Manuel Sierra pone generosidad y color para celebrar en Caboalles de Abajo El Día del Valle de la Libertad

Una imagen de otro año del Día del Valle de la Libertad en Caboalles. // Manuel Sierra

Luis Álvarez

La Asociación Cultural Inculca de Caboalles de Abajo ultima los detalles de la celebración el próximo 9 de julio de la quinta edición del “Día de Valle de la Libertad”. Y saca a la venta para ayudar en los costes del evento unas litografías de un cuadro de Manolo Sierra a un precio simbólico de 25 euros.

Las 150 litografías, que se ponen a la venta están realizadas con impresión sobre lienzo, en un tamaño de 20,58 x 29,56 centímetros, se entregan en carpetas individuales, autentificadas, numeradas y firmadas por el autor Manolo Sierra, que ha hecho el regalo a los organizadores además de su colaboración cada año con el diseño del logotipo del evento.

La reserva de las obras se puede hacer directamente en la Librería Madera de Caboalles de Abajo, por teléfono en los números 619196089 y 617311647, o efectuando el ingreso de los 25 euros en una cuenta abierta exprofeso para tal fin en Unicaja Banco, señalando en el concepto “obra gráfica Manuel Sierra”.

El cuadro, del particular estilo de Sierra, recoge una imagen de la espadaña de la vieja iglesia de Santa María de Caboalles de Abajo, con su nido de cigüeñas, sobre un fondo de montañas y cielo azul con entremezclas de vegetación verde y un primer plano de la flor de primavera por excelencia en la montaña leonesa. Un amarillo narciso silvestre, conocido en estas tierras del occidente con el nombre de “grichándana”, mientras que al otro extremo de la provincia lo denominan “capilote”.

Recreación Medieval

La celebración consiste en una recreación medieval, para conmemorar la entrega de la Carta Puebla otorgada por Alfonso X el Sabio en 1270 a los moradores de las tierras de Laciana. Un hecho histórico, que siempre ha sido un motivo de orgullo y reafirmación de identidad para los habitantes de estas tierras.

Un orgullo un tanto olvidadizo a nivel institucional, pues el nombre del rey sabio, que el 12 de septiembre de 1967 se dio a una plaza junto al edificio consistorial de Villablino, ha quedado ya en el olvido desde que se abrió la actual calle de la Constitución. Aunque aún se conserva la placa de hierro fundido, que deja constancia de aquel acto de agradecimiento al benefactor real, en la fachada norte del edificio municipal, semioculta por las ramas de un abeto.

Ese orgullo y esa carta puebla dieron pie al escritor Víctor de la Serna, para que en un articulo publicado en diario ABC y firmado en Villablino el 2 de agosto de 1953, aplicase a Laciana el apelativo de “El valle de la Libertad”, con el que tituló su artículo, que posteriormente se recogió en un libro editado bajo el nombre de La ruta de los foramontanos.

Un hecho singular, pero frecuente en aquellos siglos de medievo, como lo eran el otorgamiento de cartas pueblas o privilegios de poblamiento a distintos lugares, por parte de los reyes. Y el acierto de una locución breve, concisa, bien conformada en la estructura y el concepto, salida en la pluma de un gran escritor, que los lacianiegos han adoptado como propia, para designar y referirse casi siempre a su tierra, con un deje de jactancia (chulería). Y que nos permiten hoy celebrar estos eventos, como si en la realidad fuesen coetáneos.

Programa de actos

La llamada a los vecinos para comenzar la intensa actividad del día se hace al estilo tradicional, con el toque de campanas a cargo del grupo palentino Campaneros Villaltanos, que desde hace algo más de un lustro trabaja en la recuperación y mantenimiento de los toques de campana tradicionales de los pueblos.

A partir de ahí la sucesión de actos apenas se interrumpe para la comida de medio día. Por la mañana una Muestra de la Carta Puebla, mercado medieval, campamento infantil, ruta por el patrimonio sacro (iglesia de Santa María y las capillas o ermitas del Cristo y de San Roque) y etnográfico (molino hidráulico de Carballo y lavadero público), espectáculo de cetrería (Las Águilas de Valporquero).

Para la tarde, la proyección del audiovisual Fauna y Flora del Valle de José Rodríguez Antón. Desfile por el pueblo de centenares de personas ataviadas al efecto (en ediciones anteriores llegaron a los 300 figurantes), para hacer la representación de la entrega de la Carta Puebla, acompañados de los pendones de Caboalles de Abajo, Caboalles de Arriba y Robles, y los estandartes de Orallo y Villager, grupo de tambores y cantigas medievales a cargo del grupo musical y de voces Xaleo.

El fin de fiesta, como no podía ser de otra forma, se hace con una cena. Ritual tradicional en todos los pueblos de la provincia de León, donde no hay evento que no termine de igual forma, alrededor de una mesa. Imagen que trae a la memoria siempre el final de los comics de Asteix y Obelix.

Pues dicen los expertos, que es una tradición que ya arrancó antes de la llegada de los romanos a la península hace más de 2.000 años, quienes se sorprendieron por esas celebraciones bárbaras. Quizá la tradición mejor conservada y mantenida a lo largo de la historia por los leoneses.

Para asistir a élla es necesario acudir ataviados al estilo medieval para poder disfrutar no solo de los manjares y las libaciones, sino también de la presencia y las palabras del mantenedor del acto, el pintor Manolo Sierra. Que pondrán el colofón a esta celebración recuperada tras los dos años de obligado parón.

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