El suicidio asistido de una leonesa en Asturias vuelve a generar polémica por la eutanasia

Centro de Salud la Lila de Oviedo y al fondo la plaza de Longoria Carbajal. // Google Street Wiew

La leonesa Sara Fernández-Llamazares, enferma grave de ELA desde hacía cuatro años, decidió quitarse la vida con un suicidio asistido en un hotel de Oviedo. Dejó un mensaje grabado para eximir a sus amigos, dos de ellos que la acompañaban y pertenecientes a la Asociación Derecho a Morir Dignamente y para mostrar su deseo de morir en esas circunstancias porque, según ella, su sufrimiento era tan grande que no pudo esperar a la aplicación de la Ley de Eutanasia.

La joven, de 35 años, sufría la enfermedad desde hace cinco, según esta noticia de El Comercio de Gijón: “Decidió, finalmente, quitarse la vida para ahorrarse varios años de sufrimiento a causa del ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica). Lo hizo anteayer y según sus propias normas: reservó una suite de lujo en uno de los mejores establecimientos hoteleros de la ciudad, acudió junto a dos de sus amigos para que la acompañasen en sus últimos momentos y, finalmente, ingirió un bote de barbitúricos, lo que le causó la muerte”.

“Grabó un vídeo y dejó una carta escrita para eximirles y manifestar su deseo de morir en estas circunstancias. Esa es la historia, al menos según las primeras averiguaciones de la Jefatura Superior de Policía de Asturias, de Sara Fernández-Llamazares, la leonesa hallada muerta en la madrugada del martes en un céntrico hotel de Oviedo y que ha traído consigo el inicio de unas investigaciones por un presunto caso de suicidio asistido”, apunta la crónica del rotativo asturiano.

La leonesa era ingeniera por la Universidad de Gales y vivía, junto a su novio, en Cangas de Narcea. Según el relato policial, la mujer acudió junto a un hombre de unos 70 años el pasado martes al céntrico hotel de la capital asturiana donde reservó una suite y al día siguiente sus amigos avisaron a los agentes de su muerte.

La mujer fue diagnosticada con la enfermedad hacía cinco años y le había ido mermando su calidad de vida. Según una portavoz de Derecho a Morir Dignamente Asturias la enfermedad le había privado de su autonomía y por eso había decidido terminar con su vida. Esta asociación promueve el “derecho de toda persona a disponer con libertad de su cuerpo y de su vida, y a elegir libre y legalmente el momento y los medios para finalizarla”, según sus estatutos.

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