La plantilla de Vestas espera con “rabia y ánimo para seguir luchando” los resultados de las gestiones institucionales

Peio García / Ical. Miguel, con su madre en su domicilio de Trobajo del Camino.

Elena F. Gordón / Ical

En compás de espera. Así permanecen los trabajadores de la fábrica de Vestas en Villadangos del Páramo, confiando en que las gestiones que llevan a cabo las administraciones central y autonómica para intentar revertir el anunciado cierre de la planta puedan dar algún fruto.

“Después del batacazo la gente está muy alterada y un poco desmoralizada. Con rabia y decepción pero con ánimo para seguir luchando y conseguir que la situación se revierta. Con todas las esperanzas en que esto sea posible y se paralice el expediente de extinción presentado y se pueda encontrar una vía de futuro”, señaló el presidente del comité de empresa, Francisco Romero.

Pendientes de lo que se pueda negociar con la dirección de la multinacional, recuerda que el anuncio del cierre no llegó por sorpresa; “hace tiempo dijimos que había indicios de deslocalización total y llevamos dos meses de lucha”.

De momento, siguen “atentos a la respuesta” que la compañía pueda dar y mantienen la movilización permanente, en forma de acampada que cumple hoy su segunda noche, frente a las instalaciones de la factoría para asegurarse de “que no se mueva nada ni hacia dentro ni hacia fuera”.

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