Adiós a Raúl Blanco, el historiador que trabajó sin descanso por conservar la memoria de Maragatería

Raúl Blanco Alonso, junto a su hijo.

B.B.C

El pasado domingo fallecía, a los 87 años, Raúl Blanco Alonso, el historiador maragato que durante las últimas décadas veló por la conservación y la difusión de los documentos históricos, jurídicos y administrativos de gran parte de la comarca maragata. Nacido en 1934 en la villa de Lagunas de Somoza, con tan solo 18 años tomó conciencia de la importancia que tenían los archivos concejiles y eclesiásticos como custodios del pasado de los pueblos maragatos e inició en su mente un proyecto que, sin embargo, no pudo ver la luz hasta después de la jubilación. En el campo laboral, compaginó su trabajo en distintos puestos del Ministerio de Fomento en Madrid con los estudios de Derecho, lo que le posicionó como letrado del mismo durante quince años.

Durante años, Blanco dedicó innumerables horas a la consulta de archivos públicos de ámbito nacional como el de Simancas, la Biblioteca Nacional, la Real Chancillería de Valladolid o el Archivo Histórico Nacional para obtener la información necesaria para su obra. Paralelamente, durante sus largas estancias en Filiel de la Sierra, pueblo del que también desciende, visitó y revisó el Archivo Diocesano de Astorga y los archivos concejiles de las localidades que aún conservaban documentación antigua. Junto con todo lo anterior, también entrevistó a numerosos vecinos que le informaron de antiguas tradiciones, leyendas y topónimos que quiso consignar luego en sus libros.

Casi 50 años después de haber planeado su gran proyecto veía la luz la primera de sus obras (dedicada de forma íntegra a la villa de Lagunas de Somoza, su localidad natal). Desde entonces, Blanco se centró en dos aspectos. Por un lado, clasificar y transcribir la documentación encontrada en los archivos antes citados y en las arcas concejiles de 37 de los pueblos del 'País de maragatos'; y por otro lado, en plasmarla en sus amplios volúmenes con el fin de preservar la información obtenida y que pudiese servir como base a todo aquel que quisiese investigar acerca de uno o varios de estos pueblos.

La enorme labor que el historiador maragato llevó a cabo es impagable ya que, en la actualidad, algunos documentos y piezas estudiados en sus obras no se conservan. Y es que, con la recogida y publicación de todo ese ingente patrimonio documental Blanco siempre será recordado como el investigador que sentó las bases para el resto de estudios relacionados con la Maragatería, pues la información recogida se encuentra claramente ordenada y transcrita, siendo accesible a cualquier lector.

Por si esto no fuese suficiente, Blanco confeccionó un mapa histórico de la comarca en la que se localizan los 55 pueblos maragatos actuales y otros 34 poblados históricos hoy desaparecidos, así como otros elementos de interés: molinos, coronas y castros. En la actualidad y después de inscribir en el Registro de la Propiedad Intelectual el séptimo libro, el historiador se encontraba confeccionando su octavo volumen.

Sin duda, la desaparición de Raúl Blanco ha sido una gran pérdida para toda la comarca maragata, pero, por suerte, siempre permanecerá vivo a través de su notable obra publicada, un testimonio escrito desde amor que siempre profesó a su querida tierra maragata.

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