El Crucero: el barrio de León como ejemplo de la caída del comercio con casi la mitad de locales cerrados

Imagen de uno de los locales cerrados en la Avenida Carlos Pinilla

Sara Lombas

Con solo un paseo por la ciudad de León cualquiera puede hacerse a la idea del impacto que la crisis de la pandemia de la covid-19 ha tenido en el comercio, especialmente en los pequeños negocios locales. La pandemia ha dado la estocada definitiva al pequeño comercio del barrio, cuya situación ya era complicada antes de esta crisis.

León no es una anomalía, todo el mundo ha sufrido las carnes de la crisis de la pandemia, pero dentro de la ciudad hay zonas que han sufrido más las consecuencias del confinamiento y las restricciones, pero los barrios leoneses llevan acumulando crisis que conllevan el cierre de negocios.

ILEON.COM ha querido conocer la situación del comercio en el Crucero, en la zona oeste de la capital leonesa, recorriendo 14 calles dentro de este perímetro: Avenida de la Magdalena, Avenida Quevedo (hasta el número 37), Calle Juan de Ribera, Calle Juan de la Cosa, Calle Antonio Nebrija, Calle Obispo Álvarez Miranda, Glorieta Carlos Pinilla, Avenida Dr Fleming (hasta el antiguo paso a nivel), Calle Laureano Diez Canseco, Calle Hermanos Machado, Calle Relojero Losada, Calle Pérez Galdós, Avenida San Andrés y Calle Pardo Bazán.

En estas calles se han contabilizado un total de 228 establecimientos de todo tipo. Cada establecimiento ha sido clasificado como una de estas ocho categorías: alimentación (supermercados, fruterías, panaderías...), locales de apuestas, droguerías y farmacias, hostelería, ropa y accesorios, servicios (talleres, peluquerías, reparación de calzado...), venta de productos (bazares, floristerías...).

La cantidad de establecimientos cerrados dentro de la muestra de calles seleccionadas por este periódico es abrumadora, aunque no supera a los abiertos; 108 establecimientos se encuentran cerrados, la mayor parte de ellos ni siquiera se venden o se alquilan. Esto implica que más del 47% de los establecimientos dentro de esta zona de El Crucero están cerrados.

José Manuel Alonso, presidente de la Asociación Zona Comercial León Oeste, apunta a que el principal motivo por el que los comerciantes se han visto obligados a echar el cierre es por no haber conseguido que se les rebajase el alquiler de los locales comerciales: “Ha habido locales que han tenido que cerrar, y esto ha pasado en todas las ciudades, no tener rebajas del alquiler ha perjudicado mucho a los comerciantes, sin ingresos es muy difícil mantener los locales abiertos”, comenta.

El Crucero es un barrio multicultural, en el que conviven ciudadanos de diferentes orígenes, y esto se refleja en los establecimientos que podemos encontrar en la zona; desde carnicerías, Kebabs...

Dentro de la muestra de calles y avenidas podemos apreciar que la tipología con mayor número de establecimientos abiertos es la de servicios, con 42 locales abiertos. Los locales de apuestas son los que menos establecimientos ocupan, aunque hay que tener en cuenta que este tipo de locales están proliferando en barrios con un poder adquisitivo bajo y se están convirtiendo en un problema para los vecinos. De hecho, no hay ningún local de apuestas cerrado, siendo la única categoría en la que sucede esto.

Por otro lado, la mayor parte de los establecimientos cerrados no tenían ningún tipo de identificación. Tanto los establecimientos destinados a la alimentación como a los servicios son los siguientes en la lista de locales cerrados, con 17 cada tipología.

Dentro de los negocios cerrados que se podían identificar, los de ropa y accesorios junto con las droguerías y las farmacias son los que menos establecimientos han abandonado en El Crucero.

Según el presidente de la Asociación Zona Comercial León Oeste los negocios de ropa y accesorios son los que más han sufrido la pandemia, por el largo tiempo que han pasado cerrados. En cambio, la alimentación es el sector que más ha crecido, según Alonso: “Todos nos hemos dado cuenta de la importancia de la tienda de barrio, que tenemos cerca y en la que podemos comprar de todo. Además son muy seguras, aún hoy se sigue respetando el límite de aforo, aunque no sea necesario hacerlo”.

No todas las calles se encuentran en la misma situación. Algunas, como la calle Juan de Ribera no tiene ningún establecimiento abierto, de los siete que ocupan la calle tres están cerrados y cuatro se alquilan.

En el polo opuesto, podemos encontrar calles en las que la mayoría de locales están ocupados. Es el caso de la glorieta Carlos Pinilla y alrededores, donde hay 12 comercios y tan solo uno se alquila.

En la mayoría de las calles y avenidas dentro de la muestra seleccionada, el mayor número de locales se encuentran cerrados, se alquilan o se venden.

Alonso asegura que el comercio de la zona oeste está en “momentos de cambio, intentando adaptarse a la nueva realidad mediante la digitalización de las compras en las tiendas”. Entre los métodos de digitalización el preferido es Facebook, ya que la media de los gerentes en los locales está en torno a los 50 años, según el presidente de la asociación: “Muchos lo están intentando, pero es verdad que no todo el mundo está capacitado para vender internet”. Además de la venta digital de productos, hay negocios que han optado por otros métodos para mantenerse durante la crisis pandmémica. Por ejemplo, hay peluquerías que han creado cursos de formación y han utilizado las redes sociales para fomentarlas, explica.

El presidente de la Asociación no se muestra pesimista, asegura que también hay quienes han decidido abrir un negocio durante el último año: “Hay comerciantes que han dejado el negocio y se han dedicado a opositar, buscando otra vida, pero también hay gente con mucha iniciativa que ha abierto locales”.

“Durante la pandemia la gente se ha volcado con el pequeño comercio, les daban las gracias por seguir abiertos”, cuenta José Manuel Alonso, emocionado. Y es que las pequeñas tiendas de barrio no solo son negocios, también forman parte de la vida social de los vecinos del barrio, que bajan a comprar a la frutería y se paran a charlar con un conocido o con el tendero que les atiende mientras pesan las naranjas. Esto es algo que la pandemia también le ha quitado a los vecinos y comerciantes, hasta el momento que quienes han logrado hacer frente a la crisis han podido reabrir sus puertas.

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