León deja que la parroquia de la Plaza del Grano corte durante dos años y medio una calle sin que conste autorización

La calle Trastámara del Casco Histórico de León permanece cortada a cal y canto a causa de la valla de una obra que no se ha ejecutado.

C.J. Domínguez

Para cualquier establecimiento, como por ejemplo un bar o una peluquería, colocar un cartel de reclamo en la calle, por pequeño que sea, tiene un coste que el Ayuntamiento de León no perdona: más de 60 euros. El motivo de este cobro establecido en una ordenanza municipal es la ocupación temporal de la vía pública.

Sin embargo, la parroquia católica de Nuestra Señora del Mercado, situada detrás de la Plaza del Grano, en pleno Camino de Santiago, parece tener bula municipal. Y no para situar un cartel o una placa sino para cortar por completo toda una calle del Casco Histórico de León desde al menos hace dos años y medio sin que conste autorización alguna. Ni tampoco expediente o sanción.

Se trata de la calle Trastámara. Un recoleto callejón que une las calles San Francisco y Herreros y que en su tramo más próximo a la Ruta Jacobea a su paso por la capital linda con el solar propiedad de la parroquia de la iglesia del Grano. Se trata del solar que quedó tras el peligroso derrumbe del inmueble, ocurrido en septiembre de 2019.

Una denuncia y un derrumbe peligroso y oportuno

En aquel momento el Consistorio había recibido una denuncia de la asociación Promonumenta por permitir que se tirara la fachada del edificio en la calle Herreros, 10, desde siempre conocido como la Casa del Cura o Casa de Don Enrique (el querido párroco anterior). El inmueble albergaba entre otros servicios despachos parroquiales y sociales de la iglesia del Mercado. Por fortuna aquel el siniestro no causó heridos, a pesar de suceder un sábado a mediodía.

Desde entonces, se aceleró el proyecto de nueva construcción impulsado por el nuevo párroco, el padre Manuel Fláker, nombrado en 2017 guía espiritual del movimiento neocatecumenal, conocido como 'los Kikos' por su fundador, el leonés Kiko Argüello. Ese proyecto debería poner en pie un nuevo centro parroquial, para el que el Ayuntamiento de León otorgó licencia en noviembre de 2020 aunque el expediente número 5149 partía de 2018.

Ya en aquella fecha anterior se había fraguado otra polémica más, recogida meses después en exclusiva por ILEÓN: La Junta había levantado la mano con la parroquia para permitirles tirar por completo toda la fachada tradicional del inmueble, a pesar estar sometida a una protección añadida al hecho de lindar con el Camino de Santiago.

Permisividad para arrasar la fachada protegida

Esa fachada tenía oficialmente el nivel IV-A de protección del Casco Histórico leonés. En un primer momento, Patrimonio ordenó conservar el frontal del edificio, exactamente igual que al vecino del número inferior, también en obras de reforma. Pero dos meses después la administración autonómica cambió radicalmente de parecer y admitió el derribo de la fachada asumiendo el argumento de la parroquia del coste económico que suponía. Y cuando se intentaba tirar la fachada fue cuando se derrumbó.

Otra curiosidad muy llamativa de doble rasero institucional es que al promotor vecino, en un edificio de idéntica hechura y hasta fecha de construcción, la Junta sí le obligó a mantener la fachada completa. Su explicación, tras publicar ILEÓN también ese presunto trato de favor, es que la iglesia pidió una exención y los vecinos particulares no lo hicieron.

Con el edificio ya destruido por completo, y tras realizarse unas catas arqueológicas obligatorias en las que aparecieron varias cimentaciones de muros de piedra pero de cuyo resultado no se sabe nada públicamente, la zona se acotó de manera muy completa con altas vallas de obra.

Sin embargo, ese vallado no se ciño al solar de la antigua casa parroquial: También cerró otro pequeño solar colindante, correspondiente a otro antiguo edificio de adobe y madera, muy estrecho, y finalmente se clausuró la totalidad de la calle Trastámara.

El vallado engulló la vía pública por completo, ya que buena parte de ella quedó cortada por las chapas metálicas tanto por un lado como por otro. Apenas han librado los dos portales de los edificios de viviendas de la calle, los números 1 y 2.

Total silencio del equipo de Gobierno

La situación permanece así desde entonces, hace ya casi dos años y medio. Y no porque haya peligro alguno con las obras del nuevo inmueble, dado que tales obras jamás han comenzado y continúa el solar exactamente igual que hace todo ese tiempo.

Ante estos hechos el Ayuntamiento da la callada por respuesta. Este medio se ha interesado por los permisos solicitados por la parroquia para el cierre de la calle y la fecha en la que, de haber ocurrido así, el Consistorio se lo hubiera concedido. También por la cuantía a pagar por el uso privativo de la vía pública en este punto y si tal cuantía ha sido satisfecha por la iglesia. O en defecto de ambos trámites, a los que el Ayuntamiento obliga como es lógico a cualquier particular o empresario, si se ha abierto expediente sancionador a la parroquia del Mercado, cuándo, por qué cuantía y si está o no resuelta.

45 días después de tales consultas ante la Concejalía de Desarrollo Urbano y Patrimonio, que dirige el socialista Luis García Copete, ni un sólo dato de todos ellos ha sido respondido.

La explicación oficial ha sido en todo momento la “gran carga de trabajo” de la Concejalía y la fatal “ausencia” de varios técnicos y responsables, funcionarios de las áreas afectadas, que habría impedido consultar y transmitir la información en dos meses desde que se solicitó la información, en concreto el 25 de marzo.

Dos precedentes

Aún así, y aparte el trato de favor ya otorgado con el derribo de la Casa del Cura de la Plaza del Grano, no es nueva la permisividad municipal en esta zona en concreto. Hace un año ILEÓN publicó la impunidad con la que numerosos vehículos, entre coches particulares, furgonetas e incluso camiones de reparto, aparcaban en un lateral de la iglesia protegida, la calle Mercado que da acceso a la Plaza del Grano. Y eso a pesar de la cara presencia de señales de prohibición de estacionamiento alguno. Hay que decir que en pocas semanas, y desde entonces, apenas se puede ver ningún vehículo en la zona.

Otro precedente que recuerda al caso del cierre misterioso e injustificado de la calle Trastámara es el visto bueno municipal en otra polémica vinculada con el Camino de Santiago y la protección que se presupone a este Patrimonio de la Humanidad. Se trata de los veladores, bautizados popularmente como 'mamotretos', que instaló sobre la escalera y el empedrado de la céntrica Plaza de San Marcelo un conocido establecimiento hostelero, el restaurante Marcela.

Un velador fijo que en primer término el Consistorio denegó, con un durísimo informe del entonces jefe de la Policía Local, pero que en apenas dos meses fue cambiado por otro con el cual la Concejalía acabó autorizando lo que había denegado. Cuando los veladores de colocaron, y tras desvelar ILEÓN su afección al área de protección del Camino de Santiago, Patrimonio de la Junta sí abrió expediente sancionador por este motivo contra la empresa, el cual a estas alturas debería haber supuesto la retirada de la enorme estructura y una multa económica de una cifra que nunca se dio a conocer.

De lo primero no hay noticia: los veladores continúan y otorgan beneficios al establecimiento a día de hoy. De lo segundo, dado que han recurrido, tampoco consta oficialmente el pago de sanción de ningún tipo.

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