El Acebo y Castrillo de los Polvazares, en el vídeo de calles vacías de la Asociación contra la Despoblación

Imagen de El Acebo (Molinaseca) del vídeo de la Asociación Española contra la Despoblación.

Las fotografías de calles vacías han sido una de las imágenes del confinamiento obligado por la crisis sanitaria. Pero hay lugares en los que ese tipo de estampas ya eran antes habituales. La Asociación Española Contra la Despoblación compara esas escenas con las de 5.000 pueblos en peligro de extinción. Y en esa relación tienen espacio dos localidades leonesas muy características como El Acebo (Molinaseca) y Castrillo de los Polvazares (Astorga).

Las consultas a la AECD han aumentado un 150% durante el estado de alarma. Y es que el teletrabajo parece abrir una “ventana de esperanza” a esta España deshabitada. El colectivo ha lanzado su última campaña de la mano de la agencia La Despensa, a través de imágenes de fotógrafos documentalistas cedidas para este proyecto.

“A todos nos ha dolido ver imágenes de las ciudades vacías y los negocios cerrados; sin embargo, esa es una realidad habitual para el 54% del territorio del país, que está en riesgo de despoblación” declara Lídia Díaz, la presidenta de la AECD, que matiza que 5.600 pueblos están a punto de desaparecer.

La campaña denuncia la situación de “olvido” de estas regiones y anima a habitar de nuevo nuestros pueblos en un momento en el que la gente se está planteando nuevas alternativas de vida. De hecho, en la AECD ha notado un gran aumento de personas interesadas por la España deshabitada. Las llamadas y e-mails a la asociación durante este mes se han triplicado, así como las visitas a su página web http://www.repoblacion.org/.

“Sobre todo la gente está interesada en conocer qué pueblos les pueden proporcionar las infraestructuras necesarias para desarrollar su actividad empresarial, y advertimos de los riesgos que supone llegar a un pueblo sin trabajo y habiendo dejado todo atrás” comenta Lídia Díaz.

Desde la AECD señalan que el teletrabajo puede ser una gran oportunidad para volver a repoblar los pueblos, pero es necesario que las administraciones “se comprometan a agilizar las tramitaciones que permitan a estos municipios acceder a una conexión a internet de alta velocidad y estable”. “Las grandes compañías no han invertido en estas zonas porque el gasto y el beneficio están descompensados”, añaden para considerar que la inversión “debería ser obligación de ayuntamientos y diputaciones”.

Lídia Díaz detalla dos ejemplos de buenas prácticas como los casos de las provincias de Almería, donde todos los pueblos tienen acceso a internet; y Huesca, donde está previsto que suceda a lo largo del año. #LasCallesSiguenVacías es una campaña colaborativa, ya que todos los municipios y personas que deseen unirse, puedan hacerlo fácilmente subiendo a sus redes sociales una fotografía de su pueblo vacío antes del confinamiento acompañada del hashtag #LasCallesSiguenVacías.

Los primeros en participar han sido los fotógrafos documentalistas Manuel Prats, Ramón Bacas, José Luis RDS, Santiago López y Jesús López que han cedido desinteresadamente su trabajo para ilustrar esta situación. El objetivo de esta acción es “reivindicar una España olvidada. Un problema que nos afecta a todos, y que debemos repoblar con sostenibilidad”, declara la presidenta de la única asociación nacional que lucha contra este problema con la mayor de las esperanzas.

La falta de infraestructura es uno de los frenos de los interesados en repoblar estos municipios, pero no es el único. El segundo freno es el acceso a la vivienda, ya que una gran parte de estos pueblos se utilizan como segunda residencia y no hay oferta de viviendas en alquiler y, por último, otro gran freno es la falta de servicios educativos, médicos y culturales.

Basándose en datos del INE (Instituto Nacional de Estadística) de 2019 e informes realizados por EPDATA, la AECD señala que las comunidades autónomas más amenazadas por el fenómeno de la despoblación son Castilla y León y Castilla-La Mancha. El inicio de este fenómeno de despoblación se remonta a la década de los años 60 y 70 debido al auge de los cinturones empresariales en las grandes ciudades que demandaban mano de obra. Esto, junto a la construcción provocó el éxodo del pueblo a la ciudad donde se pagaban mayores salarios, existían mejores equipamientos y servicios. En definitiva, miles de españoles cambiaron el campo por la ciudad en busca de un mayor nivel de bienestar material.

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