Nicanor García Ordiz homenajea en Matachana a la minería

Escultura de homenaje a la minería en Matachana

Abel Aparicio

El pasado sábado 16 de julio se inauguró en Matachana, localidad berciana del municipio de Catropodame, una escultura en homenaje a la minería del artista Nicanor García Ordiz. Con él, Cano, en presencia de un olor a humo que lo impregna todo y que pretende ocultar hasta el sol en su ocaso, mantenemos una larga conversación a pie del monumento. Pocas veces un autor tiene el privilegio de que su obra forme parte del mobiliario de su pueblo, en este caso, Nicanor sí es profeta en su tierra.

“El proceso de creación de una escultura sobre la minería —debería haber al menos una en cada pueblo minero— lleva un tiempo de estudio sobre las ya existentes. Yo quería hacer algo diferente, centrarme en el dolor que provoca la muerte de un minero en accidente laboral”, explica Cano, añadiendo que “hasta donde yo sé, no hay ninguna obra en España que simbolice lo que significa para una familia la muerte de un minero y yo tenía la necesidad de plasmarlo”.

La escultura se compone de cinco figuras. En el centro se encuentra la madre del minero, como dadora de vida, símbolo sobre lo que todo gira. A un lado de la madre se encuentra la hermana mayor del minero, la continuadora de todo lo que aprendió de su progenitora. Con la mano derecha está intentando rasgarse las vestiduras y con el lamento en la boca. Recostada sobre las rodillas de la madre, en una posición de abatimiento intentando ocultar la cara como no queriendo reconocer lo que está pasando, se encuentra la hermana pequeña. Al fondo se encuentra la mujer del minero, la viuda, con la mirada perdida, como no queriendo asumir al noticia que le acaban de dar. Con una mano toca a la madre del minero, queriendo sentir el germen de su marido; con la otra acaricia a su hijo, el huérfano del minero, intentando consolarlo. Este, el hijo, un niño de seis años, mantiene los pies cruzados como un símbolo de negación. Con la mano derecha se quita las lágrimas y se intenta ocultar en parte, con la otra, su brazo extendido intenta recibir el abrazo del padre que ya nunca a va tener.

Ante la pregunta de por qué blanco, Cano indica que “simboliza el contraste de la cara del minero tiznada de negro, de carbón”. García Ordiz quiere explicar que todas las figuras están descalzas porque “en la antigüedad, los griegos y los romanos, todas las figuras de los dioses las esculpían descalzas, símbolo del máximo aguante al dolor y al sufrimiento. Los dioses podían andar descalzos porque soportaban ese dolor. Incluso los romanos esculpían descalzos a sus emperadores porque eran deidades y ellos también podían con ese dolor”.

Nicanor indica que en Lluanco (Asturias) tienen un monumento a las plañideras, que simboliza a las mujeres llorando por el marinero muerto, que no regresa. “Hasta hace no mucho las profesiones más duras eran las de marinero y minero. Los marineros ya tienen quien llora su desaparición, ahora toca el de los mineros”. Cano le propuso la idea Josefa Álvarez Fernández, presidenta de Junta Vecinal de Matachana y alcaldesa de Castropodame y el proyecto fue recibido con muy buenos ojos y el apoyo de ambas instituciones.

“Me impresionó mucho el día de la inauguración ver a la gente llorar. Madres, padres, hermanos e hijas de mineros llorando mientras explicaba el sentido de este homenaje a la minería”, relata visiblemente emocionado, asimilando que su mensaje fue captado por las personas asistentes.

García Ordiz, que fue minero durante once años, recuerda perfectamente como la mina hablaba, como la mina se movía constantemente, como trasmitía cada segundo que estaba viva. “Esos movimientos, éramos totalmente conscientes de ello, podían terminar en tragedia, como así ocurrió demasiadas veces”. Nicanor echa en falta un estudio, una recopilación, como sí hay en Asturias, de todas las personas que murieron en la mina, que ascienden a más de cinco mil con sus nombres y apellidos. “Soy asturiano de nacimiento, pero berciano de adopción y de convicción. Espero que algún día, no tardando mucho, ese estudio que se hizo en Asturias también lo tengamos en León y en el resto de cuencas del Estado”.

Este escultor, que también fue locutor de radio en FM BIERZO hasta su jubilación, lamenta que el fin de la minería en España no recibió la despedida digna que merecía, ya que fue fuente energética durante más de cien años. “Yo fui testigo directo en el año 2012 de como los antidisturbios entraban en los autobuses a sacar a los mineros para golpearles, de cómo los mineros y sus familias eran aporreados en el parque mientras descansaban después de la Marcha Negra. Espero que ese no sea el final que se le dé a la minería”, declara con la voz entrecortada.

Ya de camino al centro del pueblo, paseando por la oficialmente es “Calle del poeta Juan Carlos Mestre”, aunque aún mantiene las placas de “Calle General Arroyo Jalón”, militar golpista en 1936 y que alberga dicho monumento, Cano quiere finalizar la conversación diciendo que este monumento también simboliza el fin de la minería y la falta de ese pan, como puede leerse en los versos que acompañan a la escultura. “Nos prometieron una transición energética, una reindustrialización, pero nos dejaron sin nada. Esta obra también simboliza eso”.

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