El Ayuntamiento admite el cierre 'ilegal' de un año de una calle en León y culpa a la parroquia del Grano de alargarlo

El paso por la calle Trastámara continúa cortado hacia la la Calle Herreros y la Iglesia del Mercado.

C.J. Domínguez

El equipo de Gobierno del Ayuntamiento de León admite ahora que al menos durante un año permitió el cierre 'ilegal' de una vía pública en pleno Casco Histórico de León, el cual todavía continúa aunque ya con autorización oficial, algo de lo que culpa a la parroquia que tiene licencia para ejecutar unas obras en un solar cercano pero que jamás han comenzado.

Se trata de la calle Trastámara, un vial que comunica las calles Herreros y San Francisco, en pleno Camino de Santiago a su paso por la capital leonesa. Como denunció esta semana ILEÓN, la calle permanece totalmente cortada e inaccesible al tránsito desde septiembre de 2019.

Desde entonces se colocaron vallas a un lado y otro de la travesía para impedir el paso peatonal tras el peligroso derrumbe de inmueble de la parroquia de Nuestra Señora del Mercado (en la Plaza del Grano), la llamada Casa del Cura, justo cuando se estaba demoliendo para construir otro edificio en su lugar. Ya en aquel entonces se produjo un trato de favor a la iglesia al admitirles la Junta de Castilla y León derribar la fachada a pesar de contar con protección patrimonial, algo que al vecino, que ejecutaba obras al mismo tiempo, no le dejó hacer.

Desde entonces, septiembre de 2019, ya nadie puede transitar por la calle Trastámara. En el solar que quedó vacío tras el derrumbe se realizaron unas catas arqueológicas obligatorias y no ha vuelto a haber movimiento de obra alguno.

El Ayuntamiento leonés, que durante dos meses no facilitó a este medio información alguna pese a serle reiterada con insistencia, admite ahora que ese cierre fue ilegal durante prácticamente un año. Y es que en la Concejalía de Desarrollo Urbano y Patrimonio que dirige Luis Miguel García Copete consta por fin una autorización de ocupación de vía pública que data del 25 de noviembre del siguiente año al derrumbe, 2020.

Según fuentes oficiales del Consistorio, se les permitió cortar la calle por varios motivos. El primero es que el tránsito peatonal queda garantizado en condiciones de seguridad por la calle Herreros. Ciertamente, la calle Trastámara es bastante estrecha “y el vallado no permitía dejar un paso libre 1,20 metros, que es lo que marcaba el Reglamento de Accesibilidad de Castilla y León”, remarcan.

Una situación que podría haber dado lugar a problemas de seguridad, además porque “el terreno está compuesto principalmente por rellenos y podría haber deslizamientos de esos materiales poco cohesionados”. La excavación arqueológica realizada, que profundizó en el subsuelo pero aún no se ha vuelto a rellenar, mantiene una importante profundidad. Y además, otro argumento municipal es que con su cierre querían “evitar actos vandálicos y problemas de seguridad en la zona”.

Lo que no explica el concejal socialista García Copete es el motivo por el que se tardó tanto en autorizar de manera oficial el cierre de la calle Trastámara que ya se había materializado un año antes, sin visto bueno municipal, y si se ha abierto un expediente sancionador contra la parroquia del Mercado por ese cierre no autorizado, como en muchas ocasiones se hace con establecimientos hostelería o comercio que colocan una terraza o algún cartel en plena calle.

Pero además, ¿qué ha pasado desde noviembre de 2020, fecha en que el Consistorio permitió la ocupación de vía, y hoy, un año y medio después, fecha en la que sigue clausurada la calle sin que haya habido una sola obra?

Pues se trata de una situación que el Ayuntamiento afirma desconocer y de la que responsabiliza a la propia iglesia de la Plaza del Grano. Tras conocer por ILEÓN la situación, el concejal afirma ahora que “se han requerido a la propiedad las razones de la paralización de la obra”, así como la fecha en la que se van a reanudar los trabajos para la nueva casa parroquial. Cabe recordar que la licencia de obra también data de noviembre de 2020, si bien el expediente número 5149 partía de 2018.

Sólo cuando el párroco, Manuel Fláker, informe al Ayuntamiento de los motivos de esta situación que ha perpetuado el cierre total del vial, “se podrá determinar si existe caducidad de la licencia” de obra otorgada.

Se trata de “cuestiones técnicas en las que se está trabajando ahora mismo los técnicos municipales”, concluye la respuesta tardía del equipo de Gobierno. De modo, que se desconoce cuánto tiempo continuará la calle cerrada a cal y canto y si el Ayuntamiento responsabilizará o no a la iglesia de esta sangrante situación.

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