García de Celis: “Sin teléfono, sin Internet, sin médico o sin escuela no va a haber familias jóvenes en ningún pueblo”

Carlos S. Campillo / ICAL El responsable de la Reserva de la Biosfera de los Valles de Omaña y Luna, Alipio García de Celis

Elena F. Gordón/Ical

Alipio García de Celis se estrena como presidente de la Junta Rectora de la Reserva de la Biosfera de los Valles de Omaña y Luna. Leonés de 52 años dirige en la vecina capital el Departamento de Geografía de la Universidad de Valladolid. Ha publicado varios trabajos sobre Geografía Física de la comunidad, ha trabajado en equipos de investigación sobre el desarrollo socioeconómico de las comarcas deprimidas de Castilla y León y participa en la tercera entrega de un Atlas de los Paisajes Agrarios de España. Asume la dirección de un grupo integrado por los municipios de Barrios de Luna, Murias de Paredes, Riello, Valdesamario, Sena de Luna y Soto y Amío, que acaba de incorporarse. Así, con una superficie de más de 81.000 hectáreas, la de los Valles de Omaña y Luna es la segunda Reserva de la Biosfera de la Comunidad en número de ayuntamientos por detrás de la de las Sierras de Béjar y Francia, en Salamanca. Con casi todo el camino por recorrer tras una década sin demasiados logros, la Unesco aplica un correctivo a la entidad, que inicia ahora otra etapa con más voluntad y empeño, tras la aprobación de los estatutos y con el objetivo de implicar a una población envejecida y mermada.

Asume el reto de ponerse al frente de la Reserva de la Biosfera de los Valles de Omaña y Luna. ¿Qué le ha motivado a hacerlo?

En primer lugar una fuerte vinculación a esta tierra, a sus gentes y a sus paisajes, que se debe a mis orígenes -mis antepasados son omañeses-, aficiones, porque desde mi adolescencia he recorrido estos montes mochila al hombro, y a mi profesión, ya que hice mi Tesis Doctoral sobre el relieve, las formas, de estas montañas y valles, y enseño a mis alumnos muchas de las cosas que vamos a poner en práctica en la gestión de la Reserva. En segundo lugar, un sentido de compromiso con su presente y su futuro, que me llevó a aceptar la propuesta de Mari Carmen Mallo de presentarme como concejal por Murias de Paredes, y que ahora me trae hasta aquí. Y la confianza depositada en mí por los alcaldes de los seis ayuntamientos, a quienes se lo agradezco y espero no defraudar.

La Reserva acaba de recibir un dictamen desfavorable tras el examen de la Unesco por su décimo aniversario. ¿En qué cree que se ha fallado? ¿Qué tienen que hacer para corregirlo?

El Comité MaB (Man and Biosphere) ha hecho un certero diagnóstico de los problemas y las posibles soluciones. Se ha fallado en una sola -pero fundamental- cosa: hasta ahora había sido imposible acordar la puesta en marcha de un órgano de gestión. Ese acuerdo ha sido alcanzado en las últimas semanas, han sido aprobados los Estatutos de la Asociación de municipios para la gestión de la Reserva, se han establecido los cargos provisionales de la Junta Rectora, y el papeleo está presentado en el Registro de Asociaciones de la Junta. A partir de este momento, en cuanto la asociación haya sido legalizada, convocaremos una primera Asamblea General y comenzaremos a funcionar. Lo que hay que hacer nos lo marca muy claramente el informe decenal del Comité MaB: constituir el órgano de gestión (en ello estamos), rezonificar la Reserva (la zonificación inicial no se ajusta a los cambios habidos estos años), poner en marcha el Plan Estratégico (ya está redactado) y constituir los órganos de fomento de la participación pública que nos permitan comenzar a trabajar en el cumplimiento de los objetivos de toda Reserva de la Biosfera: conservación de los valores ambientales por los que fue declarada, puesta en marcha de proyectos de desarrollo sostenible, y fomento de la investigación científica.

¿Cuáles son sus principales objetivos para los próximos años? ¿Por dónde debe pasar el impulso que se pretende dar a la zona?

