La vuelta al mundo de un berciano en un ‘cuatro latas’

El berciano Javier Álvarez, propietario de la bodega Almázcara Majara, junto al Renault 4 con el que compite en el Mongol Rally 2022. // ICAL

D. Álvarez / ICAL

En el año 2001, dos amigos ingleses estudiantes de Bellas Artes pensaron que lo mejor que podían hacer con su desvencijado Fiat 126 era conducirlo hasta Mongolia, un país situado en la otra punta del planeta y considerado como el que cuenta con las peores carreteras del mundo. Aunque no consiguieron llegar a su destino, ésa fue la semilla que años más tarde hizo nacer al Mongol Rally, una carrera benéfica en la que participan más de 300 coches con un denominador común: no ser el vehículo indicado para una travesía de este tipo. Una de esas viejas glorias, un Renault 4 de 1978, será el que el berciano Javier Álvarez espera conducir hasta las calles de la ciudad rusa de Ulán-Udé, donde se sitúa la meta de la prueba desde hace varios años.

Enólogo, empresario, bodeguero, marinero y, por supuesto, aventurero. Esas son algunas de las credenciales que Javier exhibe en su currículum. Residente en Barcelona, este berciano fundó en 2002 la bodega Almázcara Majara, cuyo nombre rinde honor a la localidad de origen de su familia y a la primera sílaba de los nombres de los tres socios fundadores: Manuel, Javier y Raúl.

Como Javier se toma eso de la “filosofía majara” muy en serio, una de sus últimas aventuras, en el año 2019, consistió en recorrer cerca de 2.500 kilómetros en cinco días a bordo de una Honda Monkey 125, una mini-moto que no supera los 90 kilómetros por hora de velocidad máxima. “Todo el mundo decía que o faltaba moto o sobraba piloto”, recuerda, divertido. Bautizado como Almázcara Majara Tour, el periplo recibió la atención de más de 20.000 espectadores a través de la cuenta de Instagram de la bodega.

En aquella ocasión, el viaje le llevó desde la Barcelona en la que reside hasta su Bierzo natal, vía Madrid, y de vuelta a la capital catalana atravesando la cornisa cantábrica. El objetivo: llegar con la mini-moto hasta las puertas de la bodega, haciendo parada por el camino en todos los locales que sirvieran vinos de Almázcara Majara.

Sin asistencia ni ruta marcada

En esta nueva aventura, Javier estará acompañado por Alfonso, un amigo “con algún conocimiento de mecánica, que siempre va bien”. Y es que una de las particularidades del Mongol Rally es que los competidores no cuentan con ningún tipo de asistencia. “Cada uno va por el camino que le da la gana, la organización sólo está en la salida y en la llegada”, explica Javier, que recalca que parte de la aventura consiste en que “te tienes que buscar la vida ante cualquier problema mecánico o con los visados para pasar fronteras”.

Otro de los requisitos de la prueba, siguiendo su espíritu original, es que los coches participantes no pueden superar los 1.000 centímetros cúbicos de potencia. “Hacerlo con un coche de gran cilindrada, con navegador y aire acondicionado no tiene la misma gracia”, asegura Javier, que recalca que la carrera “no es un rally de velocidad”. “No hay un ganador, hay que llegar y punto, todos los que llegamos somos ganadores”, resume.

Ese lugar al que hay que llegar es Ulán-Udé, la capital de la república de Buriatia, en la lejana Siberia Oriental. Esta ciudad es conocida por albergar en su plaza central la cabeza de Lenin más grande del mundo, un gigante de 42 toneladas que recuerda el pasado soviético de la región, y por ser punto de encuentro del mítico Transiberiano con el Transmongoliano, el tren que conecta Rusia y China siguiendo el curso de la antigua ruta del té y los caballos.

Para llegar hasta allí, Javier y Alfonso deberán recorrer más de 12.000 kilómetros y atravesar siete husos horarios. Ellos saldrán desde Barcelona, aunque la prueba cuenta con equipos llegados de 20 o 30 países diferentes. Todos ellos se darán cita en la ciudad checa de Praga, donde el rally celebrará su salida oficial el 17 de julio. A partir de allí, los cerca de 400 vehículos participantes deberán encontrar cada uno su particular ruta hasta la línea de llegada.

En total, el berciano y su compañero planean invertir entre tres y cuatro semanas en completar un recorrido que en ocasiones transita por “en medio de la nada”, con tramos de hasta 800 kilómetros sin encontrar una gasolinera. Ya cerca de su destino, en Siberia, tienen previsto hacer un desvío hacia el Círculo Polar Ártico para poder contemplar la aurora boreal. Tras recorrer varias librerías en busca de mapas de carreteras rusas, Javier se entrega por completo a la aventura. “Ya le preguntaré al Ejército ruso o algo”, bromea.

Organizado en la actualidad por la empresa británica The Adventurists, el Mongol Rally es una carrera benéfica que exige a cada equipo una donación de un mínimo de 1.000 libras esterlinas a una organización benéfica como condición para participar. En el caso del Majara Team, la entidad beneficiaria será la ONG Save the Children. “Hay dos tipos de personas: los que piensan que estoy loco y los que sienten envidia sana por la aventura”, explica Javier.

El 'cuatro latas'

En la página web de los organizadores se especifican las cualidades que debe reunir un vehículo para poder participar en esta prueba. “Debes conducir un coche pequeño y 'mierdoso' para que el rally sea más duro. No es divertido si es demasiado fácil”, indican. De esta manera, aumentan las posibilidades de quedarse tirado e interactuar con los locales. “Cuanto peor el coche, mayor la aventura”, resumen, con un sentido del humor comprometido con el absurdo.

El coche completamente inadecuado con el que Javier participará en la prueba es un Renault 4 de 1978, adquirido cinco años atrás con la idea de restaurarlo y rotularlo con el logotipo de la bodega. “Allí tenemos otro, que es tipo furgoneta, y nos hacía gracia tener un segundo”, relata. “Ahora lo estamos arreglando un poco para poder hacer el rally”, explica el berciano, que lamenta entre risas que el utilitario resultará “un poco lento” para completar una cuarta parte de la vuelta al mundo.

Este modelo, usado entre otros por las patrullas rurales de la Guardia Civil o por los funcionarios de la Consejería de Medio Ambiente en Castilla y León, fue conocido popularmente como 'cuatro latas'. Durante los últimos años en que se comercializó en España, su eslogan destacaba que “su belleza es su mecánica”, algo con lo que Javier coincide. “Hemos cogido un coche muy sencillo de reparar”, explica.

Nacido como competidor directo de otro clásico, el Citroën 2CV, el Renault 4 vendió más de ocho millones de unidades en todo el mundo durante los más de 30 años en que tuvo presencia en el mercado, entre 1961 y 1992. Aunque no fue concebido como un vehículo deportivo, el 'cuatro latas' consiguió en 1979 una meritoria segunda posición en el mítico rally Paris-Dakar, con una versión modificada por los hermanos franceses Bernard y Claude Marreau. Más de 40 años después, el mítico automóvil volverá a ser protagonista de la aventura más Majara.

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