Las obras de San Marcos sacan a la luz la antigua estampa trasera de su convento

La fachada trasera del convento de San Marcos sin el ala de los años 60. Foto: Uribe.

Jesús María López de Uribe

El Convento de San Marcos de León es un edificio renacentista que llegó a ser sede central y cuartel general de la Orden de Santiago, conocido en toda España como una obra arquitectónica de alto nivel por su fachada. Pero por la parte de atrás era bastante más humilde, como cualquier otro convento de los siglos XVI y XVII.

Las obras de remodelación que comenzaron a primeros de este año han dejado a la luz, durante un breve tiempo, aquella fachada de aquel lugar de recogimiento que tapó el ala que se construyó en los años sesenta por el franquismo para construir uno de los Paradores Nacionales de mayor calidad (cinco estrellas) que durante todos estos años intentó tapar la vergüenza de que lo hubieran convertido en un infame campo de concentración de la Guerra Civil en una ciudad que llegó a tener entre todos sus habitantes un tercio de prisioneros.

Pero San Marcos de León había sido algo más, no se construye una fachada así porque sí. La Orden de Santiago fue creada por el rey leonés Fernando II en el Reino de León, aunque su nieto Fernando III la amplió hacia el de Castilla una vez tuvo los cetros de los dos reinos. Así que durante muchos años la urbe legionense se disputó con la ciudad de Uclés la sede de su generalato. León fue al menos dos veces cuartel general, aunque el convento conservó cuando no lo fue un estatus especial durante al menos siete siglos.

Tanto que cuando el gran poeta Quevedo (este artículo es muy interesante sobre la realidad y la leyenda de su prisión en León) se enemistó con su antaño mecenas el Conde Duque de Olivares —uno de los Guzmanes leoneses por otra parte, ya que se llamaba Gaspar de Guzmán y Pimentel (la familia de los condes de Benavente) Ribera y Velasco de Tovar— y hubo que encarcelarle, no podían hacerlo en otro lugar al ser él caballero de Santiago. Estuvo encerrado en León tres años y siete meses desde 163,9 lo que le quebrantó seriamente la salud y murió al final en otro convento en la provincia de Ciudad Real en 1645.

La fachada: un ala renacentista y una copia barroca

Si bien la estampa que se observa en la fotografía que da pie a esta historia es la de un gran convento con las paredes revocadas de cal, la más conocida es la fachada principal que todos los leoneses pensamos renacentista. Sí lo es, pero sólo en parte, porque resulta que, como se ve sobre todo en la parte de la inacabada iglesia (de estilo gótico hispano tardío, que llaman Reyes Católicos y donde se pueden ver las conchas más características de aquel primer plateresco en su portada), el edificio no quedó terminado como se planteó inicialmente.

¿Qué se sabe de la construcción de San Marcos? Pues se sitúa sobre un edificio del siglo XII, cuando la infanta Sancha Raimúndez, hermana del emperador Alfonso VII, posibilitó en 1152 la creación de una hospedería para los peregrinos del camino de santiago. Más tarde su sobrino, el rey Fernando II lo convirtió en residencia principal de la Orden de Santiago recién creada.

En el siglo XVI, el edificio medieval se hallaba en mal estado, por lo que se derribó y se realizó una nueva obra gracias a una donación de Fernando el Católico en 1514, cuenta la Wikipedia en su entrada sobre el Convento de San Marcos, pero la obra no empezó hasta ya avanzado el reinado de su nieto Carlos I. Se sabe que en 1537 se construyó el lienzo de la fachada principal del convento desde la entrada hasta la iglesia, que fue consagrada en 1541. Pero en 1566 se trasladó la comunidad de frailes a Calera y luego a Mérida y quedaron suspendidas las obras.

Sin embargo el regreso de los frailes a León en 1602 dio impulso a la continuación de la obra. En 1615 se construyó la escalera y en 1679 se concluye la parte del claustro que aún faltaba. Dentro de él hay un bajorrelieve que representa un Nacimiento de nada menos que el gran escultor español Juan de Juni, lo que indica la importancia del edificio.

Es ya en el siglo XVIII, entre 1711 y 1715, cuando se termina de levantar el lienzo entre la puerta y la torre palaciega al lado del puente de San Marcos (en esta entrada del blog 'Raigame' se puede ver un muy buen gráfico que lo explica). Cosa que han confirmado los sondeos arqueológicos de las obras de remodelación que hará pasar al Parador de 26 a 52 habitaciones.