De acuerdo con el Plan Estratégico, el impulso debe venir del apoyo a las actividades productivas que ya existen, y que tienen que ver con la ganadería y el turismo principalmente, y con los aprovechamientos forestales de la enorme biomasa forestal que posee hoy este territorio, además de otras iniciativas, pero todas ellas vinculadas a los recursos y potencialidades del territorio, y presididas por criterios de sostenibilidad. Los objetivos tienen que ver con facilitar que las actividades ya existentes sean más rentables y sostenibles, permitan vivir mejor a sus promotores, de tal forma que hagan atractivo el quedarse a vivir en esta tierra o incluso el venirse y esa mejora debe venir de la mano de la aplicación de los principios de calidad, excelencia y sostenibilidad. Debemos tratar de conseguir que las actividades económicas existentes tiendan a la calidad y no a la cantidad, estén lo más vinculadas posible a los recursos y limitaciones del medio, y sean lo menos dependientes posible de subvenciones y ayudas, pues esa dependencia nos hace débiles ante los vaivenes políticos de Bruselas, Madrid o Valladolid.

Eduardo Margareto / ICAL Valle de Omaña, reserva de la Biosfera.

Hablamos de servicios y productos a los que hay que dar salida. ¿Cómo?

La competitividad de nuestros productos (ganaderos, turísticos, forestales y otros) debe venir de la mano de la excelencia. Debemos buscar mercados vinculados para dar salida a esos productos: debemos conseguir que las gentes de Omaña y Luna que emigraron hace cuarenta o cincuenta años, sus hijos y sus nietos, y sus amistades, conozcan que en su tierra se crían, cultivan y producen alimentos de calidad, alimentos para el cuerpo, pero también para el alma: paisajes, aires y aguas, soledades y compañías,... Todo esto no es fácil, y no tenemos recetas mágicas, pero son las líneas que nos inspiran y en las que vamos a trabajar fundamentalmente.

Los alcaldes no se mostraron muy optimistas en un reciente balance sobre la marcha de la Reserva. ¿Cómo piensa que se puede motivar a las instituciones y la población?

No estoy de acuerdo; los alcaldes son muy optimistas, si no, no estarían dando este paso de confianza y fe en el futuro de su tierra. Yo les veo muy comprometidos y luchadores, no en vano son herederos de unas gentes acostumbradas durante siglos a bregar con todo tipo de inclemencias, tanto naturales como humanas: desde el clima extremo a los señoríos saqueadores, y sus vecinos les exigen mantener vivo ese mismo espíritu. En cuanto a la implicación de la población, esa es una de las bases fundamentales de funcionamiento de una Reserva de la Biosfera, y lo tenemos muy claro: nada de lo que hagamos tendrá sentido si no es algo que parta en la mayor medida posible de abajo hacia arriba, y con la iniciativa de las gentes que viven en el territorio. Vamos a poner en marcha una estructura, que aún hay que terminar de definir, de un Consejo de Participación, o varios, que den voz, voto y protagonismo a las Juntas Vecinales, las asociaciones presentes en la zona, y los empresarios, tanto ganaderos como del sector turístico y otros.

Acaba de incorporarse el Ayuntamiento que faltaba de los que integran el territorio de la Reserva. ¿Esto supone un aliciente más?

Esto ha sido la clave para poder iniciar esta nueva andadura, sin Soto y Amío la Reserva estaría herida de muerte. Su incorporación plena nos permite constituir por fin los órganos de gestión y comenzar a trabajar. Ser Reserva de la Biosfera no es garantía de nada, pero tampoco implica más limitaciones que las que nosotros mismos nos queramos poner. Ser Reserva de la Biosfera es un mérito, una medalla que te concede la Unesco, la pertenencia a un club exclusivo en el que apenas hay dos centenares de territorios en todo el planeta que tienen este mismo reconocimiento. Saber utilizar esta marca de calidad para promover nuestra tierra, nuestros productos y nuestros paisajes, es el reto que han comprendido perfectamente los ediles de Soto y Amío y del resto de municipios. Era sólo cuestión de tiempo. Ahora hay que ponerse en marcha para intentar hacer fructificar esas oportunidades que nos brinda el hecho de ser Reserva.

El compromiso económico es fundamental. También el consenso... ¿Ve posible conciliar los intereses de todos los municipios para sacar provecho al título que les concedió la Unesco?

