barato. Lo hice en Estados Unidos, de San Francisco a las Vegas. En Suiza para ir de Zúrich a Berna, o a Lucerna. En Polonia de Varsovia a Cracovia. Son algunos ejemplos, hay otras compañías similares. En cuanto a vuelos también hay algunos aspectos importantes. Si son directos, pues sí, siempre es mejor, pero hay veces que coger varios en diversas escalas te permite ahorrar hasta 300 euros en un viaje, por ejemplo.

Mi consejo, exprime cada viaje como si fuera el último: corre, patea, suda, respira, experimenta, no duermas tanto, come, relájate, visita, espera, pero sobre todo...¡adáptate!

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