¿Pero cómo los leoneses no nos hemos dado cuenta de que no todo el edificio es esa joya del Plateresco del que tanto nos vanagloriamos? Pues porque los arquitectos del siglo XVIII, aún siendo barrocos hicieron algo excepcional: el nuevo lienzo imitó en todo lo posible el construido en el siglo XVI, no notándose apenas diferencia artística entre ambas mitades de la fachada salvo para los expertos en Historia del Arte. Tal era la belleza del mismo que hasta los arquitectos conservaron su espíritu, cosa nada habitual ni siquiera hoy en día.

Los otros usos menos halagadores de un edificio de tal porte: caballerizas y campo de concentración

Pero las cosas no fueron bien a lo largo de los años para San Marcos. Sobre todo durante la Guerra de Independencia contra los franceses, que por supuesto se llevaron todo lo que pudieron de valor que habían conservado durante tantos siglos como importante sede de la Orden de Santiago, y principal de la provincia de León de esa congregación religiosa y militar. La leyenda asegura que las hornacinas vacías de la portada se debe a que los soldados de Napoleón se llevaron las estatuas, pero los estudiosos afirman que eso no parece que hubiera ocurrido, ya que no debió haber figuras en ellas por la falta de dinero para continuar los trabajos.

El quebranto económico fue hasta tal punto que en 1836 se extinguió la comunidad de frailes. El edificio ha tenido una historia muy convulsa, sobre todo por la cantidad de usos que tuvo desde entonces hasta que fue creado el Parador Nacional en 1964. Afortunadamente entre las buenas fue Museo desde 1869 (y también sede del Museo Provincial hasta que éste pasó al Edificio Pallares). Aún enseña valiosas obras como el conocido Cristo de Carrizo del siglo XI, la Cruz de Peñalba o el retablo de la iglesia de San Marcelo.

Para darse cuenta de que no sabían mucho qué hacer con tamaño inmueble, llegó a ser casa de misioneros y corrección de eclesiásticos, y de misiones de la compañía de Jesús; Instituto de Segunda Enseñanza; Escuela de Veterinaria, cuartel de Caballería y Parada de Sementales del Ejército; hospital penitenciario, prisión militar, y oficinas del Estado Mayor del Séptimo Cuerpo del Ejército; también alojó las oficinas del Ministerio de Guerra, de Hacienda o Educación. E incluso llegó a ser sede de la Diputación Provincial.

Por supuesto su peor uso fue el de campo de concentración durante y después de la Guerra Civil Española. Algunas fuentes apuntan que hasta 1940 fue uno de los establecimientos más duros y abarrotados de la España franquista, por el que pudieron pasar más de 6.500 personas. A día de hoy sigue siendo el más importante símbolo de represión en León (aunque hubo más cárceles en la ciudad) y parte de España y se calcula que pudieron morir 791 ciudadanos fusilados, 1.500 paseados y otros seiscientos de los que no se sabe concretamente la causa de la muerte. Es decir, casi tres mil represaliados. En este documental se cuenta su terrible historia.

Una circunstancia que con la construcción del Parador Nacional a principios de los años 60 la dictadura, que empezaba a proyectar una imagen internacional, quiso tapar. Incluso la dirección de Paradores intentaba ocultar su infame cometido durante la democracia, hasta tal punto que una página de reservas llegó a tener que devolver el dinero en 2014 a un turista alemán al enterarse que se censuraba que había sido un campo de concentración tan cruel.

El nuevo Parador, en 2020 con el doble de habitaciones

Pero es cierto que aquella época horrible, que tiene que seguir recordándose [lea aquí el especial de ILEON.COM sobre cómo comenzó la Guerra Civil en León], se fue olvidando con la importancia del Parador, que, como le pasó a la congregación de frailes antaño, fue envejeciendo hasta que fue perdiendo el hálito de ser uno de los mejores de España junto con el de Santiago de Compostela o la Alhambra de Granada.

Así que el Estado se planteó una remodelación a fondo. Y ésta empezó en diciembre de 2017 y se espera que se termine a finales de 2019 pasando de 26 a 52 habitaciones tras una inversión de 21 millones de euros. El Parador debería estar reabierto en el año 2020, y todo el mundo espera que vuelvan las obras de arte que lo caracterizaban como un impresionante Hotel Museo, aunque la propia empresa de Paradores de Turismo Nacional se niegue a entregar el listado de las obras que se llevaron de León una y otra vez, incluso con una sentencia de la Audiencia Nacional que le obliga a hacerlo.

En todo caso, cuestiones administrativas aparte, lo interesante para todos los leoneses es ir a darse un paseo por la zona del puente Martín Granizo para contemplar la estampa que sus abuelos, bisabuelos y tatarabuelos tenían del Convento de San Marcos. Porque, aún viéndose la huella del ala que se ha derribado, la estampa conserva todo el sabor de los tiempos de muy antaño.

Y no se sabe por cuanto tiempo podrán seguir disfrutándola.

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