Los ayuntamientos han acordado ya un compromiso económico importantísimo y fundamental con el que podremos iniciar los primeros trabajos; esperemos que en el futuro inmediato otras instancias de la Administración provincial y autonómica decidan por fin integrarse, comprometerse y apoyar con medios, personal y medidas de distinto tipo el funcionamiento de las Reservas de la Biosfera, como ocurre en la vecina Asturias. En cuanto al consenso, mi experiencia en la gestión me permite encarar esta difícil tarea con un bagaje de búsqueda de acuerdos que es el que siempre me ha funcionado. Pretendo no tener que llegar nunca a tomar una decisión por votación, creo firmemente que siempre es posible encontrar el acuerdo, y adoptar las decisiones de una manera consensuada. En cualquier caso, en este sentido todo el territorio tiene necesidades, problemas y oportunidades parecidas, por lo que trabajar de común acuerdo en la búsqueda de soluciones para unos problemas compartidos no debería en principio ser difícil, por otro lado tenemos en nuestros pueblos una tradición secular de funcionamiento comunal y comunitario y de apoyo mutuo, o sea que sólo tenemos que fijarnos en cómo trabajaban nuestros antepasados y seguir su ejemplo.

Otra Reserva hermana, la del Alto Bernesga sí ha sacado adelante programas e iniciativas numerosas y diversas. ¿Existe algún tipo de colaboración entre ambas?

Por supuesto, conozco a Beni Rodríguez, la gerente de Alto Bernesga, y estamos en contacto ya desde hace meses. Ella es todo un ejemplo de excelencia en la gestión y un modelo a seguir. Me gustaría, y creo que no va a haber ningún problema, que trabajemos ambas Reservas al unísono. Esa unión de fuerzas nos beneficia a todos. Lo mismo en relación con las otras reservas vecinas: Babia y Laciana. Igualmente nos gustaría trabajar codo con codo con el resto de agentes implicados en el territorio: Cuatro Valles, o las asociaciones que promueven la recuperación del Viejo Camino, o la Cañada de la Vizana, por citar algunas.

Las Reservas defienden la armonía entre los habitantes y el entorno. En el caso de Omaña y Luna, ¿cuáles son las bazas de las que disponen para lograr ese objetivo?

Los Valles de Omaña y Luna fueron declarados Reserva de la Biosfera, precisamente, porque la relación tradicional de los habitantes con su entorno fue una relación armoniosa, basada en la aceptación de los límites y condiciones que imponía el medio, y que dio como resultado unos valores ambientales (aguas, bosques, especies faunísticas emblemáticas, paisajes,..) que han llegado hasta nuestros días gracias precisamente a que los modelos de explotación de las potencialidades que ofrecía el territorio fueron respetuosos con sus limitaciones; lo que durante dos mil años o más han hecho nuestros antepasados se llama ahora 'desarrollo sostenible'. Bien, pues la clave está en no olvidar esa cultura campesina tradicional de nuestros abuelos, porque es un 'saber hacer' aplicado a un espacio concreto: el de estos valles y montañas. No se trata de volver a lo que se hacía antiguamente, pero no podemos permitirnos el lujo de olvidarlo. Y conviviendo con quienes nos acompañan en este viaje: desde el oso y el urogallo, hasta las truchas, los robles y los bidules.

El desarrollo económico es importante para fijar población. ¿Es posible rejuvenecer estas localidades? ¿Tienen futuro y en qué?

La atonía demográfica, el debilitamiento poblacional extremo, es el primer problema que tiene ahora mismo la Reserva. La densidad en el conjunto del territorio ronda los cuatro habitantes por kilómetro cuadrado. Casi tenemos que irnos a Siberia para encontrar densidades más bajas. Pero lo más grave es el envejecimiento: de esta escasa población, la mayoría es gente mayor, que afronta ya la etapa productiva y laboral final, o directamente está ya en la jubilación. Necesitamos una revitalización demográfica. Necesitamos que los pocos jóvenes y niños no se nos vayan a vivir fuera, y necesitamos que vengan otras familias jóvenes atraídas por asentarse aquí y desarrollar su proyecto vital. ¿Es posible? Sí, rotundamente, pero ahí las administraciones locales tienen poco margen de maniobra, y este es el punto en el que pedimos un apoyo más decidido por parte de la Administración autonómica, nacional y comunitaria. Y fíjate, no pedimos dinero -que nos vendría muy bien, claro-, lo que necesitamos son dos tipos de cosas: por un lado, que se mantengan y mejoren los servicios básicos: telecomunicaciones, sanidad, educación, etc.... te lo voy a ilustrar con un ejemplo: yo no puedo ir a un pueblo a contarles no sé qué cosas de la Reserva y que me reciban diciéndome “¡déjate de monsergas: llevamos todo el verano sin teléfono!”. Tienen toda la razón. Sin teléfono, sin internet, sin médico o sin escuela no se nos va a venir a vivir ninguna familia joven.

