Un portal de Belén en las alturas: el nacimiento de la Peña Gistredo en el Catoute se hace cincuentenario

La Peña Gistredo instaló por primera vez su Belén en el pico del Catoute en 1970. / Foto: Peña Montañeros Gistredo

César Fernández

La primera vez que la Peña de Montañeros Gistredo colocó su Belén en el pico del Catoute, hace ya medio siglo, precisó de un día y medio para llegar desde Bembibre a la emblemática cumbre. Ahora tarda apenas medio día. “No había carretera ni siquiera a Igüeña”, dice uno de los fundadores y primer presidente de la agrupación, Eloy Gundín, para situarse en los primeros tiempos, en los que se tomaba un autobús entre Bembibre y Boeza. El resto del trayecto, al principio por Los Montes de la Ermita, ya se hacía a pie.

La primera vez que la Peña de Montañeros Gistredo puso su nacimiento en el Catoute, a finales de 1970, sólo cinco de sus integrantes subieron hasta la cima. Gundín no pudo hacerlo aquel día. Aunque las primeras salidas datan de 1966, el club acababa de constituirse oficialmente. Y fue su entonces secretario, José Manuel Gago, el ideador de una iniciativa que ha creado escuela en el entorno. Este domingo, 15 de diciembre, los expedicionarios podrían rondar los 200 en total, señala su actual presidente, Eduardo González Olano.

La primera de las hasta ahora 49 veces que la Peña de Montañeros Gistredo ha llevado su Belén hasta el Catoute la nieve era el paisaje habitual de la ascensión. “De aquella las nevadas eran mucho más grandes”, apunta el primer presidente para citar el año en el que hubieron de dejarlo en el Alto del Calogán o en el que no lo encontraron cuando fueron a recogerlo por la acumulación de nieve. Pese a notarse el cambio climático (“ahora se apañan las castañas en camiseta y antes ya hacía frío”, ilustra Gundín), quiso la casualidad que este 50 aniversario del Belén del Catoute volviera a ser blanco por las nevadas del pasado noviembre.

Antes las nevadas eran mucho más grandes, apunta el primer presidente para citar el año en el que hubieron de dejarlo en el Alto del Calogán o en el que no lo encontraron cuando fueron a recogerlo por la acumulación de nieve

Han pasado cincuenta años y un cambio de mentalidad de 180 grados. “¿Qué es lo que os pagan por subir ahí?”, recuerda Eloy Gundín que les decían los paisanos a los fundadores de la Peña Gistredo, los pioneros de una práctica deportiva que ha ido cogiendo galones con el paso del tiempo. Los primeros tenían mucho de aventureros. “Ahora los equipos son más asequibles. Antes ni se podían comprar aquí. Y ahora la gente joven está muy preparada”, añade sin dejar de considerar que “algunos arriesgan de más”. “Mucha gente no es consciente del riesgo. Y los del Greim (Grupos de Rescate Especial de Intervención en Montaña) se están jugando la vida por muchos imprudentes”, censura.

Han pasado cincuenta años y un cambio de mentalidad de 180 grados. ¿Qué es lo que os pagan por subir ahí?, recuerda Eloy Gundín que les decían los paisanos a los fundadores de la Peña Gistredo, los pioneros de una práctica deportiva que ha ido cogiendo galones

La Peña de Montañeros Gistredo, el club del ramo más antiguo en activo de la provincia de León, tenía su santo y seña en el Catoute. “Y no le pusimos ese nombre porque ya lo tenía una peña que había en Ponferrada”, ilustra Gundín. Sus integrantes comenzaron a subir a poner el nacimiento “sin pensar en la trascendencia” que tendría en el futuro, sobre todo a raíz de la mejora de las comunicaciones con la puesta en servicio de la carretera hasta Colinas del Campo de Martín Moro. “Al principio se apuntaban en torno a 10 ó 15 personas; pero a partir de principios de los ochenta la cosa ya cambió y participaba más gente”, cuenta.

Las inclemencias del tiempo condicionaron la convocatoria, “normalmente” un par de fines de semana antes de Navidad para que quedara otro como recurso en caso de complicaciones. Y así sucedió un año en el que ni siquiera hubo manera de llegar en coche hasta Igüeña. La ascensión empezó a generalizarse por Colinas del Campo, por la Fuente de los Gallones, por donde transitará este domingo pese a que la idea era hacerlo por Los Montes de la Ermita como guiño a los orígenes. Paradójicamente, la nieve que ahora tanto se retrasa se adelantó esta vez a noviembre para frustrar el plan inicial.

La ascensión empezó a generalizarse por Colinas del Campo, por la Fuente de los Gallones, por donde transitará este domingo pese a que la idea era hacerlo por Los Montes de la Ermita como guiño a los orígenes

Cuando el actual presidente se incorporó a la Peña Gistredo a principios del presente siglo, ya había eclosionado la afición a una disciplina cuya práctica está hoy normalizada. “Por entonces ya en torno a 100 personas subirían al Belén. Y ha habido más de 100 siempre en los últimos 15 años”, destaca González Olano, que en esta edición espera alrededor de 150 participantes propios sin contar los que lo hacen por independiente hasta sumar fácilmente los dos centenares en total.

Mismo ritual

Lo que no varía es el ritual. “Las figuras, los villancicos, las ropas y el buen ambiente”, resume el presidente, que accedió hace un par de años al cargo para ponerse al frente de una masa social de 580 personas de un club que organiza un par de actividades al mes (con presencia fija de en torno a medio centenar de participantes y especial incidencia de las rutas por los pueblos de Bembibre) y su emblemática Semana de la Montaña en la capital del Bierzo Alto.

Las piezas, que antes se recogían pasada la festividad de Reyes Mayos, ahora permanecen en la cumbre hasta el mes de abril para hacer de este 'portal' a más de 2.100 metros de altitud recurrente escenario de 'selfies'

En este tiempo, la afición a la montaña se ha consolidado y hasta incrementado, si bien González Olano advierte de que la media de edad también está subiendo a costa del necesario relevo generacional. “A la gente joven le cuesta madrugar. Y nos gustaría que se implicara más. Aquí tenemos una media de edad cada vez más alta”, admite.

El caso es que la incidencia del Belén del Catoute va más allá del Bierzo Alto hasta atraer a montañeros vecinos de otras vertientes desde Laciana o Páramo del Sil. Las piezas, que antes se recogían pasada la festividad de Reyes Mayos, ahora permanecen en la cumbre hasta el mes de abril para hacer de este 'portal' a más de 2.100 metros de altitud recurrente escenario de 'selfies' para inmortalizar parte de una historia que este domingo se convertirá en cincuentenaria.

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