Que te duela más que las agujetas tu ausencia a la clase de spinning

Gimnasio detalle

M.C.

Excesos durante el verano. Remordimientos. Actitud para cambiar las cosas. Los buenos propósitos siempre llegan en estas fechas, con el comienzo de curso. Pero lo más difícil es mantener 'los deberes hechos' el resto del año... ¿Cuántos son los que se apuntan al gimnasio con la mejor intención de perder esos 'kilitos' de más acumulados durante los últimos meses? ¿O para alcanzar la figura deseada?

En grupo, con algún amigo para aprovechar las ofertas, o en solitario con un plan personalizado, muchas personas realizan el primer pago, convencidos de no faltar a su cita con el gimnasio... Pero, de ese gran total, ¿quiénes son realmente los que aprovechan la tarifa? Esos que de verdad no dejan pasar los días, las semanas, incluso los meses sin haber pisado por su sala de entrenamiento, a diferencia de otros que comenzaron con muchas ganas, pero que se han dejado conquistar por la desidia de ir a coger las pesas...

Los hay que no, pero la mentalidad de la mayoría de los 'usuarios esporádicos' –los que surgen en septiembre pero pasado este mes nunca vuelven- , 'los intermitentes' –que se apuntan y desapuntan de manera habitual- y los 'ausentes' –aquellos que se apuntaron, pagaron, pero nunca más se han dejado ver por la sala de peso libre-, de los gimnasios se basa más en el dinero; en lo que cuesta 'no ir al gimnasio' habiendo pagado una permanencia. Esta regla se halla mediante la proporción directa entre la pereza de ir al centro deportivo y el gasto de cuota que se debe afrontar. Es decir, duele menos no ir al gimnasio cuanto menos te cuesta al mes, y por tanto, se suele faltar más a los que desarrollan políticas de low cost, o los que mantienen ofertas muy atractivas, que suelen ir acompañadas de compromisos de un año.

Pues bien, bajo esta premisa, un reciente estudio elaborado por Stefano della Vigna y Ulrike Malmendier, trata de demostrar que las personas que decidan entrenar en un gimnasio deberán apuntarse en el más caro de su ciudad que pueda permitirse, es decir, siempre dentro de sus posibilidades. Y la razón es sencilla, ya que de esta forma, el precio de la cuota ganará a la pereza en la ecuación que analizábamos antes.

De esta forma, según ha publicado Quartz –medio que ha dado a conocer el estudio- el usuario aumenta las posibilidades de ponerse en forma, sintiéndose culpable si no acude al gimnasio.

El más caro y los más baratos en León, ¿adiós a los remordimientos?

En nuestra ciudad la oferta de gimnasios es muy competitiva, ya que la mayoría usa fórmulas de permanencia que rebajan sus cuotas mensuales, y muchos se han adaptado a las tarifas low cost que ofrecen las grandes cadenas deportivas.

Así, el más caro, situado en la zona centro de la ciudad, tiene un precio de 55'34 euros al mes, que puede reducirse a 49'81 si el usuario asume un compromiso anual con el gimnasio. Por otro lado, el más barato, en la zona de La Palomera, tiene una cuota de 4'99 euros si la matrícula se hace durante los meses de septiembre y octubre y siempre bajo el compromiso de mantenerse como socio durante doce meses, y de 19'99 si se hace fuera de ese periodo. Aunque esta gran diferencia no sólo atañe al precio: el primero de ellos cuenta con spa, rocódromo, zona de crossfit al aire libre y una serie de servicios adicionales que completan su oferta de centro de bienestar. La estética y los detalles cuidados de este centro en concreto también lo convierten en uno de los más frecuentados por 'la élite leonesa', o por quienes 'posturean' en este tipo de ambientes. El más barato, por su parte, se trata de un 'gimnasio virtual', donde las clases colectivas no tienen presencia de monitor, que realiza su entrenamiento de manera virtual.

Relacionando los precios de los demás centros deportivos, se puede observar que los precios son bastantes similares, teniendo en cuenta que el segundo más barato, en el barrio de la Chantría, que cuenta con todas las prestaciones de cualquier gimnasio salvo piscina, cuesta 15 euros al mes.

Con piscina, la solución en el barrio de Eras, cuesta 38'25 euros mensuales, con ofertas para familias, menores de 30 años y mayores de 55 por un precio de 25'50 euros. Otro de los más populares, en el interior de un centro comercial, también dispone de tarifas low cost adaptadas a la permanencia del usuario, desde 29'90 hasta 22'90, y con ofertas esporádicas que reduce aún más la cuota.

De esta forma, y volviendo sobre las palabras del estudio analizado, para conseguir amortizar bien el gimnasio, no te deberías fijar en las ofertas, pero sí en el precio: haz cuentas, y dedica la mayor cantidad de tu economía a tu forma física. Que te duela más que las agujetas tu ausencia a la clase de spinning.

Pero recuerda, el coste del deporte en la calle sigue siendo gratis.

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