Pero las reivindicaciones también alcanzan a otros terrenos...

Necesitamos medidas, cambios fundamentalmente de tipo legislativo, que hagan que las políticas que se aplican tengan en cuenta las peculiaridades del territorio y sean más accesibles y fáciles para las iniciativas de la gente; de nuevo te lo voy a explicar con dos ejemplos. Uno: lo que está ocurriendo con la PAC y el Coeficiente de Admisibilidad de Pastos este año; parece que Bruselas entiende que una vaca sólo puede alimentarse comiendo hierba en un prado, de tal forma que si tú, como ganadero, tienes unos terrenos que son de montaña –con rocas, en pendiente, y llenos de matorral y bosque- no puedes declararlos como terreno pastable, y por tanto te quedas sin ayudas. Eso no puede ser. Otro ejemplo: no puede ser que si un ganadero decide dar el paso de convertirse en transformador y comercializador de sus productos, convirtiendo su leche en queso y vendiéndolo, tenga que montar una instalación con tantos requisitos sanitarios como si fuese un laboratorio de biotecnología. Las políticas deben diseñarse y aplicarse teniendo en cuenta los territorios, y los requisitos legales, burocráticos y de todo tipo para montar una empresa, una iniciativa de autoempleo, hay que simplificarlos y facilitarlos al máximo.

Comienza su etapa con actividades en las que quiere dar protagonismo a los pueblos, la primera este fin de semana con sus propios alumnos...

Realizaremos unos talleres de “mapeo colectivo”, de forma simultánea en cinco de los seis ayuntamientos de la Reserva. Los van a conducir alumnos del Grado de Geografía y Ordenación del Territorio, que están formándose para poder trabajar en el futuro, entre otras cosas, como agentes de desarrollo local. Es por tanto una experiencia docente que acerca el medio rural y la universidad. Lo que van a hacer es una técnica que consiste en que los vecinos tengan delante unos mapas de su territorio cotidiano -el plano del pueblo, el mapa de los alrededores-, para que trabajen sobre él señalando cómo ven su propio espacio, qué lugares les gustan, qué lugares les disgustan, dónde hay problemas, qué cambiarían... Se trata de implicar a la gente en el diseño de su propio territorio. Es una herramienta para sentar las bases, de forma participativa, de futuras medidas de ordenación de los espacios de uso común, o del territorio en general.

¿Qué pasos inmediatos va a dar la Reserva y qué expectativas tiene sobre las metas que se puedan lograr a medio plazo?

Lo inmediato, aparte de estas pequeñas actividades que ya vamos a ir iniciando, es terminar de constituir los órganos básicos de gestión: esperar a la legalización formal de la Asociación, convocar una primera Asamblea General, ratificar la composición de la Junta Rectora, y tomar las primeras decisiones formales. Las expectativas a medio plazo se centran en cumplir las recomendaciones que nos hace el Comité MaB en el informe decenal: acometer la revisión de la zonificación de la Reserva, poner en marcha el Plan Estratégico, y sentar las bases de los órganos que den vida a la participación activa de todos los sectores implicados en el día a día de la Reserva: ganaderos, empresarios de los sectores de hostelería y turismo, asociaciones, grupos de acción local, etc. De tal forma que la siguiente evaluación, en un horizonte quizá de cinco años, lo pasemos con nota. Nos parece importante también que el emblemático centro de interpretación que tiene la Reserva, una de las grandes actuaciones y logros de estos diez años previos, la Casona de Murias de Paredes, podamos culminar su rehabilitación y acondicionamiento, rematando el convenio existente, que está pendiente de finalizar debido a las restricciones que hubo hace años con los Fondos Miner. Es un magnífico referente e imagen de la Reserva, y es importante verlo culminado y en pleno funcionamiento.

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