El músico ponferradino Nilo Gallego presenta ‘Nubes pasajeras’ por el 15 aniversario del Musac, tras la pandemia

Sede del Musac en León. / Jordi Bernardó

ICAL

El Musac encargó al artista y músico Nilo Gallego (Ponferrada, 1970) una pieza específica para la explanada del museo, con motivo de la celebración de su 15 aniversario, cuya presentación tuvo que ser pospuesta a causa de la pandemia. Finalmente, la obra se presentará el jueves 16 de julio a las 20 horas, con la presencia de su autor y del director del museo, Manuel Olveira y con acceso gratuito hasta completar el aforo de 45 plazas.

En 'Nubes pasajeras', que podrá escucharse en la explanada del centro hasta el 1 de noviembre, el artista leonés opta por una suerte de retrospectiva de su trabajo a lo largo de las dos últimas décadas, una trayectoria jalonada de multitud de influencias que vienen directamente de la música popular –como el rock o el free jazz–, la experimentación sonora, el minimalismo, la música concreta o la música de acción. Además, en esta pieza Nilo Gallego rememora algunos de los hitos de su carrera, como la ya clásica performance Felipe vuelve a casa con las ovejas sonando, a la que remite mediante el uso explícito de cencerros y campanas.

El uso de grabaciones de campo, sonidos electrónicos e instrumentos acústicos resulta en una extensa obra sonora que envuelve literalmente al espectador, con la que Nilo Gallego reflexiona sobre la capacidad del sonido para intervenir espacialmente en el entorno, una de las claves del artista en gran parte de su trabajo.

Los sonidos creados o reutilizados por el artista para estas obra incluyen grabaciones de instrumentos acústicos como batería, violín, arpa o rabel, tocados por él mismo o por los músicos que han colaborado con él en esta pieza: Luz Prado, Rodrigo Martínez y Julián Mayorga. También incorpora sonidos generados electrónicamente y grabaciones de campo –cencerros, abejas, sonidos de obras o gritos de niños–, y pequeñas muestras o samples de de músicos como Nina Simone, Jeff Buckley, Marvin Gaye o Alice Coltrane, entre otros.

Todos estos sonidos, combinados con el paisaje sonoro del entorno en el que se sitúa la obra –sonidos del tráfico en la calle adyacente, elementos atmosféricos o conversaciones de los visitantes–, representan una orquestación que, a través de una partitura concebida por Nilo Gallego, pretende crear una nueva realidad sonora.

Otro distintivo de la obra es el componente cinematográfico, que aparece ya en el propio título de Nubes pasajeras, cita de la película homónima dirigida por Aki Kaurismäki en 1996. Pero, ante todo, Gallego plantea esta pieza como “cine para las orejas”, un modelo cercano a la experiencia cinematográfica, donde los sonidos toman el protagonismo frente a las imágenes, y a partir de los cuales el espectador puede recomponer una narración propia y personal.

Nubes pasajeras es, en definitiva, una instalación de larga duración en la que, en palabras del artista, “sonidos de diversa procedencia aparecen y se van, sin preguntar, como las nubes, y a veces se juntan, chocan y generan una descarga, como si de una tormenta se tratase”.

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