La estadística y la evolución del Covid-19

El coronavirus se puede contraer si se recibe un estornudo en la cara. Pixabay.

David Díez Llamas

Parto del principio general de que 'más números, no es más información'. Creo que a la vez existe una cierta tendencia a lanzar documentación que teniendo muchos números ofrecen escasas explicaciones. En ello me refiero no sólo a los datos que se ofrecen sobre el Covid-19 sino que entiendo que es algo que habitualmente se puede ver en cualquier otro campo.

Desde esa posición creo que se hace necesario seleccionar los datos que son más relevantes y utilizar los procedimientos que en mayor medida se adecúan a lo que puede ser nuestro objetivo de información.

En el caso de la evolución del Covid-19 creo particularmente útil el emplear estadísticos que comparen no un día sino la suma de varios días. En ese sentido para medir la trayectoria de evolución resulta especialmente útil la media móvil que compara las medias de los tres últimos días con la de los tres días anteriores. También lo es el promedio semanal.

El análisis de los datos cada 7 días hace que ganen en consistencia. Así es de interés ver el acumulado por cada semana y estudiar el diferencial respecto de la semana anterior tanto en números absolutos como en porcentaje.

En base a ese procedimiento podemos decir que en cuanto al número de casos confirmados la media móvil alcanzó su punto máximo el jueves 2 de abril con 8.347 casos. Desde ese momento inicia una curva descendente que ha llegado hasta los 4.327 casos el lunes 20 de abril (cuando escribo estas líneas).

El promedio semanal (tomando como referencia los lunes) pasa de 1.217 (16 marzo) a 7.444 la tercera (30 de marzo). En ese momento ya se apreciaba lo que podríamos denominar signos de 'desaceleración' por cuanto aunque aumentaban los casos lo hacían a menor ritmo.

Así entre la segunda y la primera semana el porcentaje de incremento era del 180,6% y sin embargo en la tercera respecto de la segunda había bajado a 118%.

A partir de ese momento se produce un descenso en la media semanal a 7.120 (9 abril) que fue especialmente intenso la semana siguiente bajando hasta 4.923 (16 abril) y llegando al 4.492 (20 abril). Es decir se ha seguido bajando pero a un ritmo inferior.

El cambio de signo

El cambio de signo se produce en cuanto los datos acumulados en la primera semana de abril fueron inferiores a los de la última semana de marzo (-2.269 en números totales y -4,4%). Ese cambio de signo se acelera la semana siguiente (-30,8%) y se reduce luego en la del 20 de abril (-8,8%).

En el caso de los fallecimientos tenemos que la mejora en la evolución va ligeramente por detrás de la relativa al número de casos. Podríamos decir que esto es normal en cuanto los procesos son distintos. Con todo también podemos decir que la media móvil de fallecidos se ha ido reduciendo desde el viernes 3 de abril en el que se había alcanzado 915,3 hasta los 458 del 20 de abril.

Sin embargo los fallecidos en la semana del 6 de abril habían sido 557 más que en la semana anterior. Aumentaban pero los porcentajes de incremento se habían reducido muchísimo. Del 614,9% (23 marzo) a un 175,4% (30 de marzo) y a un 10,8% (6 de abril). Con todo el cambio de signo fundamental se produce en los datos del 13 de abril en que los datos de fallecidos bajan respecto de la semana anterior (-1.281 lo que supone un 22,4% menos). En esta última semana también se ha reducido en -834 el número de fallecidos (un 18,8% menos).

Los números nos aportan esperanza en el final de este túnel. Unidad y solidaridad deben ser los principales valores que nos guíen.

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